El supuesto plan económico de Trump no exento de riesgos
Es cierto que la incertidumbre que generan las declaraciones de Donald Trump pueden alejar a los inversores de Estados Unidos y así debilitar la moneda, pero ¿es realmente eso lo que busca y lo que le interesa a la economía norteamericana? Con una deuda superior a los 34 billones de dólares, el 124% del PIB, más de la mitad en manos de inversores internacionales, lo que le interesa a Estados Unidos ¿es espantar a esos inversores? Permítanme que lo dude.
Donald Trump ganó las elecciones con un compromiso de reducir la inflación, de eliminar burocracia y grasa en la administración, de equilibrar la inversión militar en el mundo, de modo que no sea EE.UU. el 'paganini' de la seguridad mundial. Y quizás haya algunas materias en las que lleve razón. Quizás Europa deba hacerse mayor y empezar a tomar sus propias decisiones y a responsabilizarse de su propia seguridad. Pero no nos engañemos, Estados Unidos también se beneficia de todo estos. Son sus fábricas las que se benefician de que la industria militar europea no esté desarrollada; son sus empresas tecnológicas las que se han expandido y colocado sus productos por Europa... Sinceramente quizás la UE se pasa de frenada en normas y diplomacia, pero entre el todo y la nada hay un largo trecho, y acabar de un plumazo con siglos de buenas relaciones entre ambos continentes me parece un craso error que perjudicará a la UE, pero también a Estados Unidos.
Estamos viendo ya como a Elon Musk su cercanía a Trump y sus ataques a Europa le están costando caro. En el primer mes del año las ventas de Tesla a la UE se desplomaron más del 50%, y en Alemania llegaron al 75%. Es lo que pasa cuando un empresario une su destino al de un político. Aparte de todas las dudas que puedan surgir sobre conflictos de intereses, que son muchas... es que en ningún caso es un buen negocio, porque en un mundo tan polarizado como el actual los detractores del político se pueden convertir también en detractores de los productos que les quieres vender. De hecho, ya estamos viendo cómo en países del Norte de Europa como Dinamarca o Noruega se empieza a propagar entre los consumidores el boicot a los productos norteamericanos. Por ejemplo, en Noruega, algunas cadenas de supermercados han empezado a destacar con un etiquetado especial los productos europeos para incentivar su compra.
No se por tanto si las amenazas arancelarias de Trump y las 'poco diplomáticas' palabras que les dedica a sus socios europeos, servirán para sus fines económicos de depreciar al dólar. Lo que tengo dudas es de que realmente Trump haya medido bien el riesgo del órdago que ha lanzado y sus efectos secundarios. De momento la Reserva Federal ha advertido esta semana de menor crecimiento, más inflación y más desempleo, aunque todavía con una economía americana fuerte. Veremos a ver si todo queda en eso.