Vendido por 2,2 millones de euros un Ferrari que perteneció a la actriz Jane Fonda
En 1966 Roger Vadim Plemiannikov y la intérprete de Barbarella eran una de esas parejas que todo el mundo admiraba, un matrimonio bien avenido que vivía una glamurosa vida a caballo entre la Francia natal del director de cine y el sur de California. Por aquel entonces Vadim tenía un Ferrari 250 California SWB Spider con número de chasis 2175 GT, vehículo del que decidió deshacerse para adquirir el ejemplar subastado con número de chasis 08641. Este codiciado modelo presentaba un acabado en Azzuro (azul) sobre un interior de cuero negro y se fabricó con el volante a la izquierda para su uso en Francia, carrocería de acero de punta larga, tubo de torsión y tres carburantes Weber.

Aunque de primeras se matriculó a nombre del cineasta no tardó en pasar a ser propiedad directa de Fonda. El automóvil permaneció entre sus pertenencias durante aproximadamente dos años y medio y durante ese tiempo fueron fotografiados en él en numerosas ocasiones, como era de esperar, lo que se presenta como una prueba irrefutable de su historia hollywoodense.

En 1968 el automóvil pasó a manos de otro propietario que lo repintó de rojo y a partir de ahí cambió de dueño en varias ocasiones. Así, en 1972 lo adquirió otro comprador que lo probó en pista participando en el conocido circuito Mas du Clos de Pierre Bardinon pilotado por el exesquiador de la Copa del Mundo y triple campeón olímpico Jean Claude Killy, pero esta no sería su única carrera. Anne Baverey se puso al volante de este Ferrari en la subida de Limonest-Mont Verdun y en el Coup des Dames en Mas du Clos en septiembre y octubre de 1974.
En los años posteriores fue propiedad del coleccionista francés Jean Guikas y posteriormente pasó a su último propietario, quien lo ha mantenido en su garaje por 20 años, hasta el momento de la subasta.
Actualmente el coche recuperó su aspecto original con carrocería azul y consiguió la certificación 'Ferrari Classiche' por mantener, entre otras cosas, el motor, la caja de cambios y el chasis originales, de ahí su gran valor. Lo cierto es que el estado de conservación de los interiores es, además, bastante bueno por eso no es de extrañar que haya conseguido una cifra tan buena en la subasta.