La muerte del CEO de UnitedHealthcare, la octava mayor empresa del mundo y líder del cuestionado oligopolio de la salud en EEUU

El consejero delegado de la división de seguros de UnitedHealthcare, la mayor empresa proveedora de seguros y servicios sanitarios del mundo, Brian Thompson, de 50 años, ha sido asesinado hoy en Nueva York, cuando se disponía a acudir a una reunión con inversores. El asesino disparó a Thompson en el pecho y en una pierna a las siete menos cuarto de la mañana en el momento en el que éste acababa de salir del Hotel Hilton, en pleno centro de Manhattan. Según la policía neoryorkina, el autor del crimen fue un hombre que se dio a la fuga sin contar con la ayuda aparente de ninguna otra persona. Se desconocen los móviles del asesinato que, de acuerdo con las fuerzas de seguridad de la ciudad, ha sido claramente premeditado.

Por facturación, United Healthcare es la octava mayor empresa del mundo y la cuarta de EEUU (tras Wal-Mart, Amazon y Apple), según la clasificación anual de la revista 'Fortune', y la primera del ránking que no es tecnológica, de venta minorista o energética. La empresa tiene unas ventas anuales superiores a los 325.000 millones de dólares (310.000 millones de euros) con un valor en Bolsa de 562.000 millones de dólares (535.000 millones de euros). La noticia del asesinato de Thompson no afectó a la cotización de la acción, que a media sesión subía un 1%.

La compañía opera en el intrincado sistema sanitario de Estados Unidos, un monstruo burocrático controlado por un oligopolio de aseguradoras y de empresas que gestionan el sistema en colaboración con dos grandes programas nacionales controlados por el Estado, Medicare y Medicaid.

El resultado del sistema es que EEUU Gasta en relación a su PIB más del doble que España en salud, pero tiene una esperanza de vida media cuatro años y medio menor y una serie de indicadores escalofriantes, como la tasa de mortalidad materna más alta del mundo desarrollado. Para hacer más patente el fracaso del sistema, más del 40% de los estadounidenses reciben algún tipo de ayuda del Estado por motivos de salud o incapacidad.