Crítica de 'LocaMente' (***): Pensamientos que hablan mientras Eros trabaja

Varios personajes están en la 'sala de mandos' y discuten, proponen y vuelcan sus opiniones sobre el modo de proceder de la pareja ante su primera cita, un hombre separado y con una hija adolescente y una mujer soltera que lo ha citado en su casa. La inseguridad, la racionalidad, la pasión, el romanticismo, la sinceridad, el cálculo... Todos esos ingredientes que hablan y quieren imponerse los usa el guionista y director Paolo Genovese en un rítmico y gracioso 'dentro y fuera' que anima y divierte lo que es una película con una sola situación en un solo espacio. Hay que decir que Genovese tiene práctica en este tipo de películas que se enredan sin moverse del sitio, pues hizo la ingeniosa 'Perfectos desconocidos', que Álex de la Iglesia rehizo en España con notable acierto.

Realmente, Genovese no tiene grandes pretensiones reflexivas acerca de la pareja y su enamoramiento, y todo lo que ocurre entre ellos (y piensan mientras tanto) está dentro de una lógica elemental y cualquier espectador tiene en el interior de su mente los personajillos adecuados para entenderlo. No hay, digamos, profunda filosofía, pero sí diálogos jugosos y un entretenido juego de malicias, sensibilidades y expectativas. A la pareja protagonista, es decir los personajes 'reales', la interpretaEdoardo Leo y Pilar Fogliati, que no son la cúspide del carisma, pero se las arreglan para que su interpretación esté llena de los matices que les ordenan desde su cabeza. Tienen más gracia, desde luego, el grupo de actores y actrices 'irreales' que componen las tramas mentales, con descaro, con pudor, con sutileza o con vulgaridad.

En cualquier caso, y entre el millón largo de historias de amor 'in progress' que se han hecho en el cine, pues esta aporta un singular granito de arena, o de cal si se prefiere.