Vitinha, de faro a la estrella más brillante
El portugués es el eje en torno al que gira todo el juego del PSG. Un centrocampista sin grandes condiciones físicas, pero con una calidad y una visión que le han aupado hasta la élite más absoluta. El hombre clave a la hora de comenzar las posesiones de los galos, encargado de marcar el ritmo pausado o acelerado que dicte cada momento de partido y con capacidad para abarcar todo el terreno de juego. Siempre con la cabeza levantada con la mente a pleno rendimiento en busca de su compañero mejor situado y la calidad para encontrarlo, también como ejecutor de todo el balón parado de los de Luis Enrique. Además del líder en la agobiante presión que ejercen sobre el rival y un buen recuperador. En resumen, el mediocentro ideal.
Antes de adoptar un apodo diminutivo, Vítor Machado Ferreira nacía en Santo Tirso, una ciudad en las afueras de Oporto, hace 25 años. Ya conocido como Vitinha tras su paso por diferentes equipos durante su infancia, ingresó en la cantera de los Dragones con once primaveras. Unas categorías inferiores en las que pasó por todos sus escalones, incluido un doblete -Liga y Champions- como juvenil, antes de debutar con el primer equipo en febrero de 2020. Un estreno al que le sucedieron unos meses entre los mayores y el filial.
Tras ello, Vitinha se marchó cedido a la Premier de la mano del Wolverhampton, gracias a un acuerdo entre ingleses y portugueses que incluía una opción de compra cercana a los 20 millones de euros. El centrocampista no terminó de adaptarse y su rendimiento y oportunidades estuvieron por debajo de lo esperado, lo que provocó que el conjunto británico le devolviera a su futbolista al Oporto al final de temporada. Una decisión de la que apenas tardarían unos meses en arrepentirse, ya que el luso regresó a Do Dragao y a las órdenes de Conceicao se convirtió en el gran faro del equipo de su vida. La gran revelación del año en Portugal que le otorgó el premio de debutar con la selección absoluta.
Su crecimiento no pasó desapercibido y el club más atento fue el PSG, que desembolsó los 40 millones de su cláusula de rescisión en 2022. Un recorrido en el que la llegada de Luis Enrique hace dos temporadas, que coincidió con la salida de Verratti, le brindó las llaves del centro del campo parisino. Una decisión clave que ha llevado al conjunto galo a la primera Copa de Europa de su historia, mantener su aplastante dominio sobre el fútbol francés y estar a dos partidos de inscribir su nombre en la primera edición del renovado Mundial de Clubes. Méritos que invitan a pensar en el portugués como un serio candidato al Balón de Oro. Una elección para la que también resuena con fuerza el nombre de Dembélé. Pero Vitinha, no contento con su temporada, viajó hasta Alemania y se proclamó campeón de la Nations League con Portugal, sumando más metal a su candidatura.
En un fútbol en el que los delanteros y sus goles acostumbran a llevarse casi todos los focos, la calidad y visión de Vitinha acapara todos los elogios. Porque no hay futbolista mejor para explicar el éxito en el qué y en el cómo de los de Luis Enrique que el mediocentro portugués, que no solo amenaza al Madrid, sino también con suceder a Modric y Rodri centrocampistas de oro.