Seis de cada diez familias de Andalucía llega con problemas a fin de mes
Las estrecheces de las economías domésticas son más acusadas en la comunidad que en el resto de España, según un informe del Ministerio de Derechos Sociales
El informe sobre Indicadores Urbanos del Instituto Nacional de Estadística (INE), enmarcados en el proyecto europeo Urban Audit, les da cada ejercicio un dolor de cabeza a quienes tienen su corazón y sus ojos en Andalucía: depende del ciclo, pero las noticias responden a un guion que apenas se altera, a saber, que la comunidad autónoma concentra en torno a diez de los veinte barrios con menos recursos y con menos renta de España.
En Sevilla, la losa cae de un modo recurrente sobre Polígono Sur —vulgo, las Tres Mil Viviendas— y los Pajaritos, a los que siguen Amate, la Oliva y las Letanías, Palmete-Padre Pío y el Polígono Norte. En el primero de los casos, el tráfico de drogas, el menudeo y la delincuencia conviven con muchos vecinos honrados que soportan no solo el sambenito social de ser «de las Tres Mil», sino también la carestía de oportunidades por residir en el enclave.
El caso de Los Pajaritos es distinto: nacido como barrio obrero, su degradación ha sido más reciente, aunque también mucho más acelerada que la de las Tres Mil, que casi nació como un gueto más allá de las vías de tren. En Los Pajaritos abunda la droga y la infravivienda.
Al principio el barrio creció alrededor de una fábrica que, además, daba trabajo a muchos vecinos. Cerrada la factoría en los 70, la zona empezó a caer en una espiral de autodestrucción. Se marcharon los habitantes de siempre y llegaron nuevos. Del campo, de las Tres Mil, de asentamientos chabolistas. A esa mezcla, en los 80 se unió la droga.
Las desigualdades hacen mella en San Telmo de Jerez, y en Granada se ceban con los vecinos del Distrito Norte
En Huelva también hay ejemplos de vecindarios que no se sacuden ni queriendo del estigma de la marginación. Ahí está El Torrejón, con una tasa de paro cercana al 40 por ciento y más del 25 por ciento de población analfabeta. Por otro lado, el Distrito II de la ciudad presenta también niveles importantes de privación material, con carencia de ingresos y desempleo masivo.
En la zona que convive con el río, presenta un espacio urbano deteriorado. Lo mismo ocurre con Pérez Cubillas, donde hay un elevado número de mayores con pensiones muy bajas y familiares a su cargo, paro juvenil y menudeo de droga.
Ya en Cádiz, el ejemplo más claro de esta Andalucía que no sale del agujero se encuentra en el sur de la ciudad de Jerez. Estancia Barrera, San Telmo, Federico Mayo, La Constitución o Santo Tomás de Aquino son barrios con mucha población y con muchos ejemplos de lo que es vivir en el umbral de la pobreza. Y Los Milagros es, con diferencia, la zona más degradada de El Puerto de Santa María: la alta tasa de paro, la infravivienda y una larga historia de marginalidad golpean a sus vecinos con fuerza. En La Línea de la Concepción se sitúa Los Junquillos, una ciudad dentro de otra, un barrio deprimido que alberga a 10.000 vecinos y acapara grandes dificultades y necesidades.
En Granada, el Distrito Norte es la zona más deprimida de la capital. Fue levantada hace medio siglo para aglutinar a los desalojados de las cuevas del histórico Sacromonte. Actualmente, los vecinos de la zona Norte ganan un 70 por ciento menos que los habitantes del centro de la ciudad.
No se salva Córdoba, que cuenta con tres barrios entre los más pobres de España. Son Las Palmeras, Barrio del Guadalquivir y Sector Sur. Todos arrastran eternamente gravísimos problemas de desarrollo socioeconómico.
La escasez y la falta de oportunidades se ceban en Jaén con La Magdalena y Antonio Díaz. Arrastran prácticamente las mismas taras de siempre: infravivienda, suciedad y, en menor medida, inseguridad. Algo parecido sucede al norte del casco urbano de Málaga: siete barrios forman el distrito Palma Palmilla, que pese a estar a escasa distancia del centro, se encuentra de espaldas a la ciudad.
Desde hace décadas, es considerado el paradigma de la delincuencia y la pobreza. Y el lunar de Almería es El Puche, un barrio delimitado por las vías del tren, el río Andarax , un polígono industrial y una carretera, con viviendas que fueron construidas de forma provisional en los 70 pero que llevan más de tres décadas habitadas.