Sánchez vuelve a Marruecos un año después de la última cumbre y en plena crisis migratoria
Pedro Sánchez mantiene como máxima prioridad consolidar el giro de las relaciones con Marruecos que se inició tras la última gran crisis, que terminó con más de 10.000 marroquíes cruzando la valla de Ceuta en mayo de 2021. El presidente cambió incluso a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, por José Manuel Albares, para resolver esa tensión. Desde ese cambio de política, que incluyó un giro en la posición española sobre el Sáhara Occidental, las relaciones no han hecho más que estrecharse. Sánchez cuida mucho a Marruecos y en ese contexto el presidente ha organizado de manera discreta un viaje para este miércoles a Rabat con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que se ha mantenido oculto hasta este martes, un día antes.
El presidente viajará a la capital marroquí un año después de estar allí para realizar una reunión de alto nivel (RAN) con varios ministros. Entonces, La Moncloa insistió en que la cita había sido un éxito a pesar de que el rey, Mohamed VI, dio un claro plantón a Sánchez en el último momento y decidió prorrogar sus vacaciones en Gabón y no volver a Rabat a tiempo para entrevistarse con el primer ministro español. En esta ocasión, visto el antecedente, La Moncloa no confirma la agenda del viaje y por tanto hasta el último momento no se sabrá si hay encuentro con el rey, aunque España suele organizar estas citas en función de la agenda del monarca, que pasa buena parte del año fuera de Marruecos, por lo que es presumible que el Gobierno confíe en que el encuentro se produzca finalmente.
“Marruecos es un país vecino, amigo y socio estratégico de España en todos los ámbitos. Esta visita, que se realiza al inicio de la legislatura, subraya los profundos lazos que unen a ambos países”, señala La Moncloa en una escueta nota. Sánchez fue investido de nuevo presidente en noviembre y no hizo su primer viaje a Marruecos, como era tradicional, pero lo está haciendo en el inicio de la legislatura para reconocer la especial relación con este país como socio estratégico. El Gobierno habla de “despacho ordinario” para mostrar la cercanía de la relación, casi como se hace con los socios europeos.
El 2 de febrero de 2023, Sánchez presidió en Rabat junto al primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, la XII Reunión de Alto Nivel entre los dos países, una muestra de la recuperación plena de las relaciones. Para Sánchez esta relación es estratégica no solo por la inmigración, el asunto que más preocupa a España y en el que depende mucho de Marruecos, sino también por cuestiones de seguridad y comerciales. Sánchez y su equipo insisten en que España no puede permitirse estar en tensión con Marruecos con dos ciudades autónomas como Ceuta y Melilla siempre pendientes de cualquier crisis migratoria, y por eso justificar que vale la pena el cambio en la posición sobre el Sáhara occidental, muy criticado por Sumar y varios sectores progresistas. Exteriores defiende además que en cualquier caso la posición española sigue defendiendo la validez de las resoluciones de la ONU sobre este conflicto. En 2023, Sánchez no fue recibido por Mohamed VI, pero hablaron por teléfono y el rey marroquí lo invitó a realizar otra visita en el futuro, sin que trascendiera la fecha.
La visita no tiene un asunto urgente encima de la mesa, la agenda es la habitual —inmigración, seguridad, apertura de las fronteras comerciales en Ceuta y Melilla, asuntos bilaterales económicos, ahora puestos en primera línea por las protestas de los agricultores españoles frente a lo que ven como una competencia desleal de Marruecos, la posición sobre el Sáhara—, pero llega en un momento en el que España está muy preocupada por el aumento de llegadas de inmigrantes irregulares a Canarias. El problema fundamental en este momento no es Marruecos, sino más bien Mauritania, y por eso Sánchez se desplazó a este país hace dos semanas. Sin embargo, también la llegada de marroquíes a las islas preocupa, y en las últimas semanas también se han producido episodios de menores inmigrantes que intentan llegar a nado a Ceuta.
La decisión de acercarse a Marruecos y cambiar la política sobre el Sáhara provocó una enorme tensión con Argelia, que como respuesta retiró a su embajador y puso en riesgo las relaciones comerciales. Albares ha hecho un trabajo intenso para recuperar esas relaciones con Argelia desde que estalló esa crisis, en 2021, y esas gestiones han logrado que regrese el embajador el pasado diciembre. Sin embargo, Albares tenía organizado un viaje a Argel para sancionar esa normalización de las relaciones la semana pasada y tuvo que posponerla en el último momento “por motivos de agenda argelinos”, según Exteriores, cuando ya estaba todo listo y los periodistas estaban preparados para acompañarle.