Un obispo español defiende la victoria de Djokovic ante Alcaraz «por la blasfemia acontecida en la ceremonia inaugural» en los Juegos Olímpicos

Un Nole muy emocionado, entre lágrimas de felicidad cuando selló su victoria, comenzó a santiguarse y a agradecer a Dios su destino deportivo.

Una fe, la de Djokovic, que siempre le ha acompañado, de la que siempre ha hablado abiertamente y que no ha pasado desapercibida.

Así, el obispo de Orihuela, José Ignacio Munilla, quiso destacar especialmente esta faceta del tenista, en contraposición con la muy criticada ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París que muchos calificaron de blasfema por sus representaciones de la Última Cena de Da Vinci.

Una puesta en escena que generó mucha polémica en el momento de producirse y que llevó, incluso, a la organización a pedir perdón a aquellos que se hubieran sentido ofendidos.

Así, el prelado Munilla, ha querido ensalzar la muestra de fe católica de Djokovic: «Nos hubiese gustado que ganase Alcaraz, pero ha ganado quien debía de ganar para dar gloria a Dios y hacer el acto de reparación por la blasfemia acontecida en la ceremonia inaugural olímpica», escribió en X, en un mensaje que acumula miles de reacciones.

Tras el partido, el propio Djokovic, que casi siempre compite con una cadena con una cruz al cuello, agradeció a Dios de nuevo el haber conquistado su medalla más deseada:

«Doy gracias a Dios por darme su misericordia, por darme esta bendición y esta oportunidad. Nada es imposible cuando se tiene fe».