«Hacía 50 años que el lince no estaba en Castilla y León», ha recordado el consejero, quien ha destacado que los animales proceden tanto de reservas de cría como de cesiones de Castilla-La Mancha, donde existe una población consolidada. Suárez-Quiñones ha reconocido que la reintroducción conlleva «riesgos conocidos», como atropellos, ahogamientos u otras circunstancias, pero ha insistido en que estos incidentes «se compensarán con nuevas sueltas» hasta lograr que la especie se asiente definitivamente, informa Ical.
El responsable autonómico ha subrayado que el Cerrato palentino reúne las condiciones idóneas para el lince con abundancia de conejo, su presa principal, orografía adecuada y baja presión humana. «Queremos que el lince críe en Castilla y León y vuelva a tener una población estable», ha afirmado, al tiempo que ha resaltado los beneficios del felino para agricultores y cazadores, además de su valor para la biodiversidad.
«Es un felino francamente asombroso, muy atractivo y que no produce más que bienes al territorio», ha concluido Suárez-Quiñones, quien ha reafirmado el compromiso de la Junta con el programa hasta conseguir una población viable y reproductora del lince ibérico en la Comunidad.
Los primeros dos ejemplares, un macho y una hembra, Virgo y Vuelvepiedras, llegaron a Astudillo el 17 de febrero de este año. La hembra fallecía. En una segunda remesa, el 25 de marzo, soltaron otra pareja, Viñegra y Villano, y la tercera entró en el recinto de aclimatación en el monte del Cerrato el 29 de abril. En total, en este tiempo han llegado nueve felinos, de los que han fallecido cuatro, el último, Venadillo, un macho.