Con su reciente puerta grande en la plaza de Valencia, en los carteles de Madrid y Sevilla, y con las puertas cerradas en su ciudad, El Mene se anunció en la tradicional festival de la localidad zaragozana de Ricla, el festejo que abre la temporada en la comunidad, que se saldó con un aldabonazo rotundo. Un triunfo en el que más allá de los máximos trofeos que cortó a un novillo de Jandilla de vuelta al ruedo, el chaval derrochó sobre la arena una arrolladora personalidad.
Toreó con aplomo, los pies clavados en la arena, la figura erguida, y mando y temple en sus muñecas. Largos los muletazos, ligadas las series, profundos los pases de pecho. Y si a derechas se hizo con el buen Jandilla, con la mano izquierda fue el disloque. Todo muy por abajo, muy para adentro su toreo. Todo sorprendente, nada previsible, como el colofón de tres naturales inmensos de torería con el novillo con la espada en lo alto.
El festival, con la plaza llena en tarde de un viento helador, lo abrió Diego Urdiales que también se llevó los máximos trofeos tras una faena plena de buen toreo y profundidad, especialmente al natural. Una vuelta al ruedo dio Miguel Ángel Perera al emborronar con la espada una faena tenaz, mientras que Talavante, que se gustó y gustó con la zurda, cortó dos orejas.
Otros dos trofeos cosechó Olga Casado, variada y con buen aire con el capote. Con la muleta salió a por todas, sin dejarse ganar la partida por sus compañeros de cartel. Buenas las formas y la actitud, que el público agradeció.