Austria, el espejo en el que se mira la ultraderecha alemana
Las negociaciones para la formación de gobierno avanzan en Austria, a la sombra de la vorágine política desatada con la llegada del Donald Trump a la Casa Blanca. El viernes, los grupos de trabajo del partido de ultraderecha FPÖ y del popular ÖVP hablaron de educación, pensiones, sanidad, política exterior y europea. Los asuntos más controvertidos como la participación de Austria en el escudo antimisiles impulsado por Berlín o el futuro posicionamiento ante la UE serán discutidos por los primeros espadas, Herbert Kickl y Christian Stocker respectivamente.
Las conversaciones están encarriladas pese a las protestas de la calle. La perspectiva de una coalición en la que el FPÖ será la primera fuerza política y el canciller, un político de extrema derecha y decididamente favorable a Rusia, Kickl, no es un horizonte fácil. Pero es que Austria rompió hace décadas el cordón sanitario que aún mantienen los llamados partidos tradicionales en las grandes democracias europeas. Las conversaciones en curso son el último ejemplo de la normalización del FPÖ en el panorama austríaco. De lo contrario, el diálogo a tres bandas de conservadores, socialdemócratas y liberales no hubiera fracasado, como así ocurrió.
El FPÖ ganó con casi el 29% de los votos las elecciones parlamentarias del pasado 29 de septiembre. Son nueve puntos más del resultado que proyectan los sondeos para Alternativa para Alemania (AfD) para las elecciones del 23 de febrero. La AfD no tiene opciones de entrar a formar Gobierno, aunque logre un buen pedazo del pastel electoral, pero hay elementos comunes en ambas realidades políticas -además del avance del populismo en general- y mucha hermandad y cooperación entre la ultraderecha alemana y austríaca.
Este vínculo responde a la tradición histórica. Las raíces ideológicas del FPÖ se remontan al movimiento todo-alemán, cuyo sueño de la unificación germano-austríaca solo se hizo realidad entre 1938 y 1945. Hoy, la idea ya no desempeña un papel político, pero es una realidad práctica dentro de la extrema derecha. Estructuras como el Movimiento Identitario se han mantenido vivas en Alemania desde su fundación gracias a activistas y autores austríacos como el vienés Martin Sellner.
Una simbiosis histórica
Según el historiador Volker Weiß, la extrema derecha austríaca siempre ha alimentado a la alemana. Desde los tiempos de Jörg Haider (el ultraderechista austríaco que murió en 2008 en un accidente de tráfico), el FPÖ ha sido considerado un ejemplo a seguir por los partidos predecesores de la AfD. Cuando el antiguo político bávaro Manfred Brunner, del Partido liberal, fundó el Bund Freier Bürger (BFB) en 1994, como protesta contra el Tratado de Maastricht y la Unión Monetaria, Haider contribuyó a su creación. El BFB era un auténtico clon del FPÖ, se dio a sí mismo el apodo de Partido de la Libertad durante un tiempo e incluso trajo a Haider a Alemania para la campaña electoral. Sin embargo, este último no sólo estaba muy por delante de sus camaradas alemanes en cuanto a autopresentación, sino que también disponía de un aparato que funcionaba.
En los últimos tiempos, los líderes del partido, Alice Weidel y Herbert Kickl, también han reafirmado la alianza germano-austríaca y se han visitado mutuamente. El portavoz de prensa de Weidel, Daniel Tapp, se educó en Austria y ha escrito una tesis de Ciencias Políticas sobre el FPÖ, lo que le convierte en un enlace perfecto. Kickl también dio una conferencia a personalidades seleccionadas de AfD en enero de 2020 por invitación de la Fundación Desiderius Erasmus, afiliada al partido. Para las elecciones europeas del pasado año, los miembros de la junta directiva de la AfD Tino Chrupalla y Alice Weidel formaron un trío con Harald Vilimsky, político europeo del FPÖ, conocido en su partido por su línea dura. Sin embargo, el FPÖ no pudo evitar la exclusión de AfD del grupo parlamentario europeo conjunto. Los alemanes tuvieron que formar grupo con micropartidos de extrema derecha , sobre todo de Europa del Este.
Con el FPÖ abriendo camino y la AfD engordando, la pregunta que ronda en la cabeza de politólogos es cuánto tiempo aguantará el cortafuegos a la AfD en Alemania. La líder del partido, Alice Weidel, ya ha declarado que la frontera simbólica ha fracasado, si bien no ha habido un equivalente al modelo de aislamiento alemán en Austria. El FPÖ ya forma parte del gobierno en cuatro estados federados e incluso ocupa el cargo de gobernador en un quinto, Estiria, con el ÖVP como socio menor.
Pese a las condiciones marco fundamentalmente diferentes, no pueden pasarse por alto los paralelismos entre la AfD alemana y el FPÖ austríaco. Un reciente estudio realizado por politólogos austríacos por encargo de la Fundación Konrad Adenauer encontró sorprendentes similitudes en sus programas y bases sociales, con los alemanes adoptando incluso una postura más radical.
Según Weiß, la retórica de ambos partidos se caracteriza por la exageración, el sobrecalentamiento y la escalada constantes. Ambos se presentan ante el electorado como la única oposición que queda. Los temas centrales son no a la migración, no a las políticas de género y no a la guerra. "Esta 'trinidad' funciona extremadamente bien. 'Nosotros estamos por los locales, ellos por los extranjeros, nosotros por las familias, ellos por el género, nosotros por la paz, ellos por la guerra'", explica el politólogo húngaro Eszter Kováts.