Sanidad quiere que el dentista sea gratis para parados y mayores
La ministra de Sanidad estudia cómo incluir a más colectivos vulnerables en la atención odontológica gratuita
El frío intenso, recuerda Sanidad, afecta negativamente a la salud, aunque solo en casos muy extremos se producen efectos como la hipotermia o la congelación. Es más frecuente, sin embargo, el sobre-estrés del organismo, que puede dar lugar a una descompensación orgánica que agrava enfermedades crónicas en población vulnerable. Además, las bajas temperaturas provocan un aumento de accidentes de tráfico y caídas por las placas de hielo, así como de incendios e intoxicaciones por el uso de estufas de gas.
Sin embargo, los efectos de las bajas temperaturas no suelen darse de una forma tan aguda y repentina como en el caso de las altas temperaturas. Según el codirector de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano de la Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Julio Díaz, «hay una temperatura mínima diaria, que varía de un lugar a otro, por debajo de la cual la mortalidad invernal aumenta de forma brusca; es lo que se denomina temperatura de definición de ola de frío».
Las muertes por esta causa, unas 1.050 al año, son solo un poco más bajas que las que causan las olas de calor, unas 1.300 muertes al año. «Esto hace necesaria la articulación de planes para disminuir la morbimortalidad asociada a las olas de frío», apunta Díaz. El efecto de una ola de frío, explica, se manifiesta hasta 14 días después. «Esto se debe a que la mortalidad relacionada con las olas de frío se relaciona en parte con enfermedades respiratorias de carácter infeccioso, si bien hay también un aumento de la mortalidad relacionada con las enfermedades cardiovasculares», apunta.
Los principales factores de riesgo están relacionados con no vivir en lugares que aseguren una temperatura mínima confortable: lugares sin calefacción o lugares donde viven personas con bajo nivel de renta, que hace que aunque tengan calefacción no puedan encenderla, lo que se denomina pobreza energética. Los grupos de especial vulnerabilidad son personas previas, población infantil y personas ancianas. Este experto también recuerda que «el impacto de las olas de frío no va a desaparecer en un entorno de cambio climático».
Para evitar daños, Sanidad establece algunas recomendaciones como respirar por la nariz en el exterior y no por la boca, ya que el aire se calienta al pasar por las fosas nasales y así disminuye el frío que llega a los pulmones, extremar la precaución en caso de hielo en las calles, ser conscientes de que varias capas de ropa fina protegen más que una sola gruesa, al formar cámaras de aire aislante entre ellas o ventilar la casa al menos dos veces al día, durante 15 minutos cada una de las veces, para asegurar la renovación del aire cuando se usen braseros o chimenea.
Sanidad también resalta la importancia de no tomar medicamentos sin receta médica, porque algunos medicamentos precipitan los problemas derivados de la exposición al frío, de tomar una alimentación variada, con el consumo diario de fruta, así como beber líquidos, sobre todo agua y bebidas calientes. Además recomienda la vacunación contra la gripe en personas mayores de 65 años y en las que padecen alguna enfermedad crónica (cardiopulmonar, metabólica e inmunodeprimidos).