Ayuso y el delegado del Gobierno chocan por el veto a los ministros de Sánchez en el acto de la Constitución de Madrid

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el delegado del Gobierno en la región, Francisco Martín, han chocado este lunes por el veto a la presencia de los ministros de Pedro Sánchez en el acto de homenaje a la Constitución organizado por el Ejecutivo regional; por el bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por parte del PP; por la desigualdad social en la región; y por el drama de la Cañada Real, donde unas 4.000 personas llevan tres años sin luz. Saltan las chispas, que son el reflejo de cuatro años de choques entre administraciones que quedan resumidos en 20 minutos de intervenciones aparentemente protocolarias pero, en el fondo, llenas de dardos envenenados. Porque este lunes, en la Real Casa de Correos, la Constitución no ha sido motivo de consenso, sino excusa para el enfrentamiento partidista y para los reproches cruzados.
Arranca primero Martín, que tiene un Miura por delante: debe mantener el tono institucional sin dejar de protestar porque Ayuso haya decidido vetar la presencia de cualquier ministro, en represalia por no haber sido invitada a la inauguración del AVE que une León con Oviedo. El delegado habla con tono pausado, como si nada. Sin embargo, la aparente parsimonia esconde una crítica tras otra a Ayuso, a la que interpela personalmente (”presidenta”), y que le escucha, apunta, y cambia el discurso que tiene preparado para introducir la respuesta al delegado.
“Presidenta, son muchos los retos a los que nuestra región debe hacer frente”, dice Martín. “El difícil acceso a la vivienda, o la alta desigualdad económica y social”, enumera. “Miles de personas se encuentran privadas de las condiciones de una vida digna en la Comunidad de Madrid. El caso más extremo es el de la Cañada Real. Es inasumible. No hay excusas para demorar más la firma de los protocolos de realojos, se lo debemos a esas familias”, reclama.
Pero hay más. Mucho más. Martín, que afea “la significativa excepción” de que el CGPJ lleve sin renovarse cinco años por el bloqueo del PP, no se queda en la reclamación de que Ayuso se centre en asuntos de su competencia y abandone los nacionales. “Centrémonos más en coser las brechas reales y menos en abrir nuevas heridas”, pide. “Defender la constitución, y hago mías las palabras del presidente del Gobierno, es no responder al insulto con más insulto; al ruido, con más ruido; y a la bronca con más bronca”, añade después de que Ayuso se haya desgañitado de mitin en mitin contra Sánchez.
“Los madrileños y madrileñas están cansados de polémicas artificiales. Se merecen y esperan que sus instituciones cooperemos sin vetos ni puertas cerradas”, recalca. Y remata: “Presidenta, sabe de mi firme voluntad de recuperar unas relaciones institucionales cordiales y colaborativas. Trabajemos en ello desde hoy mismo y podremos verlo plasmado, ante esta misma audiencia. O, mejor dicho, de nuevo ante una audiencia que vuelva a ser mucho más amplia y diversa”.

Esa referencia a que no se haya invitado a ministros del Gobierno de España no pasa desapercibida para nadie. Y mucho menos para Ayuso, que saca el bolígrafo, tacha del discurso que llevaba preparado, un agradecimiento al diálogo ofrecido por el Delegado, y le contesta.
“Este evento, con un nuevo formato, donde queremos dar participación a los jóvenes, a la sociedad civil y a personas de reconocido prestigio, en una invitación como siempre tan diversa como es el protocolo que les he anunciado, y que espero que otras regiones de España celebren con la presencia de representantes del Gobierno”, comienza. “Mucho más me gustaría que se realizara en otras comunidades autónomas, como el País Vasco o Cataluña”, subraya. E insiste: “Nada me gustaría más”.
Pero tampoco Ayuso se queda ahí. Ella tampoco frena en el choque, pese a que fuentes gubernamentales habían expresado en la antesala de la ceremonia su deseo de parar en seco, recuperar la institucionalidad y devolver la normalidad a las relaciones entre las dos administraciones.
“Atravesamos un momento muy complicado”, dice la presidenta de Madrid sobre el acuerdo alcanzado por el PSOE con independentistas catalanes y nacionalistas vascos para investir a Sánchez presidente. “De nuevo, unas minorías, por conveniencia o ceguera, alimentan el resentimiento y ponen en peligro esta España constitucional de todos”, prosigue. “Y hoy, más que nunca, afirmamos que unos pocos no pueden destruir lo que construimos entre tantos. Lo hacemos amparados en la Ley y en el esfuerzo cotidiano de seguir hacia adelante”, continúa. “A quienes quieren liquidarla, les invitaría a pensar cómo nuestra Constitución ha seguido siendo un instrumento idóneo estos cuarenta y cinco años en los que España y el mundo han cambiado a un ritmo nunca antes conocido”.
Hay, también, una referencia a la ley de amnistía negociada por el PSOE con Junts y ERC, y que ahora debe tramitarse, y, en su caso, aprobarse en el Congreso de los Diputados. “¿Se imaginan un lugar de la Europa avanzada donde redactaran las leyes los que se van a beneficiar de ellas? ¿Dónde los jueces pidieran amparo ante las calumnias de los condenados? ¿Una democracia que fiara su gobierno a quienes han reconocido que volverán a intentar romperla?”, le pregunta a una audiencia entregada. “Yo tampoco”, responde. “Porque, como ha dicho Felipe González, ‘la amnistía no es perdonar, es pedir perdón a los que cometieron los delitos”.
El acto acaba con el público en pie para escuchar el himno de España. La fanfarria, sin embargo, no tapa el ruido de fondo. Aún retumban contra las paredes de granito los ecos del choque entre el Gobierno de Madrid y el de España.
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