Resuelven siete siglos después el sangriento asesinato de un cura por encargo

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Un criminólogo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha descubierto nuevas evidencias sobre el sangriento asesinato de un sacerdote, a quien le degollaron a plena luz del día en una concurrida calle de Londres hace casi siete siglos, por encargo de una examante aristócrata y vengativa.

El caso, publicado este viernes en la revista 'Criminal Law Forum', se encuentra entre los cientos catalogados en el proyecto 'Mapas de Asesinatos Medievales' del Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge, una base de datos sobre muertes no naturales en Inglaterra durante el siglo XIV.

Los registros rastreados por el profesor Manuel Eisner sugieren que el asesinato del sacerdote John Ford en 1337, uno de los sucesos más notables, fue un crimen por venganza orquestado por una mujer noble, a la que el arzobispo de Canterbury le impuso severos y vergonzosos castigos y años de penitencia pública después de descubrir que el clérigo era su amante, posiblemente tras una denuncia del propio eclesiástico.

Una carta escrita por el arzobispo cinco años antes acusa a la aristócrata Ela Fitzpayne de adulterio, incluso con el sacerdote John Ford, y exige que realice caminatas descalzas de vergüenza por la Catedral de Salisbury.

Otro registro encontrado por Eisner muestra que, en la época de estas acusaciones, Fitzpayne conspiró con su marido y John Ford para liderar una banda de extorsionadores que asaltaron el priorato de una iglesia, irrumpieron en los edificios y retuvieron ganado para pedir rescate.

Aunque las conexiones explícitas siguen sin estar claras, las evidencias sugieren que John Ford pasó de ser parte de la banda criminal de Ela Fitzpayne y, posiblemente, de su cama, a ser un actor en su denuncia por parte de la iglesia y, años más tarde, una víctima de asesinato, con uno de los asesinos del sacerdote reconocido como el hermano de Ela Fitzpayne y otros dos como sus sirvientes recientes, según señala la Universidad de Cambridge en una nota.

Un juego político

Eisner sospecha que el descarado asesinato de Ford cerca de la Catedral de San Pablo, mientras la multitud se congregaba allí al anochecer, fue quizás una brutal demostración de fuerza: un recordatorio al clero del poder de la nobleza, que Ela Fitzpayne no olvida ni perdona.

Por primera vez, se han publicado copias digitales del informe forense y las cartas juntas en la web de la Universidad de Cambridge, así como un nuevo artículo sobre los 'Mapas de Asesinatos Medievales' y una serie de podcasts donde cada episodio analiza en profundidad un caso individual, incluyendo el de Ford y Fitzpayne.

«Estamos ante un asesinato encargado por una figura destacada de la aristocracia inglesa. Es un asesinato planificado y a sangre fría, perpetrado por un familiar y allegados, lo que sugiere un móvil de venganza», asegura Eisner.

Este investigador añade: «Los intentos de humillar públicamente a Ela Fitzpayne pueden haber sido parte de un juego político, ya que la Iglesia utilizó la moralidad para imponer su autoridad a la nobleza».

«En conjunto, estos registros sugieren una historia de extorsiones, sexo y venganza que expone las tensiones entre la Iglesia y las élites de Inglaterra, culminando en un asesinato al estilo mafioso de un hombre de Dios caído por una banda de sicarios medievales», según Eisner.

Localización del crimen en el 'Mapa de Asesinatos Medievales' Universidad de cambridge

Este profesor dirige el proyecto de 'Mapas de Asesinatos Medievales', un recurso digital que traza escenas de crímenes basándose en traducciones de los registros forenses, principalmente del siglo XIV. El proyecto ha producido mapas de Londres, Oxford y York hasta la fecha. Escritos en latín, registran muertes repentinas o sospechosas investigadas por un jurado de hombres locales convocados por el forense para establecer los hechos y llegar a un veredicto: una piedra angular de la Justicia medieval.

La mayoría de los jurados estaban compuestos por una docena de hombres, algunos de los cuales eran testigos. El del asesinato de Forde contó con 33 hombres, uno de los más altos de todos los asesinatos registrados por el proyecto, y una señal de que el sheriff y el forense lo consideraban un caso de gran repercusión.

La vista gorda del jurado

El jurado registró que John Ford había estado caminando por Cheapside después de vísperas, pero antes del atardecer del viernes 3 de mayo de 1337, cuando un compañero sacerdote, Hasculph Neville, distrajo a Ford con una «conversación agradable».

Al acercarse a la iglesia de San Pablo, otros cuatro hombres, entre ellos Hugh Lovell, hermano de Ela Fitzpayne, atacaron a Forde. Lovell usó una daga de 30 centímetros para degollar a Forde, mientras que otros dos hombres -Hugh Colne y John Strong, quienes hasta hacía poco habían trabajado para los Fitzpayne- apuñalaron al sacerdote en el vientre.

El jurado, que incluía a un fabricante de rosarios y a un sombrerero, identificó a todos los asesinos, pero alegó desconocer su paradero. También señaló que los Fitzpayne mantenían una larga disputa con Forde.

«A pesar de nombrar a los asesinos y tener claro quién es el instigador, el jurado hace la vista gorda cuando se trata de perseguir a los perpetradores», apunta Eisner.

El exsirviente de Fitzpayne, Colne, fue finalmente acusado por el crimen cinco años más tarde, en 1342, y encarcelado en Newgate (el único cargo presentado en el caso).

Foco de homicidios

La zona de Westcheap, donde fue asesinado Forde, fue el foco de homicidios medievales más destacado de Londres, según el último artículo del proyecto de investigación. Hogar de numerosos mercados, tabernas y cervecerías, y de muchos gremios poderosos, como los orfebres y los talabarteros, era un centro de comercio y jolgorio, donde los acontecimientos podían salirse de control.

Los desencadenantes comunes de la violencia en Westcheap incluían peleas entre comerciantes o artesanos y grupales entre aprendices de gremios similares a guerras territoriales entre pandillas.

Mapa de los puntos calientes de homicidios en el Londres medieval Universidad de cambrige

Los registros también muestran que la zona fue escenario de varios asesinatos por venganza premeditados, como el que acabó con John Forde. «Westcheap era un lugar para exhibiciones de justicia cívica, como la picota o el cepo», indica Eisner, quien añade: «Como escenario de rituales públicos de castigo, esto parece haber incluido ejecuciones extrajudiciales».

Cartas del arzobispo

Al investigar el caso Forde, Eisner encontró una carta del arzobispo de Canterbury, Simon Mepham, al obispo de Winchester, enviada en enero de 1332, en la que se afirmaba que Ela Fitzpayne mantuvo relaciones sexuales con «caballeros y otros, solteros y casados, e incluso con clérigos de órdenes sagradas».

El castigo por su conducta incluía la prohibición de llevar oro, perlas o piedras preciosas y el pago de grandes sumas a las órdenes monásticas y donaciones a los pobres.

La penitencia más pública fue caminar descalza por la vergonzosa longitud de la Catedral de Salisbury (la nave más larga de Inglaterra) llevando una vela de cera de casi dos kilos hasta el altar, algo que le dijeron a Fitzpayne que debía hacer cada otoño durante siete años.

La carta indica que Fitzpayne, guiada por un «espíritu de orgullo» y el diablo, se niega y había abandonado a su marido; en abril se envió otra carta en la que se afirmaba que Ela se escondía en Rotherhithe (entonces en la diócesis de Winchester) y estaba excomulgada.

En las misivas solo se nombra a un supuesto amante,John Forde, lo que sugiere su implicación en alertar al arzobispo. En aquel entonces, el sacerdote era el rector de la iglesia de Okeford Fitzpaine, un pueblo en la finca de la familia Fitzpayne en Dorset.

«El arzobispo impuso a Ela una penitencia pública severa y vergonzosa, que ella parece no haber cumplido, pero que podría haber despertado en ella una sed de venganza. Sobre todo porque John Forde parece haber escapado al castigo de la Iglesia», según Eisner.

Asaltantes del priorato

Otro registro, de marzo de 1322, revela que Ela Fitzpayne y John Ford fueron acusados por una Comisión Real. La pareja había asaltado un priorato benedictino el año anterior, junto con el caballero Sir Robert Fitzpayne, esposo de Ela y señor de Stogursey, el castillo cercano. La tripulación destrozó las puertas y los edificios del priorato, taló árboles y robó la cantera, confiscando hasta 18 bueyes, junto con 30 cerdos y unas 200 ovejas y corderos, y llevándolos de vuelta al castillo.

A pesar de su ubicación, el priorato era un puesto avanzado de una abadía francesa. Era una época de creciente animosidad entre Francia e Inglaterra, con el recién coronado rey Eduardo III intentando reclamar el trono francés. En 1337, cuando Forde fue asesinado, comenzaba la Guerra de los Cien Años.

La parroquia de Ford estaba a unos 80 kilómetros de Stogursey. «Ela habría visitado Okeford, y Forde pudo haber pasado un tiempo considerable en el castillo», indica Eisner, quien sugiere que Forde conspiró con los Fitzpayne para aprovechar las tensiones diplomáticas asaltando el priorato.

Es posible que Ford haya confesado su relación con Ela, quizás bajo presión tras la redada. El arzobispo entonces utilizó la difamación sexual como arma para imponer un castigo humillante a una noble de alto rango que desafió la autoridad moral de la Iglesia.

«El estilo de ejecución pública del asesinato de Ford, frente a multitudes a plena luz del día, es similar a los asesinatos políticos que vemos ahora en países como Rusia o México. Está diseñado para recordar quién tiene el control», opina Eisner.

Curiosamente, no hay evidencia de acritud entre Ela y Robert Fitzpayne, barón y primer parlamentario, y segundo esposo de Ela. Robert muere en 1354 aún casado con Ela, quien heredó todas sus propiedades. A juicio de Eisner, fue «una mujer de la Inglaterra del siglo XIV que asaltó prioratos, desafió abiertamente al arzobispo de Canterbury y planeó el asesinato de un sacerdote. Ela Fitzpayne parece haber sido muchas cosas, incluyendo una persona extraordinaria».

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