Entre los miembros de la Carrera Diplomática existe la convicción de que España se encuentra desde hace meses a la deriva por el descontrol de un Gobierno cuyo capitán está a punto de ahogarse entre los casos de corrupción, la falta de apoyos de la coalición y sin presupuestos. «El desmentido de Rutte es una merma a nuestra credibilidad como país, en un momento donde la proyección internacional de España como país serio y de fiar es fundamental», cuenta un embajador que se encuentra de misión fuera de nuestras fronteras. Y añade: «La intervención del domingo fue un error diplomático de manual».
A esta misma fuente no le sorprende que «nadie se haya acordado de nosotros en el conflicto entre Israel e Irán»: «No ayuda, además, que durante los últimos diez días de ataques entre estos dos países, Albares se haya dedicado a poner tuits sobre el maratón diplomático. El papel del ministro es bochornoso».
Otro compañero comparte la misma opinión: «Nuestra imagen exterior está arrasada ahora mismo. Ya está en todos los medios internacionales y todo el mundo da por sentado que este artificio obedece a un intento de desviar la atención por los casos de corrupción del PSOE». «Sánchez, además, tiene otros dos problemas serios: por un lado su Gobierno de coalición y los partidos que le apoyan no quieren que aumente el gasto militar y, además, no tiene presupuestos aprobados».
El hecho de que el presidente compareciera el domingo «no dejó de ser una patada hacia adelante», según apunta otra fuente consultada por ABC. Un futuro problema para España –el de ampliar el gasto un 3,5 por ciento– que tendrá que abordar el ejecutivo que desembarque en La Moncloa tras las próximas elecciones. «Uno que no será el de Sánchez», suplica. Por eso, «es absolutamente disparatado que haya hecho esto sin descolgar el teléfono y hablar con el principal partido de la oposición».