El Papa reúne a los embajadores de Israel y Palestina para regar el olivo que plantaron Simón Peres y Mahmoud Abbas>

Simbólicamente, el Papa ha pedido ayuda a un rabino, un representante de la comunidad islámica y a los embajadores de Israel y Palestina ante la Santa Sede para regar el olivo que ambos líderes plantaron hace diez años. Igual que entonces, con este gesto Francisco ha mostrado que es una blasfemia usar el nombre de Dios para hacer la guerra, y que el papel de las religiones es sostener cualquier tímido esfuerzo de paz.

«Es importante hacer memoria de ese acontecimiento, de manera especial a la luz de lo que lamentablemente está sucediendo en Israel y en Palestina», ha explicado el Pontífice evocando el fracaso de la guerra. El Papa ha subrayado que los frutos del actual conflicto han sido «una creciente estela de hostilidad» y la muerte «de tantos inocentes ante nuestros ojos». Francisco ha pedido no caer en la vana ilusión «de que la guerra pueda resolver los problemas y llevar a la paz», y ha solicitado a los creyentes que «construyan relaciones de paz».

El Papa ha pedido considerar la situación en Oriente Medio pensando en primer lugar «en todos los que sufren, en Israel y Palestina, en los cristianos, los judíos y los musulmanes». «Pienso en la urgencia de que desde los escombros de Gaza se tome por fin la decisión de detener las armas y, por ello, pido un alto el fuego. Pienso en los familiares y rehenes israelíes y pido que sean liberados lo antes posible. Pienso en la población palestina y pido que esté protegida y reciba toda la ayuda humanitaria necesaria. Pienso en todos los desplazados por los combates, y pido que sus casas sean pronto reconstruidas para que puedan volver en paz. Pienso también en los palestinos e israelíes de buena voluntad que, entre lágrimas y sufrimientos, no dejan de aguardar con esperanza la llegada de un día nuevo y se esfuerzan por anticipar el alba de un mundo pacífico».

Ha mencionado la solución política que propone el Vaticano es la de dos Estados, «Palestina e Israel que vivan uno al lado del otro», y Jerusalén como «ciudad del encuentro fraterno entre cristianos, judíos y musulmanes, tutelada por un estatuto especial garantizado a nivel internacional».

También ha aclarado que les ha convocado para un acto religioso, pues «la paz no se consigue solamente con acuerdos de papel o en las mesas de compromisos humanos y políticos», sino que «nace de corazones transformados por Dios». «Danos la capacidad de mirar con benevolencia a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino. Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz, nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón», ha suplicado en su oración.

El encuentro ha sido muy breve, unos 20 minutos, y sólo ha intervenido el Papa Francisco. Antes de marcharse, ha saludado a otros representantes diplomáticos y cardenales, y durante esos minutos los embajadores de Israel y Palestina han mantenido una conversación informal.