'Un silbido al viento', los cuarenta años de la galería Rafael Ortiz: exponer, reconocer, agradecer
Camino que comenzó hace cuatro décadas, un lejano 20 de noviembre de 1984 en una vetusta casa señorial de la calle Mármoles, cuando la ciudad, el país y el mundo eran muy distintos. Tres años después de la primera edición de ARCO, un tiempo en el que la capital hispalense emergía como centro neurálgico de una nueva generación pictórica y también de un grupo de emprendedores que vieron la necesidad de crear nodos que apoyasen la creación, que fomentasen el coleccionismo público e impulsasen la creación de nuevos públicos.
Por naturaleza, todo proyecto galerístico nace desde una consciencia de resiliencia, virtud insoslayable de cualquier intrépido que se embarque en tal empresa. Resistencia continua contra los prejuicios de un contexto social que considera lo contemporáneo como algo excepcional y ajeno. Ni energía, ni tenacidad les han faltado a Rosalía Benítez y Rafael Ortiz a lo largo de 40 años, ni gratitud hacia quienes les han acompañado, mucho o poco trecho, por esta travesía.
La mayoría de las obras pertenecen a la colección de la galería o se encuentran en depósito en ella; algunas han sido cedidas por los propios autores, caso de 'Espacio interior' (2021) de Eugenio Ampudia, o por colecciones institucionales, como la escultura suspendida del techo que abre la muestra, 'Sin título' (1963), de Equipo 57. La bien estudiada estructura, mediante un montaje orgánico lúcido y eficaz que saca el mejor partido al espacio, crea agrupaciones sintácticas entre obras, en grupos de tres a ocho piezas, bien por su sintonía estética, bien señalando sutiles interferencias, lo cual permite diálogos sin duda sustanciosos.

Gerardo Delgado dialoga sin complejos con (y entre) Carmen Laffón y Teresa Duclós. Un gran óleo de Luis Claramunt ('Cuaderno negro', 1987) se apoya visualmente en un aguafuerte de la serie 'Vegetal' del neerlandés Jan Hendrix. Zush, Ciuco Gutiérrez y Patricio Cabrera trazan, cada uno a su modo, las coordenadas de mundos imaginarios e imaginados. Juan Suárez, Rosa Brun, Barbadillo o Mónika Buch vertebran distintas sendas desde las que adentrarse en la abstracción. Por su parte, Luis Gordillo,Carmen Calvo o Antonio Sosa transforman en imágenes las recónditas insatisfacciones en el encuentro entre el alma y la razón, con la memoria como mediadora imprescindible.
Y aún es posible encontrar, para el espectador inadvertido, algunas sorpresas con las que deleitarse. Volver a enfrentar obras de los setenta de Carlos Franco y Carlos Alcolea. Interesarse por las peculiares incisiones esgrafiadas sobre pizarra de 1960 de José Mª de Labra, pionero de la abstracción del que pocos se acuerdan en este presente tan desmemoriado.

'Un silbido al viento. 40 años de la galería Rafael Ortiz'
Colectiva. CICUS. Sevilla. C/ Madre de Dios, 1. Hasta el 21 de marzo. cuatro estrellas.
Quedar ensimismado por esa breve joya que es 'Black Cross' (1954) de José Guerrero, o finalizar viaje admirando el encuentro entre 'Espejo cambiando de función' (1991), de Brossa, y la instalación 'Sum' (1999/2025), de Richard Wentworth.