Aragonès e Illa, ante el vértigo del posible fracaso de su acuerdo presupuestario

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, responde una de las preguntas de la pasada sesión de control en el Parlament.Andreu Dalmau (EFE)

La ciudadanía de Cataluña será, sin duda, la principal afectada si no hay unos nuevos presupuestos de la Generalitat. La votación de este miércoles pone en juego el trámite de las cuentas más expansivas de la historia (43.673 millones de euros, un 9,6% más que las actuales) y que incluyen casi un 10% más de inversiones (3.064 millones) con respecto a las cuentas vigentes. Pero la caída de la ley más importante de cada ejercicio tiene consecuencias políticas para quienes lideran la defensa de su aprobación y, según las encuestas, son los dos candidatos con más opciones para ocupar la presidencia, el actual jefe del Govern, Pere Aragonès, y el líder socialista, Salvador Illa. El macrocasino de Hard Rock en Salou es el principal escollo para desatascar las cuentas: socialistas y comunes, socios tantas veces y ahora mismo también en Madrid, lo ponen como condición en sentido contrario para apoyarlas.

“Una de mis obsesiones como president ha sido dar certezas donde había incertidumbre, que haya previsibilidad y que las instituciones funcionen. La legislatura dura cuatro años y, por lo tanto, habrá elecciones en febrero de 2025. Y por esta razón creo que es importante que los presupuestos salgan aprobados”, aseguró Aragonès a este diario, en una entrevista el domingo. La dirección del PSC, por boca de Maria Lluïsa Moret, descartó este lunes que teman que se pueda desencadenar un escenario electoral. “¿Posibles elecciones? No estamos en clave electoral”, rebatió. A las puertas de su congreso autonómico, en el que Illa será reelegido primer secretario y que cerrará el domingo Pedro Sánchez, el frenazo a los presupuestos sería un serio revés para los socialistas, porque constataría que, pese a que siempre recuerdan a ERC que tienen 33 diputados, juntos no alcanzan tampoco la mayoría.

Ningún cargo de la Generalitat acepta en público cuál podría ser la consecuencia para la legislatura de que este miércoles triunfen las enmiendas a la totalidad presentas por Junts, la CUP, En Comú Podem, Ciudadanos, Vox y PP. Si es así, el proyecto decaerá y regresará a la plaza de Sant Jaume. De momento el mensaje es que se seguirá buscando alianzas hasta “el último segundo”. Las opciones parecerían amplias, pero no es así. Además de la suma entre republicanos y socialistas, se necesitan dos votos más la mayoría. Junts tiene 32 diputados; los comunes, ocho. Sobre el papel, además, el grupo mixto también podría darlos, una opción que de momento nadie asume.

El president Aragonès vería seriamente tocados sus planes de agotar la legislatura si no tiene el dinero extra que le darían las cuentas y que son un balón de oxígeno para que pueda atender labores ejecutivas como la respuesta a la durísima sequía. La prórroga presupuestaria actual le permitiría seguir, pero esa operación le lleva a reducir margen de maniobra y le obligaría a tener que pasar por las votaciones parlamentarias -donde está en franca minoría, con solo 33 votos de 135- de las modificaciones de crédito. Pero no solo eso: queda la duda de qué sucedería con los Presupuestos Generales del Estado, porque ERC ya ha avisado al PSOE que, sin presupuestos catalanes, no votará a favor de los suyos.

Esa imagen de debilidad es una que cualquier equipo de campaña querría evitar y más el de un president que aspira a repetir en el Palau. El Govern tenía engrasada toda la maquinaria para lucir en este último tramo de la legislatura lo mejor de la obra de Govern y no contar con las cuentas erosionan esos planes. Aragonès llega a la votación de las enmiendas a la totalidad ya designado como candidato a las próximas autonómicas por su partido, Esquerra Republicana, pero pendiente de que las bases den el visto bueno a su nominación. Convencidos de que los comunes no darán su brazo a torcer, ya empieza a circular la hipótesis de que ERC o PSC puedan llamar a la puerta del grupo mixto, donde hay dos diputados que abandonaron Junts y Vox.

Las encuestas, tanto internas de los partidos como del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat, muestran frente a frente entre socialistas -el grupo más votado el 14-F- y los republicanos. Cada uno cuenta ahora con 33 diputados, por lo cual la suma de ambos tampoco alcanza la cifra mágica de la mayoría absoluta, que es 68. El CIS catalán también ha dejado entrever las posibilidades de que el independentismo pierda la mayoría absoluta. De ahí que en las direcciones de ambas formaciones se extienda la reflexión de que no habrá un panorama claro de conformación de Govern tras las elecciones y las cuentas estarían, por tanto, casi desactualizadas dos años.

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