El que fue director de comunicación de la Real Federación Española de Fútbol, Pablo García Cuervo, ha cargado contra la jugadora Jennifer Hermoso durante su declaración como testigo en el juicio contra el expresidente Luis Rubiales por delitos de agresión sexual y coacciones que se celebra en la Audiencia Nacional. «Considero que es una persona bastante influenciable y bastante manipulable», ha declarado.
García Cuervo comparecía como testigo por su conocimiento de los hechos, ya que estuvo con la selección en la final del Mundial en Sídney y viajó en el mismo avión que trajo a las jugadoras de vuelta a España, pero también por la gestión que desde comunicación se hizo del parecer de Jenni Hermoso y de la RFEF sobre el beso de Rubiales en el medallero.
Sin embargo, sus contestaciones a las preguntas de la Fiscalía, la defensa de Hermoso -ha llegado a replicar si lo que se le estaba planteando tenía importancia- o la acusación que ejerce la AFE han irritado el magistrado Juan Manuel Fernández-Prieto, que ha acabado llamándole al orden: «Usted viene aquí a declarar. Basta ya de esas contestaciones. Quiero saber las cosas con claridad, no con chulería», le ha espetado.
La internacional declara que no pudo esquivar el beso del expresidente de la RFEF, mientras la exdirectora del fútbol femenino lo señala por una «reprimenda» y la jefa de prensa habla de «encerrona»
En ese momento, García Cuervo venía de replicar que en toda esta historia «es Jennifer Hermoso la que se contradice», cuando no le habían preguntado por ese extremo. Ya al inicio del interrogatorio había dejado claro que la culpaba a ella y al resto de jugadoras de la pérdida de su empleo, pues firmaron un escrito pidiendo ceses a la RFEF y él fue uno de los despedidos.
Ya en el pormenor de su declaración, el ex director de Comunicación ha detallado que tras el beso en la final de Sídney, Rubiales le habló «de la conveniencia de publicar un comunicado con declaraciones de Jennifer Hermoso» justo cuando el equipo se dirigía en autobús al aeropuerto y ella acababa de hablar con la cadena COPE sin dar importancia al suceso.
Es la misma nota que Hermoso asegura que se publicó sin su consentimiento, pues respondió con desdén a la petición de que supervisase esa comunicación dado que recogía expresiones que se le atribuían personalmente y que ella no había redactado.
Ese comunicado, conforme ha señalado García Cuervo, «se elaboró con la supervisión del presidente (Luis Rubiales)». «Antes de verla Hermoso la vio el presidente», ha señalado, en un interrogatorio por momentos bronco de la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez.
Si no hubiese autorizado el comunicado, no habría salido
Ha incidido en todo caso, en que Hermoso lo vio, lo leyó en su propio móvil cuando le instó a bajar del autobús para supervisarlo y autorizó su difusión, porque si bien es cierto que él también notó que ella respondió «con desgana», «si hubiese dicho que no, no se hubiese sacado adelante ese comunicado, claramente».
En cuanto a la urgencia de divulgar esa nota, ha asegurado que «eran los términos normales y habituales que se estaban dando y se evalúan desde el departamento de comunicación». «Como Jenni le estaba quitando hierro en los medios de comunicación queríamos parar esa bola de nieve», ha añadido.
Miguel María García Caba, interrogado como testigo por la Fiscalía ABC
García Cuervo llegaba después de que testificase el ex responsable de Integridad, Miguel María García Caba, quien se ha centrado en el informe que elaboró en menos de 36 horas su departamento sobre el beso de Rubiales sin contar con la declaración de Hermoso, a la que estuvo intentando contactar por teléfono mientras se encontraba de viaje con otras jugadoras en Ibiza y no quería participar.
El informe sin validez de Integridad
«Localizo a Rubén Rivera, que sabía que estaba viajando con la expedición para pedirle si por favor, puedo hablar con Hermoso e informarle de que estamos con este informe por si quiere declarar. No tenía otro contacto en la expedición que el de Rubén. Era la persona que sabía que estaba cerca porque les acompañaba en el viaje», ha explicado. Rivera se sienta en el banquillo acusado de coacciones por la insistencia a la jugadora en aquel viaje en que atendiese a Integridad.
Sobre ese informe, que tal y como ha reconocido, «habría sido rotundamente diferente» si ella hubiese participado, ha subrayado que no tiene ningún valor jurídico ni responde a estándar alguno porque su carácter era interno e instrumental, a fin de decidir a qué departamento de la RFEF correspondía pasar el asunto del beso para que, en su caso, tomase cartas en el asunto.