Un hallazgo en una momia egipcia puede reescribir la historia de una enfermedad que causó una de las epidemias más devastadoras del mundo
Este hallazgo podría reescribir lo que sabemos de la historia de esta enfermedad porque es la primera evidencia científica de la presencia de la peste negra en África. Esta enfermedad es conocida sobre todo porque en la Edad Media desató una epidemia devastadora que acabó con más de 50 millones de personas. Al mismo tiempo, este estudio genera preguntas acerca de cómo esta enfermedad pudo haber afectado a las sociedades antiguas fuera de Europa y Asia.
La primera evidencia científica de la presencia de la peste negra en África
El informe presentado durante el Encuentro Europeo de la Asociación de Paleopatología, afirma que «este es el primer genoma prehistórico de Y. pestis hallado fuera de Eurasia que proporciona evidencia molecular de la presencia de peste en el Antiguo Egipto». Es una prueba de que el patógeno alcanzó una mayor presencia geográfica en una época temprana de la probada hasta el momento.
Los científicos usaron el método de metagenómica de tiro al blanco, una técnica que permite identificar patógenos antiguos al analizar fragmentos de ADN extraídos de los restos humanos. Y encontraron que la momia sufrió graves síntomas de la peste antes de su muerte.
Otra de las implicaciones de este análisis realizado por el centro de investigación italiana Eurac Research es que ayuda a respaldar las teorías de la existencia de posibles brotes de peste bubónica en las orillas del Nilo en la Edad Antigua. Hasta ahora, estudios previos solo establecían hipótesis sobre la existencia de brotes de la peste extendida por las ratas que se movían en las orillas del Nilo, que luego pasaban a las ratas negras que estaban presentes en los barcos comerciales. Y se transmitía a través de las pulgas que vivían en estos animales que inoculaban el bacilo a los humanos con su picadura.
Las primeras evidencias arqueológicas que revelaban la presencia de esta infección se hallaron en esqueletos de hace 5.000 años, en Crimea. Y en África, los arqueólogos habían encontrado restos documentales de su presencia en una carta del rey babilonio Burnaburiash que cuenta que una esposa asiática del faraón Amenhotep III había muerto «durante la peste». Y el edicto de restauración de Tutankhamón habla de «cuando su Majestad apareció en calidad de rey ... el país atravesaba la enfermedad». La elevada proporción de fallecidos en el cementerio de Amarna sugería a los investigadores la acción de una epidemia.
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En el actual estudio, los científicos señalan que «los datos genómicos obtenidos se tienen que analizar más a fondo para determinar la variedad de esta cepa antigua y caracterizar sus posibles modos de transmisión y patología».