En concreto, se trata de 16 alojamientos tipo 'coliving' de protección pública destinados al alquiler en régimen especial, que se situarán en una parcela de titularidad municipal en el paseo Juan Carlos I, en la zona más próxima al puente de la Barqueta. Las viviendas, ocho ubicadas al sur y las otras ocho al norte del edificio existente, serán energéticamente eficientes y particularmente asequibles para todas aquellas personas que no pueden hacer frente al elevadísimo precio que hoy día tienen gran parte de los alquileres.
Ahora bien, ¿en qué consiste una vivienda 'coliving' y qué diferencias presenta respecto a un inmueble convencional o, dentro de las viviendas públicas, a una de protección oficial (VPO)? El anglicismo puede hacer pensar que se trata de una opción muy innovadora, pero este tipo de pisos cada vez más populares se basan en una premisa que no es nueva ni mucho menos, y a la que numerosas personas están habituadas: compartir piso.
Vivir en comunidad repartiendo gastos
El fenómeno del 'coliving' o 'cohousing' ganó especial impulso a partir del año 2020 con la pandemia del covid-19 y los efectos que esta tuvo para la economía, pero su característica principal es algo que muchos llevan practicando décadas, y no precisamente por gusto. En resumidas cuentas, se trata de vivir en un piso compartido, teniendo una habitación privada dentro de unas zonas y servicios comunes con otros inquilinos, entre los que se incluyen desde los más básicos, como comedor, cocina y cuarto de baño hasta otros como biblioteca, gimnasio o piscina en el caso de opciones más completas y, por tanto, caras.
Surgido en Estados Unidos como «solución habitacional» para tratar de dar una alternativa a los jóvenes que se las ven y se las desean para emanciparse y encontrar una vivienda en la que residir, pronto se ha instalado en nuestro país, abanderándose en algunos casos como la salvación para las personas que no pueden permitirse pedir una hipoteca o pagar un alquiler en solitario. Es decir, su éxito se debe a que los precios están por las nubes y la oferta inmobiliaria es escasa.
Entre las particularidades y puntos fuertes que aportan los defensores de este modelo de vivienda se encuentran que fomenta una mayor socialización, convivencia e incluso la creación de una comunidad entre los habitantes del inmueble en unos tiempos en los que la vida cada vez es más individualista y solitaria, tanto en lo profesional como en lo personal. Además, los servicios incluidos dentro del paquete de estas residencias compartidas a veces son amplios y atractivos, y se erigen, como ha señalado el Ayuntamiento de Sevilla, como viviendas sostenibles y energéticamente eficientes.
Vivir en un 'coliving' o en una VPO
No ocurrirá con las viviendas de este tipo que sean de titularidad pública, como las que Emvisesa va a levantar en el entorno de la Barqueta, pero algunas empresas están aprovechando el concepto aparentemente moderno y ventajoso del 'coliving' para subir los precios justificándose en la «experiencia única» que aporta, los «vínculos y sinergias» que crea entre los inquilinos y las comodidades que supone esta forma de vida. Así, en algunas grandes ciudades como Barcelona, donde acceder a una vivienda de protección oficial (VPO) es harto complicado por la colosal demanda, vivir en un 'cohousing', cuya principal virtud a priori es su carácter más económico, tampoco sale barato.
En Sevilla, el Consistorio está ampliando la oferta de VPO empezando por los nuevos barrios que se están construyendo como respuesta a la gran demanda de este tipo de pisos a precios más asequibles en la capital hispalense. Sin embargo, hay casos en lo que los propios usuarios, sobre todo los que no viven en pareja, siguen viendo dificultades para afrontar esta posibilidad ―para la que hay bastante más demanda que oferta― y optan por compartir pisos de alquiler. Ocurre con estudiantes, divorciados sin recursos, emigrantes retornados y con otros muchos perfiles de personas que pueden ver en el 'coliving' la solución. Una alternativa vista con buenos ojos tanto por el gobierno socialista de Juan Espadas como por el del popular José Luis Sanz.
Sin embargo, tal y como se ha mencionado, este formato llamativo y fresco en apariencia que también presenta ciertas ventajas acaba convirtiéndose en muchos casos en poco más que la romantización de la precariedad. La resignación de jóvenes y no tan jóvenes ante la certeza de que no pueden irse a vivir solos y únicamente pueden plantearse salir del hogar familiar compartiendo piso.