La soledad de Maduro y los amigos invisibles
Han pasado seis años desde la deslucida toma de posesión de Nicolás Maduro en 2019, manchada por unas elecciones que no fueron reconocidas ni por la oposición ni por buena parte de la comunidad internacional. Tan fea se presentaba la situación que el "hijo de Chávez" invitó a los presidentes de Abjasia, Raul Khajimba, y de Osetia del Sur, Anatoli Bibílov, satélites rusos no reconocidos por la ONU, para hacer bulto en la Asamblea Nacional y darle un color pintoresco a la gala chavista.
Para la coronación fraudulenta de hoy la situación es aún peor. De la región suramericana, de la que forma parte Venezuela, no asistirá ni un solo presidente, cuando en 2019 al menos estuvo presente el boliviano Evo Morales, perseguido hoy por sus correligionarios políticos por sus escandalosas relaciones con niñas menores de edad.
Es precisamente esta situación de debilidad institucional la que ha provocado, al menos oficialmente, la ausencia del mandatario Luis Arce, quien sí estuvo presente en diciembre en el último encuentro revolucionario en Caracas. El presidente boliviano enviará una delegación, al igual que Colombia y Brasil, que estarán representados por sus embajadores.
En el forcejeo político entre Gustavo Petro y su canciller, Luis Gilberto Murillo, ganó el presidente, con críticas suaves y a regañadientes contra una revolución que admiró durante muchos años. De poco ha servido que el 90% del país aborrezca la figura de Maduro ni que 200 organizaciones y activistas de derechos humanos se hayan dirigido al mandatario para que no envíe representación a la investidura. Su solidaridad ideológica y supuestos intereses nacionales parecen pesar más que el fraude masivo y las vulneraciones a los derechos humanos.
"En su momento, retiramos nuestro embajador en Venezuela como protesta por los atropellos contra la democracia y contra los colombianos. El gobierno de Petro está en mora de hacer lo mismo como acaba de hacer Chile", espetó a Petro el expresidente Juan Manuel Santos. El gobierno de Santiago de Chile no sólo decidió retirar a su embajador. En las últimas horas, el mandatario Gabril Boric disparó a Maduro donde más le duele: "Desde la izquierda política les digo que el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura".
Recapitulando: seis países sudamericanos están claramente enfrentados al régimen bolivariano (Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador, Perú y Paraguay) faltarán a la cita y tres amigos invisibles acudirán a apoyar a Maduro sin manchar la imagen de sus presidentes (Colombia, Brasil y Bolivia).
En el resto de la región, México y Honduras repiten posturas parecidas al trío sudamericano, incluso la presidenta Claudia Sheinbaum sumó sin reparos a Venezuela y Cuba al supuesto frente progresista mayoritario en la región. "Irá un representante a la toma de protesta (el embajador), no vemos porqué no deba ser así, le corresponde a los venezolanos decidir", aseguró la presidenta mexicana pese a que Maduro cayó derrotado en las urnas por más de cuatro millones de votos.
Para sorpresa de los observadores, el nicaragüense Daniel Ortega no acudirá en persona a Caracas, pero eso no pone en duda su apoyo absoluto a Maduro. Lo mismo ocurre con Cuba, que pese a no estar anunciado oficialmente se espera la lleva a la capital venezolana de Miguel Díaz-Canel, que ya estuvo en 2019.
Europa, por el contrario, ha decidido de forma unánime no participar en el fraude chavista de este histórico 10 de enero. Así lo confirmó también el gobierno español. "Esta decisión europea, que no es para nada maximalista o radical, es lo único congruente ante el zarpazo de Maduro. Los presidentes Lula, Sheinbaum y Petro quedan así más expuestos en sus incoherencias (Brasil y Colombia) y complicidades (México) con el régimen venezolano", profundizó el historiador Armando Chaguaceda.
Rusia, con el presidente de la Duma Estatal, y China tampoco faltarán a la coronación del "presidente pueblo" con distintas delegaciones, así como distintos países del Caribe, siempre cercanos a Venezuela para beneficiarse del mecanismo petrolero de PetroCaribe.