Un estudio del Gobierno vasco en los años de Patxi López concluye que no se puede determinar si el PNV es el propietario del palacete de París: "Es contradictorio"

«París fue el destino en el que se abriría la primera delegación vasca fuera del Estado español, ya en octubre de 1936. La elección de Francia no era baladí». ¿Por qué? Porque «se entendía que Francia debía ser el campo de pruebas de la propaganda exterior del Gobierno vasco, sobre todo en el campo de la opinión pública». Así lo explica el estudio Delegaciones de Euskadi (1936-1975), publicado en 2010 por el Servicio Central de Publicaciones del Gobierno vasco, y que forma parte de la colección de publicaciones Urazandi, que recoge la historia de los centros vascos en el mundo. Es el libro 24, y el lehendakari entonces era Patxi López (PSOE).

De manera que la intención del desembarco parisino siempre fue la de ejercer de satélite del Gobierno vasco, no de un partido concreto. En plena polémica sobre el traspaso al PNV del palacete parisino que albergó esa embajada pública vasca en el exilio, las aportaciones de este estudio arrojan luz no ya sobre el relato de los hechos, que es complicado de desbrozar, sino sobre cómo el palacete siempre se concibió como edificio público.

Los párrafos que prosiguen en el libro (página 129) son llamativos a ese respecto: «Se adquirió para este fin la propiedad en el número 11 de la Avenida Marceau, una dirección que -como veremos- llegaría a adquirir tintes casi míticos en el imaginario del mundo del exilio vasco. Existen contradicciones en la bibliografía en torno a la propiedad de este inmueble, cuya compra fue hecha gracias a las relaciones de varios expatriados relacionados con el nacionalismo vasco, con fondos y por encargo del Partido Nacionalista Vasco, a la luz de las más recientes investigaciones».

Es decir, el encargo sí fue del PNV, pero no por ello se puede llegar a la conclusión de que el edificio era de su titularidad, puesto que también ha quedado historiográficamente demostrado que se compró «para» el Gobierno vasco y a través de testaferros. Eso concluye el estudio, de hecho: «En todo caso, lo cierto es que en dicha propiedad instalaría su sede la Delegación vasca en París», con Rafael Picavea al frente.

Patxi López, en el Congreso.
Patxi López, en el Congreso.EUROPA PRESS

Este estudio cobra una especial relevancia después de que el Congreso de los Diputados tumbara el real decreto-ley en el que se incluía la cesión del edificio. En plena polémica por lo que el PP considera «un regalo» a un socio para apuntalar su apoyo, el PNV registró a su nombre el palacete en las semanas en las que el decreto estuvo en vigor, y ahora ya es suyo.

¿Y podía hacerlo? Sí. La disposición adicional segunda de ese decreto-ley aseguraba que dicho traspaso se produciría al entrar en vigor la norma tras su publicación en el BOE, y no al convalidarse posteriormente en el Congreso. Además, el decreto incluía una acotación: que su entrada en vigor -cosa que ocurrió el 25 de diciembre de 2024, un día después de publicarse en el BOE- ya constituía «el título traslativo del inmueble en virtud del cual se podrá hacer constar la transferencia en cualesquiera registros públicos». Esto último ha hecho el PNV: «Es un acto que ya se ha perfeccionado (completado)», aseguran fuentes del partido.

El traspaso de este palacete de 1.309 metros cuadrados, que el PNV lleva décadas reclamando, abre para los nacionalistas vascos una operación económica histórica, que le puede reportar un enriquecimiento de más de 15 millones de euros. Y, muy probablemente, de más de 20, ya que la horquilla de tres tasaciones realizadas para este diario por empresas francesas llega hasta los 25 millones.

Además, el Ejecutivo se comprometió con los nacionalistas vascos a abonarles sendas compensaciones por dos edificios igualmente incautados en Francia por el franquismo. Como esos inmuebles ya no existen, el Ejecutivo iba a pagarles la cantidad equivalente. Pero ni el PNV ni el Gobierno confirman si ese pago se ha realizado antes de la derogación del decreto-ley. «Nada que decir», apuntan en los cuarteles generales de la formación jeltzale.

Hay que recordar que en 2003 el Tribunal Supremo desestimó el recurso del PNV contra el Gobierno de Aznar, que estipuló que no podía reclamar el palacete por su «falta de acreditación de la titularidad».

¿Y en 2010, qué decía Patxi López? En la presentación del citado estudio, el entonces lehendakari alaba su rigor: «Estudios como el de Urazandi resultan claves para el mejor conocimiento de épocas pasadas». «Estas delegaciones fueron una institución común para todos los vascos durante la dictadura», añade. Esta colección de estudios la impulsa, coordina y paga el Gobierno Vasco, que la ha puesto a disposición del público a través de su Servicio Central de Publicaciones.

Bildu, por su parte, cree que ese edificio debe revertir en el Gobierno vasco. «El edificio de París tiene un componente histórico importante por lo que supuso para las instituciones vascas y el Gobierno vasco en el exilio», aseguraron a este diario fuentes de la formación de Otegi. «Lo que esperamos es que cuando sea posible quede en manos de las instituciones vascas para poder darle un uso público y para que sea patrimonio de todos los vascos y vascas por su valor histórico y político», añadieron. Eso sí, ven «lógico» que se le devuelva el edificio al PNV, «porque era de su propiedad». De esta manera, dan por buena la versión de los nacionalistas de que los pagos a través de testaferros eran una manera de blindarse. En todo caso, Bildu reclama que el palacete quede cuanto antes «en manos» del Gobierno vasco.