El Metropolitano se engancha a la Liga

El Madrid provoca que ambos equipos cambien sus campos en la primera mitad, lo que adelanta el reencuentro entre Courtois y el fondo sur tras todo lo ocurrido en el derbi liguero la temporada pasada. Después de los habituales pitos al belga, comienza el partido y la primera celebración llega con un envío fallido del meta madridista. Vinicius, que pelea con su compañero por ser el mayor objeto de la crítica rojiblanca, recibe su primer balón a los tres minutos, pero la reacción del Metropolitano se queda lejos de la brindada a Courtois. Crece, sin embargo, durante los encontronazos que se producen entre el brasileño y Giuliano, además de con Koke.

Con la vista sobre el balón, el tempranero tanto de Le Normand levanta a una grada todavía en proceso de asimilar la comida ingerida minutos antes. Lo que da paso a un ambiente, ahora sí, de derbi. Logra Mbappé silenciar el feudo colchonero con el empate, aunque en el tanto de Arda Güler es el Metropolitano el que avisa de lo que está por venir. Le Normand convierte un despeje asequible en un regalo al Madrid y la afición rojiblanca reacciona con desánimo, unos segundos antes de que el turco les dé la razón culminando la remontada blanca.

Minutos antes, es Sorloth quien provoca la desesperación del personal. Su estilo frío y pausado a menudo bordea con la desgana, con no meter el pie o no pelear un balón, algo que la grada no perdona y provoca unos ligeros pitos contra el noruego. Se resarce el ariete nórdico antes del descanso, en un tramo final de la primera mitad en el que el gol anulado a Lenglet por mano reactiva a la afición colchonera. Sorloth iguala el encuentro con un cabezazo marca de la casa, lo que desata una faceta eufórica y desconocida en el noruego. Un ímpetu que cerca está de costarle un disgusto, ya que acude a celebrarlo metido en la grada teniendo un amarilla, aunque para su fortuna Alberola Rojas opta por mirar para otro lado.

Fue Julián Álvarez quien llenó de moral a su afición con la remontada ante el Rayo y es el argentino el que desata una segunda mitad de ensueño en el Metropolitano. Un doblete que provoca un ambiente atronador en cada acción, desde una presión de Llorente que lleva al despeje de Huijsen hasta los cambios, como la salida de un coreado Sorloth que cambia los pitos por una ovación masiva. Está el encuentro casi sentenciado, pero Simeone le pide el último empujón a una grada, que se lo brinda encantada, y a su equipo, que completa la manita en descuento con el gol de Griezmann. Una tarde de ensueño para la Madrid rojiblanca que le permite engancharse a la Liga y presumir hasta el próximo derbi, diga lo que diga la clasificación, de quién manda en la capital.