Agricultoras, jóvenes y padres con sus hijos se unen a la marcha hacia Madrid: “No he dormido de la emoción”

Los 230 tractores que han pasado la noche en el colosal Desguace la Torre, la empresa propiedad de Luis Miguel Rodríguez, conocido popularmente como El Chatarrero, no quieren convertirse en chatarra, quieren sitiar Madrid. Es una de las cinco columnas de tractores que han acampado en diferentes puntos del extrarradio de la capital con el objetivo de llegar al Ministerio de Agricultura esta mañana y que estaban desplegadas por las grandes autovías que desembocan en la capital. El silencio de la noche se rasga cuando los primeros agricultores encienden los motores a las 4.30 de la madrugada de este miércoles para calentar la maquinaria. En el pelotón más puntual han llegado José de 70 años, acompañado de su hijo David, de 29. Este último aprendió a manejar el tractor cuando era apenas un chaval de ocho años. Ayer condujo desde Talavera de la Reina (Toledo) hasta la explanada porque, dice, no quiere pasar el resto de su vida rellenando papeles ni viendo cómo los precios de producción suben sin cesar.

La acampada de tractores donde están José y David está a 30 kilómetros al sur de Madrid, en Torrejón de la Calzada, un pequeño pueblo de la provincia de Toledo, junto a la A-42. Ha sido el punto de encuentro de los agricultores procedentes de Ciudad Real, Toledo y alrededores de Madrid. La marcha, convocada por la Unión de Uniones, una de las agrupaciones no reconocida por el Gobierno, promete ser la más multitudinaria de todas las celebradas en las últimas semanas en todo el país. El campo encadena cuatro semanas protestando para tratar de mejorar sus condiciones y ha empujado al Gobierno a anunciar una serie de medias enfocadas en mejorar la situación del sector y que han forzado a la Unión Europea a poner el malestar del sector en el centro del debate. La organización ha anunciado que cerca de 500 tractores y cien buses con manifestantes llegarán este miércoles al centro de la ciudad cerca del medio día.

José y su hijo han bajado las temperaturas y el frío muerde. David se acomoda junto a su padre en un tractor azul de mediano tamaño. Se frotan las manos para alejar el frío, pero también los nervios. “No hemos pegado ojo por la emoción”, avisa el progenitor, quien cree que será la manifestación más grande a la que ha acudido en toda su vida, eso sí, “si estos señores nos dejan pasar”, dice señalando la entrada del estacionamiento.

David y José, agricultores de Talavera de la Reina.
David y José, agricultores de Talavera de la Reina.JUAN BARBOSA

Los primeros patrulleros de la Policía Nacional empiezan a estacionarse frente al Desguace. Ni ellos saben muy bien a qué hora van a poder salir los 230 tractores. Algunos trabajadores del campo encaran a la fuerza del orden. “Estáis para servir al pueblo, no a los políticos” se escucha en la primera línea. Muy cerca, enfrascados en una conversación menos tensa, se encuentran Pablo Martín de 18 años y Francisco de Mora con 17. Martín explica que ha dejado los estudios para dedicarse a tiempo completo a trabajar en la explotación de su familia, donde aparte de cultivar cereales y patatas, cuidan varias cabezas de ganado.

“A los 15 años ya me tiraba jornadas de 16 horas”, cuenta este joven. Comenta orgulloso que es la cuarta generación en su familia que se dedica al campo y que lo que más disfruta es ver cómo crecen los animales, en especial sus cabras. Aunque sus mayores quejas no son distintas a las generaciones más antiguas. “Este año me han reducido los fondos de la PAC”, lamenta con la confianza de alguien que lleva décadas en el oficio. Por su lado, De Mora explica que compatibiliza sus estudios de Formación Profesional (FP) en Reforestación con el trabajo en el campo los fines de semana. “A mí me ponían un taco de madera para alcanzar el embrague“, explica De Mora, cuando es preguntado sobre cómo aprendió a manejar su tractor.

En la foto, Pablo y Francisco que han llegado desde Toledo para unirse a la manifestación.
En la foto, Pablo y Francisco que han llegado desde Toledo para unirse a la manifestación. JUAN BARBOSA

Otro grupo de 10 agricultores que han conducido más de 130 kilómetros desde Ciudad Real, también ha sido de los primeros en llegar al Desguace. Uno de ellos se presenta como, Pedro Díaz. Nunca había conducido tan lejos su tractor. “Estamos aquí para reivindicar los precios justos del campo y que el agricultor se dedique a trabajar, porque hoy estamos más tiempo moviendo papeles que trabajando en el campo”, ha compartido en referencia a la burocracia que consideran excesiva y que ha sido una de las reivindicaciones más repetidas de las protestas en Europa.

Victoria Espadas, junto a Pilar —que se niega a compartir su apellido—, son las únicas mujeres que han llegado en un tractor a manifestarse, detallan que “aún están pagando este vehículo con los préstamos de un banco“. “Es mi compañero de todos los días. Paso más horas aquí que en mi casa con mis hijas”, confiesa Pilar, delante de su John Deere verde por el que pagó más de 50.000 euros. También comparte que es agricultora porque le gusta, sin más. Cultiva principalmente olivares y almendros y cría corderos. Aunque no se arrepiente de su profesión, confiesa sentir “lástima” de que su generación no se va a poder dedicar al campo. “Se están cargando la agricultora con la Agenda 2030. Comeremos placas solares”.

El ministro de Agricultura, Pesca y Ganadería, Luis Planas, desplegó una batería de medidas el pasado viernes con el objetivo de distender el malestar del campo, pero la mayoría de agricultores menea la cabeza, disconforme, cuando se menciona el nombre del titular del ramo. “No nos menciones a ese”, menciona José que baja del tractor para ver qué se cuece en la entrada. La policía sigue sin saber bien a qué hora va a dejar pasar a los tractores. La bulla en la entrada del desguace se amplifica. “Hay gente que se ha hecho 300 kilómetros con un tractor”, “Nos estamos jugando el futuro de España”, grita la muchedumbre frente al cerco policial. Jose, que vuelve a su tractor, explica: “Si mi hijo hubiese estudiado, ahora se dedicaría a otra cosa y esto ya se hubiese terminado”, dice con relación a su trabajo en la explotación.

Concentración de agricultores en el parking del Desguace la Torre, el 21 de febrero de 2024.
Concentración de agricultores en el parking del Desguace la Torre, el 21 de febrero de 2024. JUAN BARBOSA

Minutos antes de las 06.00 llega el agente Guardia Civil encargado del operativo para informar de que solo 135 tractores podrán salir del desguace rumbo a Madrid y se muestra inamovible. Paralelamente, los conductores sacan del letargo sus tractores y los enfilaban a la puerta del desguace, apuntando a la puerta principal, colosales, coordinados y con sus luces encendidas como un enjambre listo para embestir.

Guillermo Sánchez es un caso especial dentro de este grupo tractoristas que buscan llegar a Madrid: tiene 38 años, en un oficio donde la media de edad supera los 61 años, según el censo agrario del INE. “El problema no es el trabajo, que puede ser duro, pero a todos los que estamos aquí nos gusta lo que hacemos”. Esta temporada ha sembrado 10 hectáreas de viñedo de las que, asegura, solo ha obtenido mil euros de Ganancia. “Me arruino por trabajar”, se queja este agricultor. “Si no hay agricultores en los pueblos, no va a ver vida en los pueblos. En un lugar sin agricultura, ¿quién quiere un peluquero?”.

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