Es una de las principales conclusiones que se extrae del análisis del impacto que tuvo en la red distribución del Polígono Sur la intervención de Policía Nacional en la operación Vulcano, que se desarrolló entre los días 15 y 24 de octubre del año pasado, después de que el día 12 un tiroteo con armas de guerra, como un kalashnikov, por un supuesto vuelco de drogas entre bandas elevara la tensión en la zona de Las Tres Mil.
Durante esta intervención policial, en la que se desmantelaron plantaciones de marihuana, se notó un descenso considerable en la carga de algunos centros de transformación ubicados en la zona. Después vinieron las operaciones 'Bragi-samurai', Trazadoras', 'Cardenal-barbecho', 'Sísifo, 'Gull', o 'Truman', entre otras. La última redada fue hace diez con la intervención de 820 plantas de marihuana en cuatro pisos. Era la operación Guagir.
Así, la operación Vulcano, en un centro de transformación del Polígono Sur donde se detecta un fraude masivo, se registró cómo la demanda se reduce hasta en un 40% a partir del día en el que se hace la intervención de las fuerzas de seguridad y se requisan plantaciones de marihuana. En ese momento la demanda del centro de transformación se reduce al eliminarse la demanda derivada de las plantaciones, ya que una plantación indoor en una vivienda puede llegar a consumir como 80 viviendas.
Además, estas actuaciones de aprehensión de plantaciones tienen un efecto directo en las incidencias de la red de distribución, con un descenso de un 47% de las incidencias registradas en los seis centros de transformación más afectados por sobrecarga de la red.
En dicha operación se logró desmantelar 20 plantaciones con 5.000 plantas, pero también se desconectaron muchas otras por miedo de los cultivadores a ser descubiertos (por el consumo que suponen) y se tiraron a la basura otras muchas (en los contenedores aparecieron numerosas plantas).
Las intervenciones de las Fuerzas de Seguridad del Estado tienen una efectividad más duradera en el tiempo que las inspecciones que realizan los propios operarios, siempre acompañados por agentes de la Policía Nacional o de la Guardia Civil. Aunque en ambos casos los registros de la compañía eléctrica desvelan cómo el consumo se recupera llegando a alcanzar índices cercanos al 100%, tras la conexión de nuevo de las plantaciones apagadas y el inicio de nuevas plantaciones en la zona.
Tres días después
Otro ejemplo que refleja este descenso de consumo y de incidencias en la red se produjo este mismo mes en la zona de Padre Pío-Palmete, donde la carga de un centro de transformación descendió un 25% después de inspeccionar la empresa, junto a un grupo de la Unidad de Prevención y Riesgo (UPR) de la Policía Nacional, 81 suministros, de los que 26 estaban en situación de fraude, procediendo al corte de las instalaciones por seguridad. A los tres días, el consumo volvió a valores muy similares a las jornadas previas a los cortes de la compañía.
En el caso de Padre Pío-Palmete, Endesa, en cinco centros de transformación, detectó en el año 2020 (108 frente a las 28 del año anterior) el aumento de las desconexiones por fusibles fundidos (las protecciones del centro de transformación que actúan por sobrecarga), con una progresión que continuaba en 2021 (144 incidencias). En 2022 (112) se instaló una nueva potencia de manera significativa, lo que debería de haber reducido drásticamente las incidencias, sin embargo lejos de reducirse sólo se contuvieron en 2023 (164).
Pero un año después las incidencias (351) se dispararon originadas por el incremento de las sobrecargas en los centros de transformación con un consumo desorbitado aprovechando la nueva capacidad disponible después del incremento de potencia de 2022 . Ante este panorama, la compañía el año pasado volvió a incrementar la potencia hasta el 120% respecto a 2021, pero hasta junio las incidencias fueron de 168 y se estima que el año acaba con el doble. En el seno de la eléctrica se espera que esta actuación contendrá el número de incidencias en el corto plazo pero, a la larga, se volverá a incrementar al haber servido de reclamo esta nueva capacidad instalada.
Es significativo que en esta zona de la ciudad, según los datos censales, apenas hay un aumento poblacional en el último lustro, pasando de 18.392 a 18.640 habitantes, según el Padrón Municipal de Habitantes del Servicio de Estadística del Ayuntamiento de Sevilla.
¿La solución?
Para la compañía distribuidora el aumento de potencia no es el remedio a la problemática estructural que tienen ciertos barrios de la ciudad y que más allá de solucionar el problema lo intensifica. «Sin actuar sobre la causa raíz del problema, las plantaciones de marihuana, es poco efectivo las actuaciones realizadas sobre los enganches», según Endesa, que insiste en la solución que defiende desde hace años, que pasa por erradicar las plantaciones de marihuana mediante la colaboración de todas las administraciones públicas y las Fuerzas de Seguridad del Estado, contemplando también un cambio en el Código Penal, ya que actualmente existe «una legislación muy laxa en cuanto a los delitos de defraudación de fluido eléctrico y el cultivo de cannabis, que ha propiciado una expansión de este problema».