La Final Four de la Euroliga 2024 comenzó con 27 minutos de retraso, con cientos de aficionados aún sin entrar en el Uber Arena y con un parcial de 12-0 del Panathinaikos sobre el Fenerbahçe. El caos es el hilo conductor de esta mágica competición, tanto en la cancha como fuera de ella, y lo acontecido en la capital alemana tardará en ser olvidado.
Tardaron cinco minutos y medio los turcos en sumar su primera canasta de la semifinal, magnífico el movimiento en el poste de Nigel-Hayes, pero sus rivales parecían tener una marcha más, gracias en parte a su supremacía en la grada, verde predominante en las butacas berlinesas. Nunn hacía correr a los helenos, Lessort agrietaba el aro turco y Jasikevicius buscaba de forma desesperada alguna forma de espabilar a sus pupilos.
El partido pasó a un segundo plano porque, a mediados del segundo cuarto, irrumpieron los radicales del Olympiacos y comenzaron a encararse con todo lo que veían. Mucha tensión que incluso llegó a los palcos VIP, pues algunos de sus ocupantes también tenían el improperio por costumbre. Mientras la organización y la seguridad se desbordaban, el Fenerbahçe conseguía recortar la distancia en el electrónico.
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El ya mencionado Nigel-Hayes y el turco Sanli, ambos con pasado azulgrana, eran los artífices de la reacción turca, pero fue una canasta de larga distancia de Dorsey la que dejó al Fenerbahçe a un solo punto de distancia, la mínima de la tarde. Ordenó Ataman a sus chicos que cortasen la sangría con defensa, muy sacrificados los griegos a la hora de proteger su aro, y un triple de Kalaitzakis, que había tenido una participación testimonial hasta el momento, devolvió la calma a los verdes.
Se agotaba el tiempo para los de Jasikevicius y un dos más uno de Nunn convirtió la remontada en casi un imposible. Estaba desfondado el Fenerbahçe, falló muchos tiros de cierta facilidad, y cuando la niebla se disipó tras una tarde de lo más opresiva, el Panathinaikos salió vencedor de la gresca.