Alarma ambiental en Reino Unido tras el choque entre un petrolero y un carguero con químicos tóxicos

Uno de los buques implicados en la colisión es el Stena Immaculate, un petrolero comercial que forma parte del Programa de Seguridad de Petroleros (Tanker Security Program, TSP), gestionado por la Administración Marítima de Estados Unidos. «El TSP cumple dos objetivos clave en el ámbito del transporte marítimo: aumenta nuestra flota con bandera estadounidense y amplía significativamente nuestra capacidad de suministrar combustible vital para apoyar misiones militares en todo el mundo», declaró en su lanzamiento la administradora marítima Ann Phillips.

130.000 barriles de queroseno de aviación

El Stena Immaculate transportaba aproximadamente 130.000 barriles de queroseno de aviación (jet fuel), que ahora se está filtrando en el mar, según estimaciones de la firma analítica Vortexa. Aunque este tipo de combustible es menos viscoso que el petróleo crudo, su toxicidad puede afectar gravemente a la fauna marina y las costas cercanas. «El queroseno de aviación es aproximadamente 50 veces más tóxico para la vida acuática que el diésel, que a su vez es más tóxico que el crudo», explicó a la prensa el profesor Alastair Grant, ecólogo de la Universidad de East Anglia.

El otro buque involucrado, el Solong, es un carguero que transportaba quince contenedores con cianuro de sodio, un compuesto químico altamente tóxico, según un informe de Lloyd's List Intelligence. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el cianuro de sodio puede liberar gas de cianuro de hidrógeno al contacto con el agua, lo que afecta la capacidad del cuerpo para absorber oxígeno y puede ser letal. «Nos preocupa la posibilidad de un derrame de cianuro de sodio. Si llega al agua, podría tener consecuencias devastadoras para la vida marina y la salud pública», alertó Paul Johnston, científico senior de los laboratorios de investigación de Greenpeace.

Aún no se ha confirmado si alguno de estos contenedores resultó dañado en la colisión, pero la posibilidad de que esta sustancia haya entrado en contacto con el agua ha generado una gran preocupación. «En la columna de humo negro que se observa hay cianuro, combustible y plásticos en combustión, que eventualmente impactarán el agua o llegarán a la costa, con consecuencias tóxicas para la vida marina», explicó Martin Slater, director de operaciones del Yorkshire Wildlife Trust, una organización benéfica dedicada a la conservación de la naturaleza en el condado de Yorkshire y que gestiona más de cien reservas naturales en la región.

El gobierno británico calificó el incidente como «extremadamente preocupante» y un portavoz de Downing Street asegurado que están trabajando en estrecha colaboración con la Guardia Costera y el Ministerio de Transporte para coordinar la respuesta. Susan Hayman, del ministerio de Medio Ambiente, afirmó en el Parlamento que ya se están «evaluando las acciones necesarias para la limpieza y mitigación del daño«.

El profesor Alastair Hay, toxicólogo ambiental de la Universidad de Leeds, advirtió sobre el riesgo potencial de la fuga de cianuro: «Si el cianuro de sodio ha entrado en contacto con el agua, existe la posibilidad de generación de gas de cianuro de hidrógeno, lo que podría representar un peligro aéreo adicional». Mientras tanto, Greenpeace ha declarado que «la magnitud del impacto ambiental depende de factores como la cantidad de combustible y sustancias químicas derramadas, las condiciones climáticas y la rapidez de la respuesta».

El accidente ocurrió en una zona próxima a áreas marinas protegidas en el estuario del Humber, hogar de importantes poblaciones de aves marinas y marsopas. «El derrame de combustible y posibles filtraciones de cianuro podrían afectar a más de 150.000 aves migratorias que pasan el invierno en la región», indicó por su parte el doctor Tom Webb, ecólogo de la Universidad de Sheffield.

Por otro lado, el combustible que ambos barcos usaban para su propulsión podría ser un problema adicional. «Existen preocupaciones de que también se haya derramado combustible pesado, lo que podría tener un impacto más duradero en la costa», advirtió el doctor Mark Hartl, experto en ecotoxicología marina.

La Agencia de Investigación de Accidentes Marítimos ha desplegado un equipo para realizar una evaluación preliminar del siniestro, y se ha establecido una zona de exclusión aérea y marítima de ocho kilómetros en torno al lugar del choque, que podría ampliarse según evolucione la situación. «La rapidez con la que se responda y se limpie el derrame será crucial para limitar el impacto», subrayó un portavoz del Ministerio de Transporte.

La tragedia ha generado un intenso debate sobre la seguridad marítima y el impacto de los derrames de hidrocarburos en el ecosistema. «Este tipo de incidentes nos recuerda la fragilidad de nuestros mares y la urgencia de adoptar medidas más estrictas para proteger el medio ambiente», concluyó Paul Johnston.

El año pasado, aproximadamente 10.000 toneladas de crudo fueron vertidas en el océano desde petroleros, según datos de la International Tanker Owners Pollution Federation (ITOPF), una organización sin fines de lucro financiada por armadores de todo el mundo y sus aseguradoras que brinda asistencia técnica y asesoramiento en casos de derrames de hidrocarburos productos químicos y otras sustancias peligrosas en el mar.