Así lo ha manifestado el médico de Urgencias, Miguel Ángel González Canomanuel, que ha hablado en representación de todo el personal del servicio de Urgencias. «El principal factor que motiva este colapso es el acúmulo constante de pacientes pendientes de ingreso hospitalario sin cama disponible en el servicio de urgencias».
Este lunes se ha batido el récord de pacientes atendidos en Urgencias, con 782 enfermos. «Esto es inasumible para este servicio con la estructura que tenemos y la capacidad que tenemos. De ellos 86 estaban pendientes de ingreso, ocupando espacios que están diseñados solamente para un paciente, ocupando dos, con lo cual hay una falta de intimidad, de humanización y sobre todo también para la atención sanitaria», ha subrayado González. «Tenemos un un equipo completamente infradotado y una preocupante falta de espacios; exigimos a la gerencia que los pacientes que estén pendientes de ingreso se vayan a camas de hospitalización de otros hospitales«, ha denunciado.
Según ha detallado el doctor González Canomanuel, muchos pacientes permanecen durante horas en pasillos pendientes de ser ubicados en un box para ser atendidos, y llegan a ocupar espacios pensados para un solo paciente con dos personas. Otros pacientes esperan incluso días en observación o sillones de tratamiento, esperando una cama disponible en la planta. «Esta situación genera riesgos clínicos evidentes y condiciones asistenciales claramente inadecuadas. El personal de urgencias lleva años alertando de esta realidad y no es puntual ni imprevisible, sino estructural».
Y a las puertas de un nuevo brote epidémico de enfermedades respiratorias, un fenómeno que se repite cada año tras el puente de diciembre y especialmente después de las vacaciones de Navidad, cuando los contagios aumentan, siguen sin una planificación eficaz ni planes de contingencia que se activen de manera inmediata, especialmente los fines de semana, puentes o festivos, donde no existe una respuesta ágil.
«Las medidas se retrasan más de 24 horas cuando el colapso ya es extremo. No es aceptable esperar a superar cifras críticas como más de 80 pacientes pendientes de ingreso para poner en marcha dispositivos que con suerte permiten liberar solo 20 ó 30 camas en 24 horas», ha añadido el portavoz de los trabajadores del servicio de Urgencias, y exige la apertura inmediata y preventiva de todas las unidades reservadas en el Hospital Provincial y Hospital Nacional de Parapléjicos, anticipándose al colapso y no cuando es ya insostenible. «Necesitamos espacios específicos para agilizar las altas hospitalarias permitiendo una mayor rotación de camas y una subida más ágil de ingresos procedentes de urgencias».
También ha pedido planes de contingencias reales y activables sin demoras, especialmente los fines de semana y periodos de alta presión asistencial, la adecuación inmediata de espacios asistenciales garantizando que no se atienda a más pacientes de los que permiten la seguridad, la dignidad y el equipamiento disponible, y contratación de refuerzos suficientes de personal en todos los turnos. «Actualmente se está contratando personal de refuerzo escaso que en ocasiones está cubriendo libranzas, incapacidades o eventualidades de la planilla del servicio de urgencias. El personal de urgencias trabaja sometido a turnos interminables, sobrecarga asistencial sin límite y ausencia total de ratios paciente profesional, entornos deshumanizados y con recursos insuficientes«, ha revelado el doctor González.
«A pesar del agotamiento extremo, se nos sigue pidiendo cubrir turnos extra para sostener un sistema desbordado sin soluciones estructurales ni reconocimientos reales. Nos sentimos abandonados tanto por la dirección y gerencia del hospital como por nuestros representantes sindicales cuya respuesta ha sido hasta ahora insuficiente, alejada de la gravedad del problema», ha dicho el portavoz de los trabajadores de Urgencias, quien ha agregado que esta situación supone «una forma de maltrato laboral institucional que no podemos seguir normalizado».
El equipo de Urgencias ha iniciado y mantendrá movilizaciones públicas «como medida legítima de protesta, no solo en defensa de nuestras condiciones laborales, sino sobre todo en defensa de la seguridad de los pacientes y de una atención sanitaria digna; la urgencia está al límite, callar ya no es una opción, exigimos compromiso, planificación y acción inmediata», ha concluido.