David Broncano y Lalachus apagan el 'efecto Pedroche' en las campanadas

No sucedió lo mismo este año... aunque casi. El presentador de 'La Revuelta' y Lalachus consiguieron lo que parecía imposible, salvar los muebles de una pública politizada a base de irreverencia, chistes y hasta saludos a sus vecinos de palco. Ni la expectación por el vestido de Cristina Pedroche, elaborado a partir de su leche materna, pudo mantener su relumbrón ante la novedad de La 1, que lidera las audiencias de las campanadas con 5.642.000 de espectadores y 33,1% de cuota, frente a los 5.550.000 de televidentes y el 32,6% de 'share' de Antena 3, según datos de Barlovento Comunicación a partir de datos de Kantar Media. Una victoria por la mínima en un pulso muy reñido, como llevan haciendo desde septiembre ambas cadenas.

Telecinco este año ni siquiera aparece en el ranking. La cadena de Mediaset España, con Ion Aramendi y Blanca Romero, queda por detrás de La 2 y también de TV3. Con apenas 600.000 espectadores y un 3,5% de cuota, las campanadas confirman la debacle de Telecinco.

Sube este año el consumo de televisión, a los 17 millones, en parte gracias a una noche que es oro para las cadenas. Las campanadas fueron vistas por 16,1 millones de personas, con una cuota de pantalla del 94,6% en el total cadenas que las retrasmitieron, según codificación de Kantar Media, pero el liderazgo de David Broncano y Lalachus confirma, además, que el espectador está aburrido de un formato estanco, casi caduco.

Los revolucionarios del pasado son los reaccionarios del futuro. Pedroche se inventó un aliciente que agitó el avispero de los balcones de Sol, pero ha tenido que llegar el presentador de 'La Revuelta' por el tejado de Tío Pepe para que no brille ni la leche materna de su enjoyado vestido. Con calcetines rojos pero sin bata y sin Yousi. Eso sí, con mucha política.

Claro que la gran pregunta es si la pública está para lo que hizo. Para buscar competir y no informar, para ideologizar en su minuto de oro, para hablar de vivienda, de lenguas cooficiales o burlarse de la religión. Vanalidades en los balcones de Sol sí, pero ofensas, con el dinero de todos además, las justas.