Antes de la cita en el Carlos Belmonte del pasado 25 de octubre, sólo el 40% de los tiros del Córdoba iban a puerta. En el partido con el Albacete ese porcentaje se disparó al 69%, guarismos que sufrieron un descalabro notable ante el Ceuta (2-0). A pesar de los goles tempraneros de Dani Requena y Fuentes, en la cita con el cuadro caballa se realizaron doce remates, de los cuales solo cuatro encontraron puerta para reflejar un 33%.
Con la celebración del derbi andaluz en La Rosaleda ante el Málaga, los blanquiverdes se vieron muy mermados con la expulsión de Albarrán al comienzo de la segunda mitad. A pesar de esto, la producción ofensiva aumentó con quince remates, de los cuales seis vieron puerta (40%). Nuevamente, en El Arcángel se dio un nuevo paso atrás.
Aunque fue un partido con muchas incidencias para los blanquiverdes con la lesión de Fomeyem y la expulsión de Rubén Alves, no supieron encontrar la claridad necesaria para batir al Deportivo. Lo curioso de este partido se encuentra en la posesión. El Córdoba dominó con un 70% de balón, lo que derivó en veintidós remates. A pesar de esto, solo seis fueron entre los tres palos (27%).
Mayor precisión a domicilio
Con una nueva cita a domicilio, en esta ocasión frente al Granada en Los Cármenes, el acierto mejoró, pero no la cantidad. Los pupilos de Iván Ania mostraron una buena versión, pero con once remates y cinco a puerta -un 45%- no fue suficiente para superar a una escuadra granadina que generó más argumentos en el tramo final para llevarse el partido.
Finalmente, el choque ante el Cádiz vuelve a reflejar la escasez de puntería. Aunque el Córdoba remató en veinte ocasiones, solo seis fueron a puerta (30%). Por el lado gaditano, les bastó con aprovechar sus oportunidades para materializar dos goles en ocho remates.
De este acontecimiento se pueden sacar dos conclusiones. La primera, mucho más clara, es que los blanquiverdes han estado mucho más precisos lejos de El Arcángel. Por otro lado, una mayor cantidad de remates no ha derivado en un mayor porcentaje, sino todo lo contrario. Esto habla muy bien de la capacidad de llegada, pero en los metros finales, el poco acierto para tener ocasiones claras ha sido una constante. En total, el cuadro ribereño ha realizado 185 remates -segundo equipo de la competición-, lo que se traduce en un pobre 11,35% de efectividad, siendo así el decimoctavo equipo de la categoría.
Un problema reconocido
De este hecho se ha percatado Iván Ania. El técnico blanquiverde resaltó en la rueda de prensa posterior al partido ante el Cádiz que su equipo «murió en el área». «Somos uno de los equipos que más genera y estamos progresando en eso. Evidentemente, en el porcentaje de eficacia o de acierto ahí no somos de los equipos más altos, porque no llevamos tantos goles a favor. Tenemos primero que cerrar nuestra portería y, a partir de ello estaremos más cerca de conseguir la victoria y no necesitar tantas ocasiones o llegadas para tener que ganar un partido», explicó.
Si se pone la lupa de manera más individualizada, Jacobo es el mayor baluarte ofensivo del equipo. El madrileño ha realizado treinta y ocho remates, lo que le convierte en el jugador más destacado de la competición en este sentido. De esta gran cantidad de intentos, veinte de ellos han ido a puerta, pero solo tres han acabado en el fondo de las mallas -dos de ellos fueron de penalti-.
Uno de los casos más positivos es el de Adrián Fuentes. Como uno de los arietes más destacados de Segunda División, el punta cordobesista ha realizado veinte disparos, de los cuales once han ido entre los tres palos. Al haber anotado siete goles, su efectividad es del 32%.