Feijóo y el lío con Alberto Nadal
La corrupción en el Gobierno de Pedro Sánchez ha regalado al PP la mejor baza que podía recibir para catapultarse a la Moncloa. El problema es que, para poder jugarla a lo grande, Feijóo necesita convencer de que es una alternativa real contra la corrupción. Ya le pesaban en contra las causas de financiación irregular de la época de José María Aznar y ahora le ha estallado el caso Montoro. Desde la tolerancia cero hacia la corrupción la pregunta es: ¿hay que expulsar a todo aquel que haya trabajado con un corrupto cuando no hay indicios que apunten a que también lo es?
Feijóo ha decidido que no y por eso mantiene a Nadal. Hay tres datos cruciales. El primero, que el nuevo vicesecretario del PP fue secretario de Estado de Presupuestos y no de Hacienda, siendo esta última la que cocinó las reformas supuestamente corruptas.
El segundo dato es que antes de trabajar a las órdenes de Montoro, Nadal había sufrido en sus carnes, como secretario de Estado de Energía de José Manuel Soria, varias jugadas del exministro de Hacienda para imponer reformas fiscales en el sistema energético. En 2014, la bajada del impuesto sobre la electricidad a las compañías gasistas cuando no había criterios técnicos que la avalaran. En 2012, poco antes de la llegada de Nadal a Energía, la intervención para que no se rebajaran las subvenciones a las renovables.
El tercer dato, y relacionado con el segundo, es que Montoro no quería a Nadal dentro de Hacienda. El economista se ofreció sin éxito al exministro antes de la formación del Gobierno de 2016 y fue Mariano Rajoy el que impuso su nombre para Presupuestos.
Quizá Feijóo no se acabe chamuscando la mano con Nadal pero el caso Montoro está agostando la imagen de su nuevo hombre fuerte económico. Y una vez más, y a pesar de tener argumentos, Génova no está sabiendo gestionarlo.