Los cazas de Trump tardarían solo 25 minutos de Puerto Rico a Caracas

Entre Caracas y la base norteamericana Ramey en Aguadilla, al sur de Puerto Rico, donde han llegado este fin de semana los temibles superbombarderos F-35, medían apenas 450 millas náuticas, –unos 800 kilómetros–, una distancia que toma menos de media hora en cruzar los cielos caribeños en caso de responder a «la provocación» de los dos audaces pilotos venezolanos de F-16, que son los únicos con los que cuenta el régimen chavista, según analistas militares.

En su operación antinarcótica caribeña, el Gobierno de Trump decidió reforzar su flota de los destructores militares y submarinos con el envío de 10 de los cazas F-35 y de Unidades Blindadas Anfibias al sur de Puerto Rico para derribar cualquier vehículo que atente contra los barcos de EE.UU. Ha declarado a Maduro como el cabecilla del narco cartel de los Soles.

Esta semana la fuerza de Estados Unidos destruyó una lancha de narcotraficantes, matando a 11 miembros de la embarcación que procedía de la población San Juan de Unare en el Estado Sucre, al extremo oriental de Venezuela.

En el fin de semana, Nicolás Maduro también se ha declarado en pie de guerra permanente en franco desafío a las acciones antinarcóticas de EE.UU., alistando a los milicianos jubilados y pensionados, el quinto componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Además, activó a su menguada flotilla de F-16 y los rusos Sukhoi, y aceitó la maquinaria de tanques y lanzamisiles de racimo tantos rusos como chinos para enfrentar a los marines de Estados Unidos.

La sensación de los marines

La llegada de los pilotos de los F-35 y el desembarco de los 1.000 efectivos que integran la 22 Unidad Expedicionaria de Marines de EE.UU. a las playas al sur de Puerto Rico ha causado una gran sensación a los habitantes de la isla, en medio de la creciente tensión entre EE.UU. y Venezuela.

Los visitantes de la zona turística de las playas de Aguadilla y de El Faro de Arroyo ,al sur de la isla, han registrado en sus cámaras el desembarco de las dos primeras grandes unidades anfibias, portando en su interior vehículos blindados, acompañadas de 6 helicópteros, que se han vuelto virales en las redes sociales.

Varios de los marines de la base norteamericana que patrullan la zona en grupos se acercan a los restaurantes de comida rápida. En algunas areperas venezolanas de la isla prueban la tortilla de maíz rellena para familiarizarse con el platillo típico nacional. Y cuando le preguntan sobre lo que van a hacer en Venezuela responden en inglés: «no comments».

Sin embargo, otros marines de fuerte contextura que hablan español, añaden algún detalle de sus maniobras: «la cosa va en serio», refiriéndose al destino de su fuerza, según revelaron a ABC en la arepera venezolana de la isla boricua.

La gobernadora de Puerto Rico, Jennifer González Colón, afirmó que el desembarco de las unidades blindadas y la flota de los cazabombarderos forman parte de los acuerdos de cooperación con Estados Unidos que permiten los ejercicios militares en la isla.

El alcalde del municipio Arroyo, Erick Bachier Román, aseguró que es la primera vez que el contingente militar del Pentágono enviado es tan «grande», alegando que «llegaron sorpresivamente» a la isla.

Los preparativos para enfrentar un hipotético desembarco de los marines en Venezuela contrasta con el insólito armamento que dispone el régimen chavista para apertrechar a los milicianos. El ex ministro de Agricultura y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, ilustró por televisión (VTV) el arma con la cual los venezolanos pueden combatir a los marines.

«Con esta tusa –mazorca de maíz– pueden meterla en las ruedas de los vehículos de doble tracción y tanquetas norteamericanas y así los inmovilizan. También pueden ponerlas en las turbinas de los motores de los aviones para paralizarlas y pegarlas a las cabezas de los pilotos», dice el ex ministro Castro que también es un militar y piloto.

Por su lado, Maduro vestido de traje militar de campaña se presenta todos los días visiblemente nervioso, haciendo transmisiones en cadena de radio y televisión desde los salones de Miraflores, rodeado del alto mando militar, alegando que su Gobierno combate el narcotráfico e invita al presidente Trump para hablar con él y retirar la flota del Caribe.