El nuevo primer ministro de Haití llega al país entre el caos y la esperanza

"Esta es la primera vez en varias generaciones que grupos políticos de diferentes tendencias y competidores de larga data acuerdan una personalidad independiente y no partidista para ayudar a reconstruir la democracia". Garry Conille, nuevo primer ministro de Haití, aterrizó el sábado por la noche en Puerto Príncipe precedido por sus propias palabras, convencido de que su nombramiento por el Consejo Presidencial de Transición (CPT), con una mayoría de seis sobre siete, abre una puerta de esperanza para un país que lleva años en las puertas del infierno.

Este tecnócrata de prestigio en el continente, médico de profesión, ha dejado su puesto al frente de la Unicef en América Latina para sumergirse en la constante lucha de poderes políticos capitalinos, algo que conoce de primera mano. Hace 13 años ejerció el mismo cargo durante la presidencia de Michel Martelly, pero tras un año de cohabitación fue obligado a dimitir tras un caso de corrupción que no le permitieron investigar.

Durante la gran tragedia del terremoto de 2010, Conille se convirtió en uno de los principales asesores sobre el terreno de Bill Clinton, enviado especial de Naciones Unidas y hombre clave en el inicio de la reconstrucción.

Conille fue recibido por las autoridades haitianas en el aeropuerto, incluida la alta cúpula policial que cuenta las horas para el desembarco de las tropas africanas prometidas por Naciones Unidas para la lucha contra las bandas de gángsters que han tomado el control del 80% de la capital. El ex director regional de Unicef sucede al interino Michel Boisvert, al frente del país tras la caída de Ariel Henry.

Periodistas cubren el paso de la caravana que transporta al designado primer ministro de Haití.
Periodistas cubren el paso de la caravana que transporta al designado primer ministro de Haití.Orlando BarríaEFE

El polémico ex primer ministro dimitió empujado por el desafío de las bandas violentas, que incrementaron sus acciones en la capital desde febrero para sacarla del poder cuando ya la comunidad internacional, con la Comunidad del Caribe (Caricom) y EEUU, apostaba por el cambio. República Dominicana ni siquiera permitió a Herny aterrizar en su país en su intento fallido de regreso a Haití.

Como si se tratara de un dèjá-vu para Conille, quien ha regresado a Puerto Príncipe cuando la situación humanitaria es muy parecida a la que sufría Haití en su primer mandato tras el gran terremoto: cinco millones de personas, casi la mitad de la población, se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda y 1,6 millones padecen nivel de emergencia.

Conille ha contado con el respaldo de EEUU para convertirse en el hombre fuerte de una transición que debería acabar en 2026 con elecciones generales para elegir presidente y Parlamento. La apuesta de Washington por una personalidad independiente y de mérito técnico forzó a que el CPT dejará las batallas internas en las que está sumido para optar por Conille.

En la sombra quedan así dos políticos fuertes del país y sus ambiciones: el ex candidato presidencial izquierdista Moïse Jean Charles y Claude Joseph, presidente interino de Haití en los días que siguieron al magnicidio de Jovenel Moïse en 2021.