El alcalde de Sevilla pierde la cuestión de confianza vinculada a la aprobación de los presupuestos
El alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, ha perdido la cuestión de confianza gracias a los votos del PSOE, Vox y Podemos-IU. Tras la reprobación de todos los grupos municipales de la oposición, las cuestas quedarán aprobadas automáticamente dentro de 30 días ya que que ninguno de los partidos tiene mayoría absoluta para presentar una moción de censura y han asegurado que negociarán entre ellos para presentarla.
Sanz optó por esta vía para alejar el fantasma de un acuerdo de gobierno con Vox, que el PP negó pero que los de Abascal reconocieron que iba “por buen camino”, en plena campaña europea. Aunque el PP haga presentado este movimiento como una firma de evitar el bloqueo de PSOE y Vox a la gestión de Sevilla, el rechazo cosechado ha evidenciado la debilidad de su mandato, en minoría. Todos los portavoces municipales han cuestionado la capacidad negociadora del alcalde y le han afeado que su gestión esté en manos de los intereses del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, a quien un acuerdo con Vox en el cuarto ayuntamiento de España, perjudica en su imagen de moderación.
La cuestión de confianza se ha convertido en una herramienta para blindar temporalmente a gobiernos en minoría. Entre los casos que la LOREG recoge para presentarla, se encuentra específicamente la aprobación del presupuesto, y también es este supuesto el único que permite al alcalde mantenerse en su cargo y no tener que cesar automáticamente y mantenerse en funciones si no prospera. A partir de aquí se abre el plazo de un mes para que los partidos de oposición presenten una moción de censura, algo inviable porque es imposible que PSOE y Vox vayan a alcanzar un acuerdo. Pasado este plazo, el alcalde quedaría reafirmado y las cuentas municipales automáticamente aprobadas. En el caso de Sevilla esto supone que los presupuestos de 2024 entrarán en vigor en julio, dejando solo un margen de cinco meses para su completa ejecución.
El alcalde ha ganado tiempo, pero no ha despejado la incertidumbre sobre la estabilidad de su mandato. La cuestión de confianza es una baza que solo puede utilizar dos veces en sus cuatro años de gobierno y nunca en el último año previo a las elecciones. Un escenario que vuelve a poner sobre la mesa la opción de llegar a un acuerdo con Vox que permita al alcalde poder sacar adelante alguna de sus promesas electorales varadas por su situación de minoría y que el final del ciclo electoral este domingo haría más plausible porque no hay votaciones a las que esa alianza pueda penalizar.