Dinamarca busca apoyo europeo para proteger Groenlandia y no enfadar a Trump

Sangre fría, apoyo europeo y, sobre todo, nada de enfadar a Donald Trump. Así se resume la estrategia adoptada por el Gobierno de Dinamarca ante la ambición del nuevo presidente de EEUU de "poseer y controlar" Groenlandia, territorio autónomo bajo Administración danesa. Un ejercicio de funambulismo inaudito en vista de que la amenaza expansionista procede de uno de sus aliados más estrechos, que por si fuera poco es también el garante de su seguridad.

En busca del respaldo de sus socios del continente, la primera ministra, la socialdemócrata Mette Frederiksen, emprendió este martes una gira relámpago por Berlín, París y Bruselas para entrevistarse con el canciller alemán, Olaf Scholz; el presidente francés, Emmanuel Macron; y el secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte. Al iniciar el viaje, señaló que "Europa afronta una realidad cada vez más incierta, por lo cual es más importante que nunca que permanezca unida". Un mensaje que repitió tras la reunión con Scholz, mientras que el canciller, sin citar directamente la crisis groenlandesa, recordó que "las fronteras son inviolables".

El pasado fin de semana, en un encuentro con periodistas a bordo del Air Force One, Trump insistió en sus intenciones anexionistas: "La zona está llena de barcos rusos y chinos. No sé qué derecho tiene Dinamarca sobre Groenlandia, pero sería muy inamistoso impedir que nos hagamos con ella porque se trata de proteger el mundo libre. No tiene nada que ver con EEUU aparte de que sólo EEUU puede brindar libertad. Los daneses no pueden. Han incorporado dos trineos con perros y creen que eso es protección".

Efectivamente, el plan danés para reforzar la seguridad de la isla, anunciado en diciembre y aprobado oficialmente el lunes, incluye dos trineos con perros, pero también tres buques polares nuevos con helicópteros, dos drones árticos de larga distancia, mayor dotación de personal y un sistema de vigilancia que combina satélites y sensores terrestres. En total, una inversión de unos 2.000 millones de euros. El ministro de Defensa danés, el liberal Troels Lund Poulsen, indicó que este plan "es sólo el primero de varios que llegarán a lo largo de 2025".

Los analistas políticos daneses coinciden en que el nuevo acuerdo, negociado por primera vez con las autoridades autónomas locales y con las de las Islas Feroe, no convencerá a Trump. El presidente estima que las exigencias de defensa en la región son de tal dimensión que sólo su país puede afrontarlas. Cabe recordar, no obstante, que EEUU ya cuenta con la Base Espacial de Pituffik en el noroeste de Groenlandia, de vital importancia geoestratégica, y que tiene desde hace décadas manos libres para adoptar cualquier decisión militar que considere necesaria para la isla.

"El plan es una solución a medias que sigue sin responder a varias preguntas", ha señalado a la cadena pública DR Jon Rahbek-Clemmensen, director del Centro de Estudios de Seguridad Árticos de la Academia de Defensa de Copenhague. "¿Cómo se reforzará la cobertura por radar de Groenlandia? ¿Se ampliará el aeropuerto de Kangerlussuaq para que pueda acoger aviones de combate como el F35? ¿Se dotará Dinamarca de capacidad para detectar y neutralizar submarinos rusos? ¿Qué tipo de buques y drones van a adquirirse? Porque, aunque ambos son coches, no es lo mismo comprar un Ferrari que comprar un Skoda".

De momento, el Gobierno tripartito danés sigue sin responder directamente a las declaraciones del Air Force One. En la tarde del domingo, Frederiksen reaccionó invitando a una cumbre no prevista en su domicilio -no comunicada a los medios- a sus colegas nórdicos: el primer ministro sueco, Ulf Kristersson; el noruego, Jonas Gahr Støre; y el presidente finlandés, Alexander Stubb.

"Lo que oímos de Trump es lo mismo que hemos oído antes y nuestra respuesta es la misma. El presidente autónomo groenlandés, Múte Bourup Egede, lo ha dejado muy claro: Groenlandia no está en venta", apuntó la primera ministra tras la reunión. "De todos modos, prefiero que cualquier discusión con nuestros aliados más cercanos no se desarrolle en público. Haré todo lo posible para que europeos y estadounidenses mantengamos nuestra estrecha alianza".

De la preocupación que se respira en Copenhague da también una idea el cambio de postura del ministro de Asuntos Exteriores, el moderado Lars Løkke Rasmussen, que en apenas diez días ha pasado de decir que no le parecía que hubiese "ninguna crisis" a advertir ahora de que "esto puede ser la crisis más seria en muchas generaciones".

"Equilibrio diplomático"

En un texto publicado en Facebook la semana pasada, Frederiksen indicó que Dinamarca está "en una situación difícil que, desgraciadamente, se ha vuelto más imprevisible y cuya gravedad no ha disminuido". La primera ministra explicó que "el Gobierno intenta mantener el equilibrio diplomático necesario en un drama triangular de alta política en el que hay muchos factores que deben sopesarse con gran cautela. Es crucial mantener la alianza con EEUU, que ha sido nuestro aliado más importante desde la Segunda Guerra Mundial".

En cierto modo, no obstante, Frederiksen dio la razón a Trump en su argumento de que Groenlandia es clave para la seguridad estadounidense, al admitir que las crecientes tensiones en el Ártico también forman parte de la ecuación: "Debemos dar prioridad a nuestros esfuerzos en la región, aunque cueste una cantidad significativa de dinero. Durante muchos años, el objetivo ha sido que el Ártico fuera una zona de baja tensión. Esto ha cambiado. Y en línea con la creciente agresividad rusa y el mayor interés chino, no hay duda de que necesitamos implicarnos más".

La primera ministra telefoneó a Trump hace dos semanas, confiando en que sirviese para que el presidente suavizase sus declaraciones sobre recurrir a presiones económicas y militares para hacerse con el control de Groenlandia. No fue así. Tras hablar durante 45 minutos, Frederiksen convocó de urgencia a una reunión "estrictamente confidencial" -con entrega de móviles en la puerta- a la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento, que consiste de representantes de prácticamente todos los partidos. Señal evidente de que la conciliadora iniciativa había fracasado, como confirman las limitadas filtraciones conocidas desde entonces.

Según fuentes citadas por el diario Jyllands-Posten, Trump no sólo no retiró sus amenazas, sino que indicó que tiene la clara percepción de que a los groenlandeses no les gusta estar bajo Administración danesa y prefieren formar parte de EEUU. La conversación fue básicamente cordial, pero oscilando entre las advertencias apenas veladas del presidente y los elogios a los daneses. "En algunos momentos, Trump se mostró intimidante, mientras que en otros se refirió a Dinamarca como un país fantástico", escribe el periódico.

Frederiksen habría dejado entender a sus interlocutores en la Comisión que el presidente no parece estar muy informado sobre la realidad de Groenlandia y su régimen de autonomía como uno de los tres integrantes de la Comunidad del Reino (Rigsfællesskabet, la configuración que forman la isla ártica, Dinamarca y las Islas Feroe). De acuerdo con las fuentes del diario, la primera ministra aseguró estar convencida de que Trump no dudará en aplicar medidas de fuerza, como la aplicación de aranceles punitivos sobre las exportaciones danesas a EEUU, si lo considerase necesario para alcanzar sus objetivos.

En este sentido resulta interesante señalar que, aunque EEUU es el principal mercado de exportación para Dinamarca, gran parte de los productos implicados se fabrican de hecho en territorio norteamericano. Por ello, si se consideran exclusivamente aquellas mercancías que cruzan fronteras, los daneses importan más de EEUU que viceversa. Aun así, de introducirse aranceles más altos, las consecuencias podrían resultar muy negativas para la economía danesa, especialmente si la situación degenera en una guerra comercial.

Tras la reunión con la Comisión, Frederiksen compareció en una breve conferencia de prensa en la que declinó entrar en detalles sobre lo hablado con Trump. No obstante, la primera ministra señaló que la conversación, que también giró en torno a Ucrania y Oriente Próximo, fue educada: "De otro modo no sería posible hablar durante tres cuartos de hora".

Un progreso, en cualquier caso, respecto a 2019, cuando Trump aireó por primera vez su plan de comprar Groenlandia. Frederiksen respondió que era "una discusión absurda", tras lo cual el mandatario norteamericano se refirió a ella como "una mujer desagradable".

"No puedo revelar demasiado sobre lo que hablamos, pero dijo que Dinamarca es un país fantástico", añadió la primera ministra en la conferencia de prensa. "En eso estamos de acuerdo, por lo que le respondí: 'Entonces tienes que venir a visitarnos', aunque no hemos planeado nada".