Un mapa fiscal autonómico fragmentado>

Quince años después de la reforma que cedió a las autonomías la gestión y recaudación del 50 por ciento del IRPF de sus territorios, el mapa fiscal de España proyecta la imagen de la fragmentación y la desigualdad tributarias, cada vez más alejada de aquella engañosa 'armonización' con que algunos líderes regionales quisieron igualar al alza una presión fiscal, materialización de su afán recaudatorio, que a largo plazo les perjudicaba. El 'consorcio tributario' con que el PSC, a rebufo del separatismo, trata ahora de adaptar el cupo vasco a sus necesidades electorales no haría sino acentuar las cargas tributarias que ya sufren los contribuyentes catalanes, muy por encima de las establecidas en las comunidades que desde hace años han apostado por dinamizar sus economías con una rebaja de impuestos. Que el País Vasco y Navarra, beneficiadas por su régimen fiscal, sean las comunidades que más castigan a las rentas más bajas revela los riesgos de apostar por la excepcionalidad.