Barnier presenta los presupuestos más austeros del macronismo

El nuevo Gobierno francés ha presentado este jueves los presupuestos para este año, los más austeros desde que Emmanuel Macron es presidente, y también los más antimacronistas, pues incluyen recortes y subidas de impuestos por primera vez en siete años, con el fin de atajar el déficit disparado del país.

Son unos presupuestos de austeridad, encaminados a corregir la deriva de las cuentas públicas, que, dice Barnier, es "la espada de Damocles para Francia". El país ha ido corrigiendo al alza sus propios objetivos de déficit. En la segunda economía de la eurozona, se espera que este alcance el 6,1% del PIB este año. El pasado ya fue del 5,5%. Barnier quiere reconducirlo al 5%.

"Sin medidas, el déficit público habría alcanzado el 7% del PIB en 2025", dice el texto. Francia es, tras Grecia e Italia, el país con más deuda de Europa. El crecimiento para este año se prevé que sea del 1,1%.

La ley presentada hoy incluye un recorte de 60.000 millones de euros, de los que dos tercios, 40.000 millones, son de ahorro en gasto público. Este representa el 57% del PIB en Francia. Otros 20.000 millones del esfuerzo viene por subidas de impuestos a las clases altas y las empresas con más beneficios.

Contemplan impuestos a las empresas con beneficios superiores a los 1.000 millones, que permitirá recuperar unos 8.000 millones, así como a los hogares con más ingresos (calcula la ley que serán unos 65.000), en concreto los que los tengan superiores a 250.000 euros y 500.000 si es una pareja. Este "esfuerzo extraordinario" se hará durante dos años.

En el caso de las empresas, las que tengan beneficios de entre uno y tres mil millones de euros pagarán una tasa de 20,3% el primer año y del 10,6% el segundo. Para las que tengan beneficios superiores a 3.000 millones pagarán una tasa del 41,2% el primero año y luego del 20,6%.

Hay además una serie de medidas, en la letra pequeña, que afectan al resto de hogares más modestos, como la idea de retrasar seis meses la revalorización de las pensiones.

Es una ruptura con el macronismo, pues las cuentas van en la dirección contraria a lo que ha estado defendiendo Macron, que no ha querido subir tasas y ha aligerado las cargas fiscales a las empresas. El Tribunal de Cuentas, Pierre Moscovici, ha dicho que el desfase del déficit "es inédito".

"Es un camino de responsabilidad, lo digo muy claramente, es un camino que excluye cualquier expolio fiscal y cualquier cura de austeridad. No hay ambigüedad al respecto. nosotros no reconduciremos las cuentas frenando el crecimiento", ha dicho el ministro de Finanzas, Laurent Saint Martin, del partido Renacimiento, el de Macron.

"Escuché muchas líneas rojas. Yo solo tengo una. Lo único que hay que hacer es enderezar las cuentas. Será mi único objetivo. No acepté ser Ministro de Presupuesto y Cuentas Públicas para defender o avalar trayectorias insostenibles. Estoy aquí con una misión, que es para rectificar las cuentas porque es necesario", ha dicho.

La semana que viene se empieza a debatir el proyecto presupuestario en comisión en la Asamblea, que tras las legislativas del pasado julio quedó dividida en tres bloques, ninguno con mayoría. La supervivencia del Ejecutivo depende de que el partido de extrema derecha de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional, decida apoyar con sus votos una moción de censura para tumbarlo.

El Gobierno tiene complicado encontrar apoyos y estas cuentas ya tienen la oposición del bloque de izquierda (agrupado bajo el Nuevo Frente Popular), que critica los recortes en el gasto público, pero también de los macronistas que integran el propio Gobierno, que se oponen a subidas de impuestos. Reagrupamiento Nacional también ha dicho que no lo apoyará. El Parlamento tiene para discutirlo hasta el 21 de diciembre. Si no recaba apoyos, el Gobierno podría aprobarlos a través del artículo 49.3 de la Constitución que permite sacarlo adelante sin voto