Sobre este proceso hablamos con Ángela Quintas (@angela_quintas), química clínica experta en nutrición, que ha formado parte del asesoramiento nutricional para que esos cambios pudieran darse de forma saludable.
¿Cómo asesoró a los intérpretes de la película de Amenábar para conseguir esa transformación física que les ayudó a caracterizar a sus personajes de un modo más cercano a lo que el director quería transmitir?
Desde la consulta hemos trabajado con cinco actores del reparto: Julio Peña (protagonista), Fernando Tejero, Albert Salazar, José Manuel Poga y Luis Callejo.
El trabajo más intenso y satisfactorio lo realizamos con el actor Julio Peña, ya que su personaje requería una transformación física más marcada. El papel era especialmente exigente por la complejidad del personaje, lo que añadía un reto adicional al proceso.
Desde el inicio realizamos analíticas completas a todos los actores y, en algunos casos, también pruebas intermedias para garantizar la seguridad durante todo el proceso. A partir de esos resultados diseñamos una pauta nutricional individualizada, teniendo en cuenta sus parámetros clínicos, composición corporal, nivel de actividad física, preferencias alimentarias y los objetivos de caracterización establecidos por dirección y producción. Algunos actores, como Julio Peña, acudían semanalmente a consulta.
El objetivo principal es que la salud del actor nunca se vea comprometida. Incluso, en algunos casos, conseguimos mejorar las analíticas de partida.
¿Cómo fue el proceso y durante cuánto tiempo fueron asesorados nutricionalmente los participantes?
La duración varió en función de cada actor. En términos generales, trabajamos entre 6 y 10 semanas, según el objetivo marcado. Julio Peña, por ejemplo, comenzó a finales de enero y concluyó en abril, asistiendo a consulta de forma semanal. Otros actores acudieron cada 10-15 días. Todo el asesoramiento fue individualizado y se ajustó en cada revisión, lo que permitió adaptarnos a los ritmos del cuerpo de cada uno y mantener la salud como prioridad en todo momento.

«El protagonista de 'El cautivo' logró reducir 5 kg de grasa corporal sin comprometer su masa muscular, con una pérdida de solo 700 g en total de peso, lo que evidencia que la bajada se centró en la grasa y no en el músculo»
Ángela Quintas
Química experta en nutrición
¿De qué modo se realizó la restricción calórica y qué se tuvo en cuenta para que la pérdida de peso fuera saludable?
No aplicamos un modelo estándar de restricción calórica. Cada pauta se diseñó de manera personalizada, teniendo en cuenta el metabolismo basal, la actividad diaria, la masa muscular, la edad, los resultados analíticos y las preferencias de cada actor.
En el caso de Julio Peña, logró reducir 5 kg de grasa corporal sin comprometer su masa muscular, con una pérdida de solo 700 g en total de peso, lo que evidencia que la bajada se centró en la grasa y no en el músculo.
El enfoque fue siempre activar el metabolismo y utilizar la grasa acumulada como fuente de energía, no simplemente reducir calorías. Para ello aplicamos la metodología de control de insulina, que explico en mis libros 'Adelgaza para siempre' (Planeta) y 'De la boca a tu salud' (Planeta) con el fin de evitar picos de glucosa, mantener la saciedad y favorecer una pérdida de grasa progresiva y segura.
¿Qué controles se hacen y con qué periodicidad?
Durante todo el proceso se llevaron a cabo controles periódicos de la composición corporal, evaluando el peso, el porcentaje de grasa y la masa muscular. También se realizaron analíticas clínicas al inicio y al final, y en algunos casos intermedias, para garantizar que la evolución fuese adecuada desde el punto de vista médico.
Para estos controles utilizamos una báscula de bioimpedancia, que permite determinar si la pérdida de peso procede de grasa, músculo o agua, así como identificar las zonas del cuerpo donde se produce dicha variación. Esta información resultó clave para confirmar que la evolución era saludable, asegurando el mantenimiento de la masa muscular y evitando desequilibrios o riesgos innecesarios.
El seguimiento se estableció de forma semanal o quincenal, según las necesidades de cada actor. Además de los parámetros físicos, también se valoraron aspectos como el estado emocional, el nivel de energía, la digestión y otros síntomas que pudieran indicar carencias, excesos o la necesidad de ajustar la pauta nutricional.

¿Cuáles fueron las principales dudas de los participantes y qué dificultades vieron en el proceso?
La principal preocupación era cómo perder peso sin perder energía, ya que los rodajes exigen estar al 100% física y mentalmente. Esa duda se resuelve al combinar bien los nutrientes, controlar los picos de insulina y planificar las comidas de forma adecuada.
Alcanzado el peso objetivo, comienza otra fase igual de importante: mantenerlo durante rodajes largos, cambiantes y físicamente exigentes. En esta etapa nos coordinamos con producción y catering para asegurar que los actores dispusieran siempre de los alimentos necesarios. Su plan de alimentación es distinto al del equipo técnico, y respetar esa diferencia resultó clave. La planificación previa y el seguimiento continuo evitan bajones, desajustes o interferencias en su estado físico y anímico.
El mayor reto fue social y emocional: mantener la pauta en la vida personal, en eventos o fuera del rodaje. Sin embargo, cuando comprenden el propósito detrás de cada elección, la implicación es total.
«La principal preocupación era cómo perder peso sin perder energía, ya que los rodajes de 'El cautivo' exigen estar al 100% física y mentalmente»
Ángela Quintas
Química experta en nutrición
¿Cómo se trabajó posteriormente para la recuperación del punto de partida inicial en cuanto a peso, composición corporal, aspecto...?
Tras el rodaje iniciamos una fase de reintroducción progresiva de calorías y alimentos, con el objetivo de recuperar peso y masa muscular si era necesario, evitando el efecto rebote. El enfoque se mantuvo: cuidar la salud metabólica, controlar la insulina y priorizar la calidad de los alimentos.
La mayoría de los actores decidió mantener el peso alcanzado, al sentirse bien física y emocionalmente. Incluso algunos continuaron acudiendo por su cuenta después del rodaje para seguir cuidando su alimentación y mejorar su composición corporal.
Esto demuestra que, cuando se hace bien, el cambio va más allá de lo estético: se convierte en una oportunidad para adquirir hábitos duraderos.
No es la primera vez que trabaja con Amenábar y con sus intérpretes, ¿qué casos le han resultado especialmente satisfactorios?
También ha trabajado con Alejandro Amenábar en 'Mientras dure la guerra', asesorando a Eduard Fernández en su interpretación de José Millán-Astray. En ese caso, el actor necesitaba perder peso para que, al esconder su brazo izquierdo dentro del uniforme —como requería el personaje—, el efecto resultara realista ante la cámara. La delgadez ayudaba a que no se percibiera el volumen del brazo oculto, convirtiéndose en una transformación física con un objetivo técnico muy concreto.
Ese trabajo, al igual que el de 'El Cautivo', fue especialmente satisfactorio porque cuando el cambio físico contribuye a contar mejor la historia, pasa a ser parte esencial de la interpretación. Además, Eduard Fernández recibió el Goya a Mejor Interpretación Masculina de Reparto por ese papel, lo que confirma que el esfuerzo en todos los niveles —también el físico— impacta directamente en el resultado final.
¿Qué otras experiencias de asesoramiento nutricional en el ámbito cinematográfico recuerdan que fueron exitosas?
Han sido muchos los proyectos en cine y televisión. Guardo un recuerdo especial de 'Gordos' (2009), mi primer trabajo en cine de la mano de José Antonio Félez (Atípica Films). A partir de ahí llegaron numerosos retos, cada uno con un enfoque diferente.
En 'El hombre de las mil caras' (2016), con Carlos Santos y Eduard Fernández, el objetivo fue un aumento de peso cuidadosamente planificado para resultar creíble y saludable. En el extremo opuesto, en 'El fotógrafo de Mauthausen' (2018), con Mario Casas, se trabajó en una pérdida de peso extrema, siempre bajo estricto control médico y nutricional.
Otros títulos de cine en los que he participado son 'Julieta' (2016), 'Caníbal' (2013), 'Mientras dure la guerra' (2019) o 'Cerdita' (2022). En televisión destaca especialmente 'Olympo' (2025), un proyecto coral en el que se trabajó con 12 intérpretes durante más de seis meses de preparación. Se diseñó un plan de nutrición intenso y personalizado, coordinado con la preparación deportiva y con dirección, seguido de una planificación específica para el rodaje. Entre los actores asesorados estuvieron Clara Galle, Nuno Gallego y Agustín Della Corte. Fue un proyecto muy exigente por la magnitud del reparto y el seguimiento continuo, lo que lo convierte en uno de los más completos realizados hasta la fecha.
Asimismo, hemos asesorado en 'El caso Asunta' (2024), donde se elaboró un plan nutricional específico para Candela Peña, adaptado al carácter y las demandas de su personaje.
Cada proyecto implica un enfoque muy personalizado. No se trata solo de lograr una transformación física, sino de hacerlo garantizando la salud de los actores, respetando los tiempos de rodaje y las exigencias del personaje.
¿En qué proyectos está ya colaborando o prevé colaborar próximamente?
Esta temporada estamos trabajando en varios proyectos muy especiales. Entre ellos destaca 'La tregua', cuyo estreno en cines está previsto para el 10 de octubre. La película, dirigida por Miguel Ángel Vivas y protagonizada por Miguel Herrán, acompañado de Javier Pereira, Fernando Valdivielso, Alejandro Jato y Federico Pérez Rey, narra la historia real de presos españoles en un gulag soviético. En este contexto, nuestro papel ha sido asesorar nutricionalmente al reparto, un trabajo decisivo para que el desgaste físico de los personajes se perciba en pantalla sin poner en riesgo la salud de los actores.
También estamos ultimando la preparación física de Nacho Sánchez para la adaptación de 'Una cabeza en la pared', producida por Kabiria Films, donde interpreta a un torero. Se trata de un proyecto especialmente interesante porque no busca solo el impacto estético, sino una transformación realista y coherente con el personaje, potente en pantalla y, sobre todo, saludable y sostenible.