Wes Anderson repite caldo con el mismo hueso en 'La trama fenicia'
Nada más abrirse el telón uno ya sabe que está en cualquiera de las películas que ha hecho este director
Johansson llevaba ya varios días por aquí y como actriz de la película de Wes Anderson 'La trama fenicia', donde tiene un papel insignificante, pero su presencia este año en Cannes 2025 será recordada porque ha hecho su debut como directora, una película emotiva en la que cuenta la historia de Eleanor Morgenstein, nonagenaria que vuelve a Nueva York tras la muerte de su amiga y tras una vida entera viviendo en Florida. Está interpretada por la veterana June Squibb, que ha trabajado en varias ocasiones con Alexander Payne, con Martin Brest y con Todd Haynes, y que cumplirá su primer siglo en 2029, o sea, ya.
Lo de Panahi es también un acontecimiento, y no porque haya una película suya (están en todos los festivales), sino porque ha conseguido acompañarla, algo que no ocurría desde hace quince años que le echaron el guante en su país, tanto a él como a su pasaporte. Ha sufrido cárcel, prisión domiciliaria, prohibición de rodar, de hacer, de decir…, pero Panahi siempre se las ha arreglado para sacar adelante su cine, hecho, claro, de modo clandestino, llevarlo a los festivales y ganar en ellos varios premios.
'Un simple accidente' es una película de puesta en escena muy simple, con media docena de personajes, un coche, algún interior y un aspecto de rodaje furtivo, y como es natural se aprecia en ella toda la disidencia y la descripción por la que el gobierno teocrático de su país le tiene tanta inquina. El interés máximo de la película está en la resolución de un problema moral, cuando unas cuantas víctimas de un torturador se encuentran con que lo tienen a su merced; son gente sencilla a los que destrozó la vida y no saben muy bien cómo manejar ni sus sentimientos ni la situación.
No hay un gran cine ni en esta ni en otras películas de Panahi, lo cual puede ser comprensible, pero al que fue ayudante de dirección de Abbas Kiarostami se le han quedado tatuados algunos resortes del cine único de Kiarostami y logra el mejor desenlace posible para su película, y con apenas nada, un hombre de espaldas y el sonido de unos pasos, te deja un ¡ufff! en el cuerpo para todo el día… Como película en competición, uno diría ya que tiene asegurado un lugar en el Palmarés, a pesar de que en el desarrollo de su trama haya situaciones y sobre todo tonos actorales (un exceso de grito y un déficit de sutileza) que quizá con más tiempo, seguridad y monedas hubiera podido equilibrar. Pero funciona su historia, llega, toca y además deja la impresión de que la ha fraguado un tipo que entiende que el resentimiento no es la mejor ubicación para mirar el mundo.
También en la sección competitiva se proyectó 'Fuori', del italiano Mario Martone, que ya ha estado en varias ocasiones en este festival, la última hace un par de años con 'Nostalgia'. Martone relata algunos episodios de la vida de Goliarda Sapienza, muy conocida en Italia por su obra 'El arte de la alegría', que no se publicó hasta después de su muerte. La protagoniza la actriz y directora Valeria Golino que hace un retrato a veces sereno y a veces dislocado de Sapienza y de su relación con varias reclusas (estuvo encarcelada por robo), en especial con la excesiva y simpática que interpreta Matilda de Angelis. Es un trabajo de ambas actrices muy volcado, ácido y sentimental, no tan vándalo como el de Jennifer Lawrence, pero sí lo suficientemente complejo y profundo como para estar en la brega de los premios.
Tal vez Martone sólo haya podido dejar una imagen fotomatón de la escritora Goliarda Sapienza, cuya vida fue un parque de atracciones (actriz de teatro, de cine, varios matrimonios, despreciada por 'los de la cultura' italiana…), pero el tramo de ella que muestra, fundamentalmente como presidiaria y ex presidiaria, propone una idea confusa del personaje. Y la indefinición siempre deja la puerta entreabierta al acierto.