De la F1 al Rally Raid: Carlos Sainz Jr. prueba el Ford Raptor con su padre
Los Sainz juntos antes del Rallye du Maroc de 2025 y el exigente Rally Dakar de 2026
—¿Qué representa Dacia para usted?
—Muchas cosas. Es la marca que ha confiado en mí y eso cuando te pasa por primera vez se lleva siempre presente. Sabiendo todos los pilotos que tienen delante y los pocos puestos que hay, es aún más de agradecer que hayan pensado en mí desde el principio del proyecto. Así que representa mucho. Lo resumiría en dos palabras: confianza y familia.
—¿Le ha cambiado la vida?
—Sí. Ya me venía cambiando tras el triunfo en el Dakar, pero antes llegó la llamada de Bruno Famin. Fue algo increíble que quisieran contar conmigo para el proyecto de Dacia. Cambiarme la vida no era fácil, pero lo han conseguido.
—¿Este próximo Dakar es el de la confirmación?
—Este año llegaba por primera vez y tenías que adaptarte al coche, a los ingenieros, a los mecánicos, a todo el equipo… y ellos a ti. Este segundo año ya llegas con más confianza porque conoces el equipo, el coche y la forma de trabajo. Ojalá sea la confirmación de lo que vamos sintiendo dentro del coche. El primer año nos sentimos muy cómodos, fuimos muy competitivos desde el principio, pero por cuestiones obvias en que la carrera te va llevando por ahí, tuvimos que coger otro rol. Esperemos tener un poquito más de suerte y poder correr.
—¿Tanta importancia tiene la suerte?
—Sí, en el Dakar sí. Imagínese, Sebastian Loeb, con todo lo que es en el mundo de los rallies, aún no ha conseguido todavía ganar un Dakar. No basta con ser un pilotazo y tener un coche increíble, también te tienen que acompañar las circunstancias de la carrera y tú te tienes que saber adaptar a ellas.
—El año pasado tuvo que jugar el rol de mochilera y ayudar a sus compañeros tras quedar fuera de la carrera ¿Cómo se vive?
—Todo depende de la forma en que te tomas las cosas. Si tienes una avería, no puedes solucionarla y tienes que asumir otro rol que no esperabas tan pronto es frustrante. Pero ese mismo día ya hicimos un reset y asumimos el rol que nos tocaba, que también era muy bonito y muy importante, que era ayudar al equipo y lo conseguimos. Al final no es solo estar ahí sino ayudar y el equipo lo agradece. Y si hoy estamos donde estamos es por la confianza que nos hemos ganado con todo el trabajo que hemos hecho.
—¿Ve factible que Nasser o Loeb hicieran ese rol y la ayudaran a usted?
—En un equipo en el Dakar tenemos que tener claro que los egos que hay otro deporte, en esta competición no funcionan porque al final un equipo sin ayuda de sus compañeros no podría ganarlo nunca.
—¿Quién es el favorito?
—Yo espero que alguien e Dacia consiga ganar porque el trabajo que estamos haciendo es muy grande. A mí me haría ilusión que cualquiera de los dos, Nasser o Loeb, lo ganara, pero es verdad que si 'Seb' pudiese conseguir su primer Dakar sería especial para él y es lo que está buscando desde hace años.
—¿No se incluye usted?
—Sí, pero es difícil decirlo cuando viene de uno mismo. Yo voy a luchar por ser mi mejor versión, por ser muy competitiva, pero obviamente es difícil decirse que uno va a ganar pero lo intentaremos.
—¿Cuántas veces lo ha soñado?
—Muchas. Lo piensas, pero también eres realista. El Dakar es otra historia. Es una carrera que tienes que respetar, pero no la ves como un imposible del todo. Tenemos la máquina, el equipo, las ganas y estamos siendo competitivos. Luchar vamos a luchar seguro.
—¿Cómo es la vida cuando vuelve a la realidad tras quince días en el desierto?
—Ahor con las redes sociales estás más conectado al mundo, pero sí que es verdad que hace una micro atmósfera allí con todos los participantes y equipos. Cuando vuelves, lo primero que haces es comer. Se echa mucho de menos la comida y yo, que me encanta comer, sobre todo. Se nota el cariño de la gente y el seguimiento que hay comparado con otros rallies. La notoriedad que nos da es la carrera del año.
—¿Y se adapta a conducir normal?
—Sí. Sé diferenciar lo que es una cosa y otra. De hecho tengo más respeto a los coches utilitarios y al tráfico en general porque sé lo que puede pasar y, en cambio, lo seguros que vamos en un coche de carreras. Se disocia bastante bien en mi caso.
—¿Qué tiene el desierto que atrapa?
—La energía que se vive allí, la luz, la situaciones que vives en el desierto, la atmósfera, la gente de allí. Hasta que no lo vives no eres capaz de sentirlo al cien por cien. Si puedo recomendar a alguien que vaya a vivir el desierto, lo recomiendo al cien por cien.
—¿Le da tiempo a disfrutar conduciendo o solo compite?
—Vas compitiendo, pero sabes disfrutar incluso teniendo presión. Haces un miniatmósfera de paz dentro de la locura que es estaré compitiendo y yendo a toda velocidad. Es importante disfrutar porque sino sería complicado en una carrera de tantas horas.
—¿Qué es lo que peor lleva en el desierto?
—La comida. Suelo cuidarme mucho la alimentación y la comida que nos dan allí es muy diferente. Es una cosa que me cuesta un poquito, por eso suelo llevarme aguacates desde España para desayunar. Y luego, el sueño. En las maratones se descansa muy mal.
—¿Qué es más importante, el físico o la mente?
—Cincuenta cincuenta. Son carreras muy largas y que requieren estar bien preparados, sobre todo para los músculos que se suelen fatigas compitiendo: la espalda, las piernas, los brazos… Tiene que estar preparado para soportar tanto traqueteo. Y la mente para solventar situaciones complicadas y tener capacidad de reacción ante situaciones desconocida. Vamos compitiendo pensando que no va a pasar nada y cuando pasa, esa reacción es importante asimilarla bien.
—¿Y cómo desconecta en el Dakar?
—Cuando llegas a tu autocaravana y hablas con tu gente. Ahí no piensas en nada.
—¿Qué le dijeron en casa cuando dijo que quería correr un Dakar?
—Se vinieron conmigo. En Sudamérica la logística era más fácil que ahora y era como si hiciéramos el Dakar todos. Venían mis padres y alguno de mis hermanos y era como correr todos juntos.
—Cada vez hay más seguridad y más comodidades ¿Cree que se está perdiendo la esencia de la aventura?
—La carrera va avanzando. La tecnología y la velocidad es mayor y la carrera va avanzando de forma paralela. En Arabia Saudí, con las temperaturas tan bajas que hay de noche, tener a todos los pilotos al raso no sé si sería positivo… Pero sí es cierto que la aventura que se vivía en África se ha ido perdiendo, pero porque la tecnología va avanzando demasiado deprisa.