La comisaria de la exposición es la también arquitecta Ángela García de Paredes Falla hija del arquitecto, docente de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Medalla de Oro de las Bellas Artes. Confiesa que aunque la arquitectura le viene casi en el ADN, «fue una elección absolutamente libre y tardía. Decidí estudiar Arquitectura el mismo año que empecé la carrera. Me gustaban la Historia del Arte y las Matemáticas y fue una manera de aunar ambas cuestiones».
La exposición muestra en la Fábrica de Artillería de Sevilla más de 400 piezas, entre fotografías, planos, maquetas, cartas o dibujos, recorriendo cuatro décadas de trabajo del que fuera autor del Auditorio Manuel de Falla, en Granada; el Auditorio Nacional de Música, en Madrid, o la Cámara de Comercio e Industria de Córdoba, entre otras.
- ¿Recorriendo la exposición podemos descubrir la obra de su padre?
- Toda la obra es imposible, pero lo más importante es que se puede ver, si no toda la obra, lo que es la esencia, la atmósfera en la que él trabajaba, el entorno cultural en el que estaba y el tipo de arquitectura que hacía, que es lo más importante de transmitir: una manera de hacer arquitectura.
- ¿Qué ha sido lo más complicado de seleccionar de una trayectoria como la de García de Paredes tan extensa?
- Pues lo más complicado, cuando se inició la exposición con el museo ICO de Madrid y el Museo Reina Sofía, fue la catalogación de la documentación que estaba en el Reina Sofía. El trabajo que se fue haciendo en paralelo a la gestación de la exposición, y eso ha sido muy útil y necesario para seleccionar todos los documentos y organizar un archivo del que yo me he estado ocupando los últimos 30 años. Eso sí fue muy complejo.
- José María García de Paredes nació en Sevilla y siempre tuvo una gran vinculación con Andalucía.
- En efecto, por eso ha sido estupendo poder traer la muestra a Sevilla. El no sólo era andaluz, sino que tenía una gran vinculación con Andalucía. Ha requerido trabajo conseguir los préstamos del museo nacional para traer las piezas a Artillería, un espacio, por cierto, que me ha parecido espectacular y donde funciona muy bien la exposición por la amplitud de las salas.
- Su padre pronunció un discurso para el ingreso en la Real Academia de San Fernando titulado 'Paseo por la arquitectura de la música', ¿influenciado tal vez por ser su esposa la sobrina de Manuel de Falla?
- La vinculación primera de mi padre y fundamental en su vida con la música fue mi madre, Isabel de Falla, que fue sobrina y ahijada de Manuel de Falla y su única familia. Falla era gaditano, y mi abuelo Germán, su hermano, que era arquitecto y mucho más joven que el músico, era la única familia de Manuel, y mi madre hija única. Mi padre y mi madre se conocieron en San Fernando, en Cádiz, mi padre estaba haciendo una pequeña obra allí. Esta vinculación al músico era porque mi madre era la depositaria del legado de Manuel de Falla y, juntos, mi padre y mi madre emprendieron la tarea maravillosa de formar un archivo documental único y crear la Fundación Manuel de Falla, porque pensaban que no era un patrimonio personal, que lo era, sino de todos los españoles. Ese fue el germen del Archivo Falla que es hoy uno de los archivos musicales más importantes del mundo.
- Su padre, quizás por esta vinculación a la música, fue el arquitecto español que más espacios escénicos proyectó a lo largo de su carrera.
- Sí, él proyectó varios auditorios, todos extraordinarios, con una musicalidad maravillosa. Son edificios magníficos, implantados con muchísima atención tanto al entorno como a la ciudad donde está proyectado. El origen fue el Auditorio Manuel de Falla, precisamente. En aquel entonces, el Ayuntamiento de Granada decidió construir no sólo un auditorio, sino un centro cultural que alberga hoy día aulas musicales, espacios para el encuentro, el auditorio musical, y donde está depositado el legado de Manuel de Falla. Mi padre para hacer este auditorio recabó la colaboración del mejor ingeniero acústico que había entonces en Europa, Notan Kremer, era el acústico de la Filarmónica de Berlín. Hoy día el Auditorio Manuel de Falla es reconocido, no sólo por la extraordinaria acústica, sino por la implantación absolutamente maravillosa que tiene en el entorno de la Alhambra siendo un edificio contemporáneo. En el Auditorio se aúnan la vinculación de la Alhambra, lo contemporáneo, la cultura y Falla. Se inauguró en 1978 y es el primer auditorio que se construye en España después del Palau de la Música Catalana, que se hizo a primeros del siglo XX.
- Su padre estudió Arquitectura en Madrid, pero también Ciencias Exactas en la Universidad de Sevilla, ¿esa visión del arquitecto formado a lo 'Leonardo da Vinci', existe hoy día?
- Yo creo que tiene que haber. Soy profesora en la Escuela de Arquitectura de Madrid y tengo algún alumno extraordinario. Entonces, en la época de mi padre, la formación del arquitecto era muy dura. Mi padre estudió primero en Sevilla, aunque su familia vivía en Jerez, y luego estudió en Madrid. Era una carrera con una preparación técnica fantástica y también a nivel de dibujo.
- ¿Cree que García de Paredes fue un renovador de la arquitectura española?
- Sí, sin duda. Pertenece a un grupo de arquitectos que en los años 50 del pasado siglo renuevan la arquitectura española construyendo esa primera modernidad que adapta de una manera singular el movimiento moderno en España, siempre con los medios que había entonces en nuestro país, que eran unos medios económicos muy ajustados. Fueron unos años difíciles en los que había restos de una arquitectura más vinculada a la arquitectura monumental propugnada por el régimen, y ellos hacen una arquitectura más vinculada a la contemporaneidad de su tiempo y sobre todo a las personas.
- ¿La arquitectura que hacía su padre tiene algo que ver con la que se hace ahora?
- Yo diría que sí, porque todas aquellas cuestiones que en aquel momento eran un poco extrañas a la arquitectura de aquellos años, como es construir de una manera razonable a los medios que tenían adaptada a los lugares donde tenían que construir, pensando en esos espacios de encuentro para las personas con una responsabilidad social muy grande..., yo creo que eso es algo que comparten ahora también las nuevas generaciones de arquitectos, trabajar en equipo, considerar al arquitecto no como una estrella ni creador único, sino como parte de un equipo que colaboran juntos, como hizo mi padre con otros arquitectos y artistas de su generación.
- ¿Cree que los auditorios son el mejor legado de su padre?
-Quizás el más visible, porque son edificios que se construyeron en los últimos años y también porque han creado una red de espacios musicales que han fomentado la vida musical de nuestro país, y por eso son reconocibles. Pero, sin embargo, hay otro grupo de obras, por ejemplo las iglesias que también están expuestas en la muestra de la fábrica de Artillería, que son importantes. Él hizo una serie de espacios religiosos, uno de ellos en Málaga, el convento e iglesia Stella Maris que es un edificio singular y adelantado a su tiempo. También hizo muchos proyectos de viviendas y en Granada dejó varios edificios extraordinarios.
«La vuelta del Guernica a España no sólo fue un momento precioso para el proyecto de mi padre, sino de la historia de nuestro país»
- Un dato curioso en el trabajo de García de Paredes es que fue el arquitecto encargado de diseñar la urna que trajo a España el 'Guernica' de Picasso desde el MOMA de Nueva York.
- Sí, a él le encargaron la instalación del cuadro cuando llega a España. El MOMA había impuesto unas condiciones muy duras para la exposición del cuadro en España. Por ejemplo, pidió que el cuadro estuviera protegido por una urna antigranadas, no antibalas, sino antigranadas, porque se temía un atentado contra el cuadro, y si no, no permitía que el cuadro regresara a España, accediendo a los deseos de Picasso que quería que el cuadro regresara a nuestro país cuando hubiera democracia. Se instaló en el Casón del Buen Retiro de Madrid y fue un encargo hecho en medio de un secreto absoluto, porque nadie podía saber que volvía el 'Guernica', y menos dónde iba a estar instalado, precisamente para evitar atentados. Mi padre era muy discreto y llevó todo con el mayor sigilo. Yo entonces era estudiante, y le ayudé a dibujar todo, la urna, calcular la estructura... Fue un momento precioso, no sólo de proyecto, sino de la historia de nuestro país.
- ¿El tiempo ha tratado bien la obra de García de Paredes?
- Yo creo que sí, no tanto desde el punto de vista material, pero desde el punto de vista intelectual, absolutamente. Es decir, son edificios que se ven cada día mejor implantados, más adaptados e integrados en los entornos donde están construidos. Sin embargo, hay algunos que precisamente por esa economía de medios o ajuste de materiales, y también porque han sido edificios muy batidos por el tiempo, necesitan una renovación. La arquitectura es como los coches, hay que atenderlos y de vez en cuando tiene que ir al taller.
- En su opinión, ¿la relación de la arquitectura con la sociedad es una relación cordial o hay siempre aristas cuando se hace algo en nuestra ciudad y no nos gusta?
- Yo creo que la relación de la sociedad con los arquitectos se debe intensificar más. Es bueno transmitir que la arquitectura es de una importancia capital en nuestras vidas, y debe ser de primer orden para que podamos estar bien, a gusto en los espacios que habitamos. Ha hecho daño también, años atrás, pensar la arquitectura como objetos estrellas o como edificios creados por un arquitecto estrella, simplemente con la idea de tener un icono, y eso no ha hecho bien a la cantidad de construcción que se ha hecho indiscriminada sobre todo en la costa y el perímetro de la Península. Eso no ha hecho nada bien a la relación de la sociedad con la arquitectura. Ahora es un buen momento para reflexionar sobre cómo podemos transformar todo aquello que se construyó mal y adaptar a las necesidades de hoy, que fundamentalmente es tener una vivienda digna, más que volver a construir. Hoy hay una oportunidad increíble de transformación de todo aquello que se construyó y que existe, y que se puede ahora mismo a través de la arquitectura, devolver esa calidad a la sociedad.