Azcón: «El centroderecha tiene que trabajar por un bien superior» ante «un Gobierno sin líneas rojas»>

Azcón empezó su discurso lamentando que la semana que se conmemorarán los 45 años de la Constitución Española vaya a ser también la semana en que se inicie la tramitación parlamentaria de la ley de amnistía. Algo que el mandatario aragonés ha definido como «la peor noticia de la historia de nuestra democracia». Se refería Azcón a que el golpe de Estado de 1981, el terrorismo de ETA y el órdago independentista de 2017 han sido graves amenazas, pero que lo fueron «en grado de tentativa». Mientras que el salto cualitativo del momento actual tiene que ver con que, al contrario que en todos esos casos, el Gobierno no trabaja para que «cada uno de los que querían acabar con la Constitución acabarán en la cárcel».

El presidente de Aragón ha criticado la imposibilidad de alcanzar consensos entre los grandes partidos por la decisión del PSOE de «levantar un muro por puro interés partidista». Azcón ha alertado contra la estrategia del Gobierno de consolidar un «estado de opinión pública permanentemente escandalizado» que al final lo que consigue es dar carta de naturaleza a los distintos episodios: «No se puede normalizar lo que es absolutamente anormal», ha dicho tras recordar el relato de la semana pasada con la sucesión de escándalos que asediaron al Gobierno. Ha mencionado el caso de las balizas ilegales desvelado por este periódico que «ponen en riesgo lucha contra el narcotráfico». Y recordando las crisis diplomáticas, el varapalo del Tribunal Supremo a Magdalena Valerio y el del CGPJ al Fiscal General del Estado. «Cualquiera de estas noticias han eclipsado otras extraordinariamente graves. Hay que reaccionar», ha dicho.

Una reacción que debe ser «pacífica y contundente» y que «solo puede ser encabezada por el PP». En este sentido ha defendido la estrategia de Alberto Núñez Feijóo de haber ido a una investidura fallida porque supuso enfrentar la «ética política ante la corrupción política». Y ha celebrado la renovación del Comité de Dirección y los nuevos grupos parlamentarios para hacer un estrecho marcaje a «un Gobierno sin fronteras ni líneas rojas». Y que esa nueva dirección debe constituirse como un «Gobierno en la sombra».

En la semana del aniversario de la Constitución, Azcón ha defendido la necesidad de «renovar el compromiso con la regeneración democrática». Aunque ha dejado claro que en el actual clima de «convulsión» no es partidario abordar una reforma de la Carta Magna. Pero sí de abordar reformas profundas en algunas leyes del bloque constitucional. Se ha quejado amargamente de que los acuerdos suscritos por los partidos para formar Gobierno no se tengan que hacer públicos: «Es inconcebible que no sepamos los acuerdos a los que ha llegado con Bildu», ha dicho en este sentido.

Al término de su discurso ha apelado a la cohesión del centroderecha, que «tiene que saber que trabaja por un bien superior». Una apelación a una relación más sana con Vox y que esté exenta de ruido: «Que nadie en el centroderecha se despiste», ha insistido. Además de «pedirle a la socialdemocracia constitucional que despierte», convencido de que hay cientos de miles o millones de votantes de la socialdemocracia «que creen en la Constitución». Y se ha mostrado seguro de que hay un «hueco innegable» pero que «necesita un líder que levante esa bandera».

Sobre estas dos últimas cuestiones de ha vuelto con más intensidad en el coloquio posterior, moderado por Juan Fernández-Miranda, adjunto al Director de ABC. Respecto a Vox, en primer término ha dejado clara su voluntad de no confrontar: «Es mi socio de Gobierno». Pero sí les ha advertido de que si no hablan del «bien comúnn habrá más españoles que recelen de Vox». Y ha insistido en su mensaje: «no nos despistemos, el centroderecha tiene que pensar en un bien común».

En este sentido ha defendido que los cinco gobiernos autonómicos donde existe un pacto «tienen que demostrar que se gestiona mejor» y que deben servir para «romper el discurso interesado de la izquierda de que se pierden derechos». En este punto ha defendido «sin ningún género de dudas» que Vox no debería presentarse en Galicia. Y ha hablado al respecto poniendo el ejemplo de Teruel en las pasadas elecciones generales. En suma, debe existir una colaboración y cooperación electoral mucho mayor de la que ha habido hasta ahora: «Tiene que haber generosidad. Los votantes del centro derecha tomarán nota si hay decisiones partidistas», ha advertido.

Sobre esa nueva representación de un liderazgo en la socialdemocracia se ha mostrado mucho más pesimista. Ha dicho que no ve «ninguna» posibilidad de que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, pueda liderar ese espacio. Y le ha afeado sus constantes declaraciones distanciándose de Pedro Sánchez que no se traducen en hechos prácticos. Le ha afeado por ejemplo sus últimas palabras diciendo que antes de haber votado la investidura de Pedro Sánchez habría dejado su acta, de haber sido él diputado en el Congreso. «Si hubiera renunciado al escaño que renuncie al carnet», le ha afeado Azcón.

Pese a mostrarse convencido de que existe ese «hueco político» en el espacio de la socialdemocracia, se ha mostrado pesimista respecto a su materialziación. Y en última instancia ha considerado prácticamente imposible que pueda haber entendimiento ahora entre las distintas regiones, independientemente de si son gobernadas por el PP o el PSOE: «Ojalá pero por desgracia creo que no. Por eso digo que tiene que haber una alternativa en el socialismo constitucional, porque no la veo. Es un debate que hemos sufrido mucho con Lambán», ha recordado.

Azcón ha defendido que en su estrategia de oposición el PP tiene que «confrontar y proponer», pero que por supuesto debe tratarse de una oposición dura. Es más, ha llegado a decir que ante el actual Gobierno no existe otra alternativa posible: «Es de real complejidad que no existiera una oposición contundente, probablemente invalidaría a la dirección del PP». Algo que ha vinculado a la figura del mediador internacional: «No podemos perder la capacidad de asombro. Solo que hayamos aceptado el relato del discurso independentista… es para escandalizarnos». Por tanto, ha defendido que «hay motivos para la confrotnación, pero explicando sin crispar».