Pocos invitados y sin ánimos de fiesta: así fue la celebración del 12 de Octubre en la embajada de España en Argentina tras la pelea de Sánchez con Milei

De casi 1.200 invitados a poco más de 300, de una fiesta con enorme carpa en el jardín, música y discursos a una recepción en semipenumbra y de tono contenido: tras la pelea de Pedro Sánchez y Javier Milei, nada es ya igual en la Embajada de España en Argentina.

La Fiesta Nacional se celebró en forma adelantada en Buenos Aires, en la noche de este jueves, ya que el viernes es festivo en el país. Con la ex embajadora María Jesús Alonso Jiménez ya definitivamente en Madrid y la representación descabezada, la recepción estuvo en manos del encargado de Negocios, Luis Tejada Chacón.

La magnífica residencia del embajador de España es apenas utilizada hoy, ya que Tejada Chacón, a diferencia de la hasta junio de este año embajadora, no vive allí. La labor del que fuera director de la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo durante el Gobierno de Mariano Rajoy, así como embajador en Bangladesh y Finlandia, es compleja: por un lado, debe mantener contactos con el Gobierno argentino, que fuentes de la embajada definen como "cordiales" y "técnicos"; por el otro, debe dejar en claro que la diplomacia española rebajó el nivel de la relación con Buenos Aires, que las cosas no están como han estado siempre.

A eso se suma la crisis económica argentina: pese a que Milei pregona que el país está saliendo de esa crisis, y el FMI espera un crecimiento del cinco por ciento en 2025 tras la severa recesión de 2024, las inversiones se hacen esperar. Así, la embajada española no tiene que lidiar con empresarios ni ejercer de nexo con el Gobierno argentino: todo está semicongelado a la espera de que lleguen tiempos mejores. Si esos tiempos finalmente llegasen, la situación de interinidad y bajo perfil de la representación diplomática española en Buenos Aires pasaría a ser un problema creciente. Hoy no lo es.

Todo discurre muy lentamente, aunque hay algunas mínimas señales. Recientemente circuló una foto de la canciller argentina, Diana Mondino, conversando con su par español, José Manuel Albares, en un encuentro en Nueva York durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Y pocos días atrás, un pequeño grupo de ciudadanos argentinos fue evacuado de El Líbano en un avión de la Fuerza Aérea Española.
Pequeños gestos que no alcanzan para cambiar lo fundamental: ni en la embajada española ni en la Cancillería argentina hay expectativas de que la relación vuelva a los niveles históricos, porque el problema no es diplomático, sino presidencial y personal.

La recepción del 12 de Octubre perdió aún más brillo en comparación con lo habitual, porque fue dividida en dos: al mediodía, el cuerpo diplomático acreditado en Argentina y altos cargos del gobierno local; por la noche, miembros de la comunidad de españoles en Argentina, incluidos empresarios y periodistas. En ambos casos, lo justo en bebida y comida, nada de excesos. Y al mediodía, apenas un par de subsecretarios del gobierno argentino pisaron los jardines de la residencia.

Según pudo confirmar EL MUNDO, el Gobierno argentino no tiene prisa ni interés alguno en recomponer la situación, que es funcional al perfil ideológico que cultiva Milei: el socialismo es el mal, y Sánchez es uno de sus representantes más acabados y peligrosos, entiende el presidente argentino. A su vez, el choque con Milei perfila ideológicamente a Sánchez sin hacerle pagar demasiados costes. Un win-win que se prolongará en el tiempo, incluso si en las próximas semanas el Mercosur y la Unión Europea (UE) anuncian finalmente la firma de su acuerdo de asociación estratégica.