El misterio del agujero más profundo de la Tierra que la URSS selló tras un hallazgo inesperado a los 12.000 metros>

Se trata de una investigación científica que puede abarcar desde el estudio del interior de la Tierra hasta la búsqueda de fuentes de energía inagotables. Para que se hagan una idea de que implica las dimensiones del agujero, los sondeos petrolíferos suelen descender entre 1.000 y 1.600 metros, aunque pueden llegar hasta 2.000. Más de 5.000 metros ya es algo extraordinario. Los 11 kilómetros previstos por el Gobierno de Pekín es una brutalidad que esperan alcanzar en 457 días. Aún así, no es el más profundo que se ha excavado.

El 24 de mayo de 1970, la Unión Soviética comenzó a perforar un pozo en Pechenga, un distrito escasamente poblado ubicado en la región de Múrmansk, en la esquina noroccidental de Rusia. Los trabajos se prolongaron hasta 1989 y alcanzó los 12.262 metros, una profundidad a la que nunca había llegado el hombre antes ni ha vuelto a llegar después. Ni siquiera China se atreverá ahora a descender hasta ahí, a pesar de que la tecnología, la ingeniería y las medidas de seguridad actuales están muchísimo más avanzadas que en la época soviética.

Aquel proyecto fue bautizado como el 'Pozo superprofundo de Kola'. La idea nació en 1962 y la supervisión se le asignó al Consejo Científico Interdepartamental para el estudio de la Tierra. El lugar exacto de la perforación fue elegido en 1965, a 10 kilómetros de la ciudad de Zapolyarny. Lo más sorprendente es que el objetivo inicial que se fijó fueron 15.000 metros. La diferencia entre este y otros pozos profundos es que los demás se hicieron para buscar petróleo o por exploración, mientras que el soviético, también conocido como SG-3, se realizó únicamente para investigar la litosfera.

Un objetivo confuso

El pozo chino servirá para probar máquinas de perforación subterráneas y recopilar datos sobre el interior de la Tierra, según las primeras informaciones, lo que no está tan claro es qué quiere sacar el gigante comunista a largo plazo. El proyecto se enmarca dentro del programa de exploración de la Tierra profunda que ya anunció el presidente Xi Jinping en 2021. El dirigente alegó que había que realizar estudios para identificar recursos energéticos, materias primas y evaluar los riesgos de desastres naturales, como erupciones volcánicas y terremotos.

El presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG), Manuel Regueiro, contaba en ABC a Isabel Miranda que veía más plausible que el proyecto estuviera relacionado con el petróleo o la búsqueda de energía geotérmica. El calor que emana del núcleo de la Tierra es hoy una fuente de energía al alcance de pocos países, como Islandia, que por su actividad volcánica tiene altas temperaturas a niveles casi superficiales del subsuelo. Para el resto, sin embargo, alcanzar los 150 ºC necesarios para mover turbinas eléctricas no es tan fácil.

Para entender el pozo de la URSS hay que ubicar el experimento en los años de la Guerra Fría, tiempos en los que la carrera espacial entre el Kremlin y Estados Unidos se extendió a cualquier marca que se pudiera alcanzar en el campo de la ciencia. En el lo que respecta a explorar las profundidades de la Tierra, ambas potencias comenzarona organizar sus experimentos en la década de 1950, con el objetivo de llegar a la discontinuidad de Mohorovicic, el límite entre la corteza y el manto terrestre.

Cubierta del pozo, abandonado y sellado

El accidente

Estados Unidos tomó la iniciativa en 1958 con el lanzamiento del Proyecto Mohole. Ubicado cerca de la ciudad de Guadalupe, en México, la operación fue llevada a cabo por un equipo de ingenieros que llegó a perforar, a través del lecho del Océano Pacífico, un agujero de una profundidad de más de 180 metros. Los responsables habían considerado que no era viable en tierra, mientras que en mar abierto era más factible, por la sencilla razón de que el manto estaba mucho más cerca del fondo marino. Sin embargo, fue cancelado en 1966 por su alto coste.

Le tocó entonces el turno a la URSS, que se puso manos a la obra en 1970 con los 15.000 metros en el horizonte. Al principio usaron perforadoras Uralmash-4E y, posteriormente, Uralmash-15000. Se abrieron varios pozos partiendo de la rama central, siendo SG-3 el más profundo de todos. A los nueve año de iniciarse los trabajos, el 6 de junio de 1979, se batió el récord de profundidad, que estaba en poder del pozo Bertha Rogers, en el condado de Washita, Estados Unidos, con 9.583 metros.

Cuatro años después, en 1983, se superaron los 12.000 metros de profundidad. En ese momento dejaron de cavar durante un año para que varios especialistas y personal autorizado pudieran visitar aquel fascinante lugar. Lo retomaron en 1984, pero a un ritmo mucho más lento. Sin embargo, el 27 de septiembre de 1985, cuando alcanzaron los 12.066 metros, se produjo un terrible accidente en el que se derrumbó parte del pozo y se rellenaron 5.000 metros de tierra. Aquello fue una gran decepción, porque tendría que perforar de nuevo a partir del nivel de 7.000 metros. De nuevo tuvieron que acelerar y, en 1989, alcanzaron finalmente los 12.262.

15.000 metros

El optimismo de los responsables se disparó. Estaban convencidos de que alcanzarían los 13.500 metros a finales de 1990 y los 15.000, en 1993, pero a medida que el taladro se dirigía hacia el centro de la Tierra y llegó a esa profundidad récord, se produjo un cambio completamente inesperado. Durante los primeros 3.000 metros, las temperaturas dentro del pozo habían aumentado más o menos a lo que los investigadores esperaban. Sin embargo, después de esa profundidad, el nivel de calor se disparó mucho más rápido. Cuando la perforación comenzaba a acercarse al objetivo inicial, el agujero se había calentado a 185 °C, el doble de lo que habían previsto.

Eso no fue todo. Los investigadores, además, descubrieron que la roca a esas profundidades era mucho menos densa de lo que habían imaginado, lo que hacía fluir continuamente una masa de fango e hidrógeno en la que parecía imposible trabajar. Como resultado de esas temperaturas tan altas, el material que el taladro se encontraba a su paso reaccionaba de formas extrañas e impredecibles. Los responsables llegaron a la conclusión de que el equipo no duraría en estas condiciones, por lo que decidieron paralizarlo poco antes de la caída de la URSS y cerrarlo, definitivamente, en 1995. El agujero a día de hoy permanece sellado, sin que nadie haya conseguido superar la marca.

A pesar de ello, los investigadores pudieron aprender algunas cosas fascinantes antes de sellar el 'Pozo superprofundo de Kola'. Por ejemplo, que a unos 6.400 metros de profundidad había fósiles diminutos de plantas marinas. Estos tesoros vegetales estaban completamente intactos por el tiempo que habían pasado encerrados debajo de varios kilómetros de roca. Se cree que tenían más de dos mil millones de años de antigüedad.

Hubo, todavía, un descubrimiento aún más impresionante en los confines más lejanos del agujero. Al medir las ondas sísmicas, los expertos habían predicho previamente que la roca bajo nuestros pies cambia de granito a basalto a unos 3 o 6 kilómetros por debajo de la superficie, pero comprobaron que no era así, al menos en la península de Kola. Solo encontraron granito, incluso en el punto más profundo del pozo. Y, finalmente, descubrieron agua que fluía a varios kilómetros bajo tierra, a profundidades donde nadie predijo que podría existir. Aunque algunas de las teorías más fantasiosas han apuntado a que este descubrimiento es la prueba de las inundaciones bíblicas, se cree que es resultado de una fuerte presión que obliga a los átomos de oxígeno e hidrógeno a salir de la roca y que se quedara atrapada debajo de la superficie.