Roro, la tradwife española que se ha hecho viral por complacer a su novio hasta límites insospechados

"Hoy a Pablo le apetecía comer...". Una voz en off susurra y la mujer frente a la cámara comienza a preparar de cero un rebozado asiático o un refresco carbonatado. En sus perfiles, los antojos de sus novios articulan el contenido. Lo que al hombre se le antoja ellas se encargan de cocinarlo. Lucen vestidos de tirantes metalizados, corsés románticos, faldas con vuelo y un maquillaje pulido. Otras, instaladas en el campo, en un rancho por el que corretea su media docena de hijos, presentan un armario de aires cottage-core, lleno de vestidos de lino y algodón de aspecto rústico. Todas, como @WhoIsRoro, mayor exponente de la tendencia viral en España, son jóvenes, mantiene una relación romántica con un hombre y editan vídeos en Instagram. Son, a ojos de quienes las observan, tradwives, es decir, esposas tradicionales. Desglosado: amas de casa sumisas.

Aunque en España el perfil de WhoIsRoro ha sido el responsable de iniciar el debate, la exhibición doméstica se inició en Estados Unidos. Hannah Neeleman, que en su cuenta @ballerinafarm reúne más de 9 millones de seguidores, muestra las recetas que casi a diario prepara con su tropa de retoños. Rubia y de piel clara, ordeña las vacas de la granja, recolecta los huevos de las gallinas y hornea, con un pañuelo portabebés sobre el pecho, tartas y galletas.

Nara Smith lo hace en la ciudad. Con su manicura almendrada de colores brillantes y tres hijos pequeños, la veinteañera prepara helado de cacahuete y chocolate para su marido. Y Coca-Cola y ketchup y crema hidratante. Elabora en su cocina todo aquello que relampagueé en las apetencias del padre de sus hijos. Como Neeleman, la modelo y su marido se declaran mormones. En los comentarios de sus publicaciones y los medios de comunicación estadounidenses, las acusan de propaganda. Dicen de ellas que divulgan las maravillas del encierro de la mujer en la cocina, que estimulan la fantasía de la mujer subyugada al hombre. Con sus vídeos, aseguran, buscan que los hombres encuentren en sus esposas y novias una sirvienta de aspecto conservador, bello y tradicionalmente femenino. Y que, en definitiva, las mujeres sitúen en su lista de objetivos el que durante años se ha procurado retirar de la lista: complacer de forma pudorosa a sus maridos.

A este lado del Atlántico, el fenómeno ha aterrizado y despegado en el perfil de @WhoIsRoro, que ya acumula en Instagram más de medio millón de seguidores. Hace unas semanas, el vídeo en el que descuartizaba, rebozaba y freía pollo se hizo viral. Al igual que en los de Smith y Neeleman, lo que llevaba a la creadora de contenido a llenarse los dedos de harina era su novio. Quería sorprender a Pablo, que nunca había probado el pollo aderezado según su receta asiática favorita. También quiso pillarlo desprevenido cuando, antes de una cita, Roro decidió confeccionarse un vestido. O cuando, tras darse por vencida frente a las ediciones existentes, decidió imprimir y encuadernar el libro favorito de Pablo.

Su voz aniñada y sus coletillas comenzaron, entonces, a convertirse en parodia. Sus vídeos saltaron a Twitter y la fascinación cuajó entre los usuarios. Algunos la protegían de las críticas. Defendían que la instagramer solo hacía uso de su libertad. Otros la señalaban como una actualización juvenil de la Sección Femenina. En los comentarios (y en los artículos y en los vídeos, como en el caso de Rita Maestre, que quiso analizar el fenómeno) la acusaban de propagar una imagen idealizada de la sumisión. De torpedear la lucha feminista y de frivolizar, en definitiva, con la subordinación femenina.

A algunas, sin embargo, la viralidad como tradwives las ha sacado de sus tareas. En su última campaña digital, Marc Jacobs ha contratado a la estadounidense Nara Smith. Con su voz dulce, enumeraba los pasos para hornear, desde el inicio, un bolso.