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En su discurso en tres idiomas, el Pontífice les ha pedido que con «la verdad y la belleza» de sus mensajes de fe en redes sociales hagan pedazos «la lógica de la división y de la polarización; la lógica del individualismo y del egocentrismo», «la lógica de las fake news y de la frivolidad».
La idea es que contribuyan a sembrar la paz entre las personas, que vigilen para «que la cultura siga siendo humana», que no se limiten a «crear contenidos sino a crear encuentros entre corazones», y que «ningún filtro» apague la voz de los débiles en la sociedad. Les ha aconsejado también que se interroguen sobre «la autenticidad de lo que dicen, su capacidad de escuchar y de hablar, y su capacidad de comprender y de ser comprendidos».
«Cuánta necesidad de paz tenemos en este nuestro tiempo desgarrado por las enemistades y las guerras», ha comenzado León XIV. Luego ha recordado que la paz no surge por casualidad, «hay que buscarla, proclamarla, compartirla en todas partes; tanto en los lugares dramáticos de la guerra, como en los corazones vaciados de quienes han perdido el sentido de la existencia y el gusto por la interioridad, por la vida espiritual». Por eso, les ha encomendado que intenten llevarla «allí donde haya un corazón que espera, un corazón que busca, un corazón que necesita; hasta los confines de la tierra, hasta las fronteras existenciales donde no hay esperanza».
También les ha solicitado su colaboración para que la fuerza de las redes sociales no ahogue el factor humano de las relaciones. «Nos encontramos en una nueva cultura, profundamente caracterizada y formada por la tecnología. De nosotros depende -de cada uno de ustedes- que esta cultura siga siendo humana». Según León XIV, «nada que proceda del hombre y de su creatividad debe utilizarse para menoscabar la dignidad de los demás. Nuestra misión -vuestra misión- es alimentar una cultura de humanismo cristiano, y hacerlo juntos, en red». Significa que su tarea no se puede limitar a «generar contenidos» para conseguir likes en Instagram, sino en a «ir al encuentro de los que sufren y necesitan conocer a Dios, para que puedan curar sus heridas, recuperarse y encontrar sentido a sus vidas».
«Hoy nos encontramos inmersos en una cultura en la que la dimensión tecnológica está presente en casi todo, sobre todo porque la adopción generalizada de la inteligencia artificial marcará una nueva era en la vida de las personas y de la sociedad. Es un reto que debemos afrontar: reflexionar sobre la autenticidad de nuestro testimonio, sobre nuestra capacidad de escuchar y de hablar, y sobre nuestra capacidad de comprender y de ser comprendidos. Tenemos el deber de trabajar juntos para desarrollar una forma de pensar y un lenguaje, de nuestro tiempo, que dé voz al Amor».
Hablando en español, el idioma de la mayoría de los participantes les ha propuesto «construir redes». «Redes donde se pueda reparar lo que ha sido roto, donde se pueda poner remedio a la soledad, sin importar el número de los seguidores, sino experimentando en cada encuentro la grandeza infinita del Amor. Redes que abran espacio al otro, más que a sí mismos, donde ninguna «burbuja de filtros» pueda apagar la voz de los más débiles. Redes que liberen, que salven. Redes que nos hagan redescubrir la belleza de mirarnos a los ojos. Redes de verdad. De este modo, cada historia de bien compartido será el nudo de una única e inmensa red: la red de redes, la red de Dios».
«Sed agentes de comunión, capaces de romper la lógica de la división y de la polarización; del individualismo y del egocentrismo. Centraos en Cristo, para vencer la lógica del mundo, de las fake news y de la frivolidad, con la belleza y la luz de la verdad».
«Gracias por todo el bien que habéis hecho y hacéis en vuestras vidas, por los sueños que lleváis adelante, por vuestro amor a Jesús y a la Iglesia, por la ayuda que prestáis a los que sufren, por caminar por los caminos digitales», les ha despedido.
Entre las personas que ha saludado en primera fila estaba la religiosa nicaragüense afincada en España, Xiskya Valladares, con quien trabajó en el Sínodo de obispos del pasado mes de octubre.