China y Filipinas se culpan mutuamente tras un nuevo choque de barcos cerca de un banco de arena en disputa
Menos de un mes ha durado la débil tregua a la que llegaron China y Filipinas tras los continuos encontronazos en las aguas del Mar de China Meridional. Este lunes, ambos países se culparon mutuamente después de que sus barcos chocaran cerca de un banco de arena en disputa.
A diferencia de otros episodios similares de los últimos meses, esta vez fue la guardia costera china la que se adelantó al denunciar que un navío filipino había "chocado deliberadamente" de madrugada contra uno de sus barcos.
Pocos minutos después, desde Manila respondieron asegurando que habían sido los buques chinos quienes, mientras realizaban "maniobras ilegales y agresivas", provocaron el impacto contra dos de los barcos de su guardia costera, que resultaron dañados.
Por su parte, la cadena estatal china CCTV emitió un vídeo de 15 segundos que supuestamente muestra a la embarcación filipina chocando contra el lado izquierdo de un barco chino antes de seguir adelante en su travesía.
"El barco filipino hizo un cambio repentino de dirección y causó el choque", reza la información difundida por la televisión de Pekín. "Advertimos enérgicamente a la parte filipina que cese inmediatamente sus infracciones y provocaciones", afirmó un portavoz de la guardia costera del gigante asiático.
"Uno de nuestros barcos sufrió un agujero de 13 cm en su manga derecha después de que maniobras agresivas de un buque de la guardia costera china provocaran una colisión. Un segundo barco fue embestido dos veces por un barco de la guardia costera china unos 15 minutos después y sufrió daños estructurales menores", ha señalado Jonathan Malaya, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Filipinas.
El punto exacto de la última colisión ha sido el banco de arena Sabina, reclamado por ambos países, que se encuentra a 140 kilómetros al oeste de la isla filipina de Palawan y a más de 1.000 kilómetros de la isla china de Hainan.
Guardacostas chinos y filipinos llevan todo el año peleándose por varias islas, arrecifes y bancos de arena en disputa. Por ahora, los enfrentamientos no pasan de enfrentamientos con cañones de agua o leves colisiones de barcos que han dejado en ocasiones algunos marineros heridos. Pero los analistas internacionales advierten que no hay que ignorar las alertas que saltan por estos amagues de un choque militar directo en la región.
En julio, tras varias reuniones entre diplomáticos filipinos y chinos, ambos países firmaron lo que aparentaba ser un crucial acuerdo para detener los enfrentamientos en el Mar de China Meridional. Esto llegaba tras el incidente más grave, ocurrido en junio, cuando buques chinos acorralaron y embistieron a una pequeña embarcación de reabastecimiento de Filipinas, atrapándola con varias cuerdas.
Después, varias lanchas rápidas se aproximaron y los oficiales a bordo asaltaron el barco filipino. Desde Manila denunciaron que, además del "abordaje ilegal", los chinos saquearon siete rifles desmontados almacenados en cajas de armas, destruyeron varios motores, equipos de comunicación y navegación, y robaron los móviles a los marineros filipinos.
La mayoría de los choques de este año protagonizados por buques chinos han sido contra cargueros filipinos que se dirigían al Second Thomas Shoal, un atolón donde se encuentra encallado desde 1999 el Sierra Madre, un viejo buque de guerra que sirve como base flotante para una docena de soldados filipinos y que se ubica a 190 kilómetros de Palawan, dentro de la zona económica exclusiva de Filipinas.
El ejército filipino utiliza el Sierra Madre para defender la soberanía de su país en el Mar de China Meridional, donde China trazó una imaginaria "línea de nueve puntos" para reclamar alrededor del 80% del total de las aguas, incluidos algunos islotes y arrecifes controlados por otros vecinos del Sudeste asiático. Pekín nunca ha aceptado un fallo del Tribunal Internacional de La Haya de 2016 que dicta que esas aguas son un espacio marítimo compartido y los estados costeros deben cooperar tanto en su conservación como en su explotación comercial.