El último libro de Lambán, tributo a sus orígenes y al rural aragonés: «Lo escribió en paz y lo disfrutó»

El libro, titulado 'La reforma agraria en Aragón (1931-36)', nace de la tesis doctoral del político socialista, con la que se doctoró en Historia en la Universidad de Zaragoza en 2014 con la calificación 'cum laude'. Estuvo en torno a diez años consultando documentación y no fue hasta su salida del Gobierno autonómico cuando comenzó a trasladarla a esta publicación. Lo contaba también en sus memorias.

Se trata de una versión «un poco reducida y reelaborada» de este trabajo, explicó a la agencia Ep el catedrático de Historia Contemporánea Alberto Sabio, que dirigió la tesis. La publicación está editada por Doce Robles y su editor, Javier Lafuente, señaló que Lambán quería traducirla en un libro más accesible, incluyera fotografías y, en definitiva, no fuera sólo «para estudiosos».

La viuda remacó también que el expresidente de Aragón pretendía con esta publicación «rendir culto a la verdad contrastada» para evitar la deriva actual «de tergiversación de la historia». Agradeció la «empatía» recibida desde la muerte de Lambán, especialmente a su sucesor, Jorge Azcón. «Tú sabes que por muchas otras cosas», pese a «discrepancias» y «encontronazos» en vida.

El libro, en última instancia, tiene como destinatarias a sus dos nietas. «Ojalá les sirva», escribió para que estén «orgullosas de su pasado» y entiendan el futuro, sabiendo que convivencia y democracia van indisociablemente unidas, con independencia de si se milita en la izquierda o en la derecha.

De izq. a drcha., Mar Vaquero, Rosa Bolea, Jorge Azcón y Marisa Lázaro. Lambán dedica el libro a sus nietas fabián simón

Al acto, presidido por la rectora, Rosa Bolea, acudieron exconsejeros de los gobiernos de Lambán, como Mayte Pérez, Vicente Guillén, Joaquín Olona, Sira Repollés, Felipe Faci, Carlos Pérez Anadón o Sebastián Celaya; el presidente de la Diputación de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero; la alcaldesa de Ejea de los Caballeros y vicepresidenta provincial, Teresa Ladrero; exdirigentes del partido como Javier Sada o Ramón Tejedor; una nutrida representación de diputados autonómicos del PSOE, encabezados por el portavoz, Fernando Sabés, la portavoz adjunta, Leticia Soria, o su exnúmero dos, Darío Villagrasa; o varios concejales en el Ayuntamiento de Zaragoza, liderados por la portavoz, Lola Ranera.

También asistieron la vicepresidenta autonómica, Mar Vaquero, y el consejero de Agricultura, Javier Rincón, así como otros representantes de la sociedad civil como el secretario general de UGT Aragón, José Juan Arceiz; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), Juan José Carbonero, y el de la Audiencia de Zaragoza, Alfonso Ballestín, o el historiador Julián Casanova, entre otros.

En la tesis del expresidente fructifica una semilla de la infancia, que proviene de conversaciones con su padre en torno al gran protagonismo de los terrenos comunales en su localidad natal, Ejea de los Caballeros, y en el conjunto de la Comarca de las Cinco Villas.

A la influencia paterna se une su experiencia como alcalde de Ejea (2007-2014), ya que el municipio tiene 17.000 hectáreas de monte comunal, que supone «un soporte fundamental para su hacienda local».

Sabio dijo que la tesis recoge también una defensa del municipalismo, ya que valoraba mucho que la República se propusiera revertir el «expolio» de las tierras heredado del Antiguo Régimen, además de ser una forma de recuperar la vitalidad de las entidades locales, muy mermadas por la desamortización. Realiza una radiografía de la sociedad aragonesa de aquellos años, recogiendo tanto a aquellos que estaban a favor de la reforma agraria como a los que estaban en contra, a través de la consulta de las actas de los debates parlamentarios, los archivos o la prensa de la época.

Así, distingue dos patas principales en la reforma. Por un lado, el registro de propiedades expropiables -incluido en un anexo específico-, que sitúa a la provincia de Zaragoza como la segunda con mayor superficie en manos de la alta nobleza, sólo detrás de Cáceres; y, por otro, los bienes comunales.

Todo ello con referencias a intelectuales como Joaquín Costa, Miguel de Unamuno o Manuel Azaña -del que era admirador- y aportando «un dibujo bastante completo» al aunar la parte jurídica, la histórica y la de las actuaciones que efectivamente se realizaron.

El catedrático resaltó el énfasis que hace Lambán en la defensa del legado de los técnicos del Instituto de Reforma Agraria de la Segunda República, aunque al mismo tiempo lamenta que no se prestara más atención a la casuística de Aragón, al asimilarla al resto de la España septentrional, cuando hay zonas en las provincias de Zaragoza y Huesca, como las Cinco Villas, en las que la estructura de la propiedad de la tierra tiene más similitudes con el sur peninsular.

En ese sentido, en Aragón predominaba sobre todo el pequeño o «ínfimo» propietario que necesitaba completar su renta trabajando en tierras de otro, si bien no había tanta presencia de jornaleros como en Andalucía.

Por tanto, el primer Gobierno de la Segunda República plantea esta reforma por la «necesidad de equilibrar las relaciones de poder», con un carácter netamente reformista y pensada para evitar levantamientos campesinos. Sin embargo, no pudo evitar un golpe de Estado como el de 1936, propiciado en parte por el rechazo de los grandes terratenientes nacionales, que quieren mantener a toda costa el 'statu quo' anterior.

Sabio recordó que, en 1933, llega un gobierno de derechas, por lo que la reforma agraria sólo empieza a aplicarse en lo que respecta a la tierra -sí que lo hace en otros aspectos como las condiciones laborales- tras las elecciones de febrero de 1936, ganadas por el Frente Popular. En ese corto periodo de tiempo, destaca la gestión «bastante racional» de estas tierras, con unos agricultores que perseguían la innovación técnica e introducían nueva maquinaria, abonos o fitosanitarios, con el objetivo de aunar los criterios económicos con los sociales.

«Infatigable»

«Mereció la pena», resumió Alberto Sabio, en referencia a los años que compartieron en la elaboración de la tesis. El expresidente autonómico fue un trabajador «muy concienzudo y profesional» y los viajes que realizaban juntos en busca de documentación eran «muy satisfactorios», porque en ellos le contaba sus lecturas -era «un lector voraz»- o sus reflexiones.

Por su parte, el editor aseguró que el proceso para esta publicación empieza hace tan sólo «siete u ocho meses», con lo que costó poco porque Lambán era «infatigable» y «lo tenía todo preparadísimo», hasta el extremo de que incluso le enviaba el nombre de las diferentes personas que le llevarían a fotografiar cualquier lugar importante. «Pensaba en todo».

«Hasta ahora no había habido un estudio tan detallado y complejo sobre la reforma agraria en Aragón«, apostilló el editor de Doce Robles, especializada en historia aragonesa.

«Una nueva reforma agraria»

Entre las conclusiones, además de situar esta reforma como una de las causas más destacadas de la Guerra Civil, con los grandes propietarios impulsando el golpe de Estado de 1936, Lambán opina que en la actualidad sigue habiendo campos «improductivos» y grandes terratenientes que «no trabajan la tierra por lo que se debería». Ello le lleva a afirmar que incluso sería necesaria «una reforma agraria nueva».