La jornada se espera tensa. La familia de Esther López ha convocado una protesta a las puertas de los juzgados coincidiendo con su declaración. Se trata de la cita mensual que sus seres queridos mantienen en Traspinedo cada mes desde que desapareció y que en esta ocasión trasladan a Valladolid a unos metros de quien tienen claro que «asesinó» a la joven para que «nos oiga y diga la verdad». No se espera que puedan cruzarse con Óscar, que ya en la anterior ocasión fue conducido directamente en coche a las instalaciones y que esta vez ha solicitado -y se le ha sido concedido- un dispositivo que vele por su seguridad a cargo de la Policía Nacional.
El posicionamiento de los teléfonos móviles -juntos y sin cobertura al mismo tiempo tras haberse supuestamente separado-, la manipulación del ordenador de a bordo de su vehículo -él lo niega pero un informe señala que se hizo en dos ocasiones- o el lavado del vehículo al día siguiente -Óscar rechaza este extremo y la Guardia Civil se aferra a las imágenes «mejoradas» de las cámaras de seguridad-. Son algunas de las supuestas contradicciones que la Benemérita recoge en el informe en el que le señalan como responsable del atropello y por los que Óscar será interrogado por las partes -al frente del ministerio público estará la fiscal jefe de Valladolid tras el traslado del compañero que llevaba el caso-. Tiene derecho a no declarar o contestar sólo a alguna de ellas sobre los indicios surgidos con posterioridad a su primer testimonio y por las cuestiones que entonces dijo no saber «explicar».
Desde la acusación particular que ejerce la familia de Esther se espera que cambie la situación procesal del principal sospechoso -otras dos personas fueron investigadas en la causa pero su implicación ya ha sido descartada-, cuyo ingreso en prisión han solicitado en varias ocasiones siendo descartado por Fiscalía y juez, que entendían que pese a los indicios no había «relato».
En esta ocasión, con el informe final de la investigación tienen uno sobre la mesa, el de la Guardia Civil, que fue remitido hace un mes y que junto con el interrogatorio de hoy podrían conducir o no a dar forma a una acusación por asesinato, por homicidio por imprudencia, por omisión de socorro... O, por el contrario, no se consideran suficientes los indicios. También hoy deberán pronunciarse las partes sobre si procede acordar una nueva prórroga de la investigación judicial -el plazo vence en enero-.
En concreto, las conclusiones de la Guardia Civil apuntan a un crimen en el marco de una discusión entre ambos -él mismo señaló que antes de apearse Esther del coche se enfadaron-. El Instituto Armado considera que fruto del conflicto se «pudiera haber desencadenado un episodio violento» y una supuesta agresión que justificaría las lesiones que ella tenía en el párpado o el cuello. Tras ello se habría producido el presunto atropello -por un vehículo compatible con las características del Volkswagen T-Roc de Óscar- a velocidad media o baja y de espaldas a la víctimas, que no falleció en el acto, sino horas después y que de acuerdo con el informe habría tenido opciones de sobrevivir de haber sido atendida.
Un atropello que sitúan en las inmediaciones de la vivienda familiar del principal sospechoso, quien según la tesis de la Guardia Civil habría trasladado supuestamente después el cadáver de Esther a la cuneta en la que fue encontrado, donde su cuerpo tienen claro desde la investigación que se dispuso en ese lugar como una «teatralización».
Allí fue encontrada un 4 de febrero de 2022, un total de 24 días después de que se le perdiera la pista en la madrugada de 12 al 13 de enero, cuando tras una noche con amigos se subió al coche de Óscar. Lo hizo en compañía de una tercera persona, que se bajaría del vehículo a llegar a su casa, y dejaría a solas a Esther y Óscar a bordo del T-Roc.